Cuotas de salvajismo
Las nuestras, creo, después de lo vivido en el Estado Bolívar, han quedado cubiertas.
Un estado prácticamente arrasado. El presidente de Fedecámaras en el estado Bolívar, Fernando Cepeda, indicó que alrededor de 450 negocios fueron destruidos en esa entidad. Expertos afirman que las pérdidas superan a las del Caracazo.
A través de mis redes sociales lo que recibía era el llamado urgente de comerciantes y ciudadanos decentes que temían por lo que pudiera pasar, gente asustada porque nadie les garantizaba la seguridad y la de los suyos. Temor profundo. Miedo y desprotección.
La Conferencia Episcopal Venezolana, la iglesia, habló. “El Gobierno ha llevado a cabo medidas terribles y precipitadas que perjudican a todos, sin tener en cuenta que son servidores de un pueblo que de verdad está sufriendo el menosprecio de todos los dirigentes políticos. Por otra parte, salvo algunos dirigentes individuales, la oposición tardó mucho en pronunciarse colectivamente al respecto”. “A nuestra gente, en particular los más pobres y excluidos, queremos hacerles sentir nuestra cercanía. Para ello, les invitamos a ser protagonistas de su propio desarrollo. El sujeto social –es decir, el pueblo- es el verdadero protagonista de la democracia. Sin acudir a la violencia, deben manifestar pacíficamente su descontento así como exigir el derecho de ser escuchados y atendidos”, dice parte del comunicado.
¿Qué pasó? El diputado Américo De Grazia aseguró que el llamado «billetazo» de Nicolás Maduro, su decisión de retirar los billetes de 100 bolívares sin que hubieran llegado los nuevos, provocó el estallido social en ocho ciudades del estado: Ciudad Bolívar, el Callao, Ciudad Piar, La Paragua, Tumeremo, Guasipati, Santa Elena de Uairén y Tocomita. De Grazia hizo serias acusaciones contra el Gobernador de la entidad Francisco Rangel Gómez.
La República Popular de China pidió a Caracas protección para sus nacionales durante los saqueos, ya que muchos de sus comercios se vieron afectados.
Entiendo la cólera y la ira. Entiendo que el interior del país esté peor que Caracas, pero lo que no puedo entender es el salvajismo. Romper santamarías, arrasar negocios completos, arruinar al que no tiene culpa. Todos sabemos dónde están los lugares para ir a protestar. Todos sabemos quiénes son los culpables. No son los negocios precisamente. Es la historia del “vivo pendejo”, saqueamos, robamos ahora y luego ¿qué?
Me dicen los bolivarenses, que no fueron los ciudadanos, sino delincuentes. Y sin duda alguna son delincuentes robando lo que no les pertenece, pero también está aquel, que creyendo que se las sabe todas, va en contra del más débil.
El gran culpable es el sistema. Uno no se explica cómo no se pudo contener la situación con diligencia. Cómo se toman estas medidas, para mí, nada improvisadas de la noche a la mañana, para poner en jaque a todo un país. Repito. Nada es improvisado. Aquí todo está muy bien estudiado. El caos forma parte de la sobrevivencia del sistema y ese debe cambiar. La fuerza de los hechos hará quela realidad de este país cambie.
Pero, sin temor a equivocarme, nosotros los ciudadanos también debemos cambiar. El hurto, el destrozo, el escamoteo, no tienen razón de ser en una sociedad que, trata de levantarse de estos duros años de aprendizaje, o será que ¿no hemos aprendido la lección? Me niego a pensarlo.
Cierro. Queda mucho por hacer. Estas cuotas de salvajismo no pueden volver a aparecer. No, en esta nueva Venezuela que todos queremos ver florecer, de una buena vez.
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