Héctor Navarro: “Nicolás Maduro no es chavista”
A Héctor Navarro lo honra haber sido ministro de Educación y de Energía Eléctrica de Hugo Chávez. Pero sus críticas al presidente Nicolás Maduro le valieron la expulsión del PSUV y muchos insultos. Para Navarro, Gobierno y chavismo ya no son una misma cosa. De hecho, cree que el mandatario adulteró el Plan de la Patria.
Critica que la oposición luchara por las elecciones regionales solo cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) las suspendió. A su juicio, las asumieron como bandera política, no como un asunto de interés. “Esas elecciones, me parecía, eran un tiro al piso. Yo hablé con mis amigos gobernadores hace tres meses, y me decían: ‘Estamos contra la pared, no hay manera de ganar estas elecciones’”.
Denuncia, además, que en Venezuela se está representando una farsa cuyo objetivo es que quienes siempre se han beneficiado de la renta petrolera, lo continúen haciendo junto a la burguesía naciente en el seno del Gobierno nacional. Y el Arco Minero del Orinoco es el nuevo gran negocio.
—¿Cree que el Gobierno nacional negocie con la MUD una consulta popular?
—Es evidente que el Gobierno no quiere medirse en unas elecciones. Desde el 6 de diciembre para acá, se demostró que está contra la pared en materia electoral. Y está en contra la pared porque no se ha hecho política. La designación a dedo de candidatos, la forma en que se manejó el PSUV desde que murió el presidente Chávez generó una crisis en la dirección nacional del partido.
—¿La guerra económica existe, afecta realmente al Gobierno?
—La guerra económica siempre ha existido y no fue menos mala cuando Hugo Chávez. Aquí hubo un paro petrolero que en tres meses le causó a la nación una pérdida de más de 20 mil millones de dólares. Hubo una escasez de gasolina tremenda y uno sabía por qué era. Chávez lo explicó y el pueblo salió a combatir. En este momento estamos pasando por una crisis de combustible y no hay explicación por parte del Gobierno, y uno sabe que es por corrupción en la empresa petrolera.
—¿Hay una salida pacífica a la crisis?
—Tenemos que buscarla. Esta crisis es grave, pero tiene respuestas: una está en la corrupción administrativa. Edmée Betancourt, exministra de Finanzas, dijo en 2013 que habían desaparecido 22.500 millones de dólares de Cadivi en 2012. ¿Ha habido respuesta formal? No. En diciembre de 2013 el presidente Maduro dijo que se habían robado entre 20 mil y 60 mil millones de dólares. ¿Y qué ha pasado? El ministro (de Comercio Exterior) Jesús Farías declaró que se habían fugado 300 mil millones de dólares. Total, unos 400 mil millones de dólares. Eso es mayor que la deuda externa del Tercer Mundo. Esos capitales hay que repatriarlos.
—¿Es el diálogo la única salida?
—Pareciera que hay gente, en la derecha, que está en el Gobierno y la derecha que está en la oposición, interesada en meterle un palo a la carreta para que se rompa la rueda. Eso es un tema político que tienen que resolver ellos. En la mesa de negociación no se van a resolver los problemas graves del país, como el de la corrupción, porque no hay interés entre unos y otros. El diálogo debe servir para que se pongan de acuerdo en moderar el lenguaje, en tomar acciones que propicien que no haya una guerra.
—¿Por ejemplo?
—El revocatorio había que hacerlo. Ya habían dicho que no podía ser en 2016 sino en 2017. Bueno, que se haga en 2017 y se ponga a funcionar la Constitución. A Hugo Chávez le metieron un referendo revocatorio y había mucha gente asustada en el partido. Pero Chávez dio un paso al frente, usando la política. Y después de eso vino la calma. Ahora no hay revocatorio, se posponen las regionales. No puede ser que se use un lenguaje que corresponde a la barbarie. Hay que ver lo que le gustaría a los traficantes de armas, que están en Venezuela y le venden armas al Gobierno, que ocurra una situación como la de Siria.
—Escasean la comida y Freddy Bernal dice que los CLAP no alcanzan para todos, pero Maduro los presentó como solución a la escasez.
—Yo creo que no existe un gobierno. Existen muchos grupos que tienen espacios de poder. El sector militar tiene un espacio importantísimo. Los sectores económicos también. Es delicado que haya dos versiones completamente distintas de la misma situación.
—¿Es sano para Venezuela que los militares acumulen tantas competencias?
—Yo tengo un altísimo concepto de la Fuerza Armada. Mi padre era militar, mi suegro y mi cuñado también. Respeto el profesionalismo de sus oficiales. No significa eso que ellos sirvan para todo. Ellos están formados profesionalmente para desempeñarse en un campo de acción fundamental: la defensa. Entonces los están poniendo de administradores, gerentes. Eso produce gravísimas distorsiones que al final uno no sabe a dónde puedan conducir. Cada vez hay más control por parte de la FANB en toda la vida del país.
—Es una cuestión de competencias entonces.
—Si a mí me dijeran: “¿tú quieres administrar un hospital?” Yo tendría que decir “no puedo”. Yo soy ingeniero electricista y ocupé cargos en los que sabía de lo que estaba hablando, he sido educador toda mi vida. En cualquier cargo ahora hay un militar. Eso es inconveniente. Tengo amigos en la FANB y algunos manifiestan su descontento porque aspiran desarrollarse profesionalmente como militares.
—La aplicación de la Carta Democrática Interamericana, ¿injerencismo o necesidad?
—Yo no creo que sea necesario aplicarla en Venezuela. La historia nos dice que estos mecanismos internacionales siempre traen muerte y desolación. Haití todavía está siendo sometida a una intervención humanitaria. Los problemas de los venezolanos tenemos que resolverlos los venezolanos.
—Hay quienes lo catalogan de “traidor” por criticar a Maduro.
—En mi historia política siempre estuve contra las cuerdas. Vengo de la izquierda de toda la vida. Me tocó una etapa importante con Hugo Chávez. A mí no me preocupa ser criticado por algunos. Uno debe tener su verdad, yo no estoy haciendo concesiones a la derecha. Más bien creo que quien está haciendo concesiones gravísimas a la derecha, es el gobierno de Nicolás Maduro. Entre otras, el Arco Minero del Orinoco.
—¿Cómo se concilia ser chavista y no apoyar a Maduro?
—Es que creo que Nicolás Maduro no es chavista. Ese es el punto. Los resultados electorales del 6 de diciembre deberían ser un indicador.
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