Paranoia económica
En Venezuela desde que llegó Nicolás Maduro a la presidencia de la República no ha habido progreso económico. Es cierto que la oposición en algunos de sus líderes nunca lo han respetado ni le han dado tregua en su período. También es cierto que el precio del petróleo cayó de USD 100 / barril a USD 23 por unos meses. No obstante el Presidente ha perdido más popularidad de lo que pudiera haber perdido y se ha convertido en minoría innecesariamente o pudiendo evitarlo. Si el presidente Maduro hubiese tomado medidas distintas para enfrentar la crisis de la bajada de los precios del petróleo, otra sería su perspectiva electoral para el 2018. Si el Presidente hubiese liberado el tipo de cambio, nombrado gerentes competentes en las empresas del Estado que reportan fuertes estados financieros, mantenido la producción petrolera, Venezuela hubiese rebotado económicamente en lugar de hundir su PIB en más de un tercio. Con libertad cambiaria y las exportaciones no tradicionales de un sector privado vigoroso se hubiese hoy dinamizado la economía. Un sector privado fuerte y empresas del Estado bien manejadas exportando hubiesen creado fuentes de empleos continuos y Venezuela se hubiese alejado de la economía de privilegios de los amos del valle. Un manejo del gasto fiscal con licitaciones además hubiese aumentado la infraestructura, disminuido las tasas de interés y aumentado el crédito a largo plazo. La clase media hubiese aumentado y el urbanismo y la agricultura junto al turismo aflorado, si el gobierno además hubiese actuado sobre la inseguridad y el crimen y sido eficiente en las misiones.
El informe de la Fiscal General de la República la semana pasada da testimonio de que en Venezuela el crimen y el delito imperan sin freno en el país. Cómo producir en medio de tantos delincuentes. El hecho de que el BCV no provea los informes sobre inflación y el PIB hacen ver que en Venezuela bajo el gobierno del presidente Maduro ha ocurrido en un colapso económico indescriptible. Y también dicen estos informes que las medidas en el orden económico y social no han sido las correctas. Esta tensión producida por medidas económicas y de seguridad ciudadana incorrectas ha aumentado el descontento. Haber entregado todas las importaciones de alimento y medicinas a unos cuantos amigos militares y empaquetar esas importaciones con sobreprecio en unas bolsitas a repartir a la gente de menos recursos, mientras 30 millones de venezolanos quedan amarrados en sus iniciativas entre la burocracia, los controles de precios y de cambio, es realmente una medida patética y vergonzosa. Se les compromete su supervivencia en la vejez. Promover las exportaciones no tradicionales sólo por la vía de las empresas del Estado que además están manejadas muy ineficientemente y sin reportar sus estados financieros es un acto suicida.
Los adecos y copeyanos pifiaban pero dejaban comer y dejaban producir. Tratar de amarrar los brazos productivos de un país de grandes universitarios, profesionales, emprendedores, maestros, y haberles declarado una guerra a sus iniciativas productivas para obligarlos a vivir de las bolsitas que importan los amigos militares es algo demasiado grave que atrofia a la sociedad. Es un atentado contra el desarrollo humano. Y si además encarcelan a quienes protestan y posponen elecciones de gobernadores y alcaldes jugando al desgaste de los que claman un nuevo orden económico, la situación se vuelve cruel y electoralmente suicida para el Presidente. Putin, Ortega, Morales, Correa y el grupo de presidentes con quienes el gobierno congenia todos incentivan la libertad económica. No ponen en riesgo extremo el desarrollo productivo de sus ciudadanos con controles paranoicos.
Los parlamentarios del oficialismo, los ministros, todos los que acompañan al presidente Maduro debieran promover cambios en las políticas económicas que han causado hambrunas en todos los países, en lugar de defender lo indefendible. Deben alejarse de la diatriba improductiva y primitiva de descalificar al oponente y tomar medidas que eviten atrofiar el futuro de sus propios hijos inmersos en una sociedad sometida a la miseria. Es hora de reflexionar y producir cambios.
@alejandrojsucre
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