Juventud manifiesta
La juventud venezolana ha sabido obtener en cada una de sus manifestaciones pacíficas una victoria más y una vergüenza menos
El movimiento estudiantil latinoamericano es prácticamente irrepetible. Si hay algo propio en su cultura y hacer político-social es esa reiterada disposición de colocarse a la cabeza de los cambios políticos asumiendo riesgos supremos. En el mundo los jóvenes reúnen un gran potencial de cambio, pero en pocas partes con el tipo de protagonismo iberoamericano. Un conjunto de hechos lo explican con rigor, pudiéramos decir, científico. Toleran, incluso, datas precisas. 1918, por ejemplo, año de la Reforma Universitaria.
Ortega y Gasset, Eugenio D¨Ors, Jiménez de Asúa, algunos más tarde expulsados de la España franquista, estuvieron en América Hispana poco después de la histórica reforma universitaria iniciada en Córdoba en 1918 y propagada por el hemisferio como azogue encendido. Fue un sacudimiento profundo, extendido al área política y cultural con una fuerza renovadora indetenible, de la cual emanó el liderazgo para la modernización regional. Los mencionados pensadores españoles estuvieron entre los primeros en sostener que en esta parte del mundo la juventud y la clase media intelectual eran la vanguardia del cambio, y ya no el proletariado del dogma marxista.
No sé si fueron demasiado enfáticos, aunque D¨Ors fue el supremo crítico de la verbosidad romántica, injustamente atribuida a los pueblos caribeños. Pero el caso venezolano fue, con el tiempo, el más interesante. La Reforma Universitaria no prendió inmediatamente en su territorio, debido al silencio dictatorial impuesto por JVGómez. No obstante supo descontar distancia y brillar en 1928, 1936, 1958 y ahora, en las alturas inalcanzables de 2016 y 2017. Los jóvenes están otra vez en la primera línea. No están solos. La conjunción de fuerzas de cambio es tan vasta que parece condenada a vencer. Las mujeres han hecho prodigios, los artistas, los deportistas; cada día aparecen novedades: en las FANB, en Instituciones fundamentales como el MP, en el Polo Patriótico, en el PSUV. La MUD y la AN honran su lúcida condición dirigente al asumir físicamente los riesgos. El gobierno no renuncia al juego político. Por inercia o temor a la respuesta de un mundo pendiente de Venezuela como jamás en el pasado, sigue tratando de cubrirse con vestiduras constitucionales, que no le van. La falacia constituyente fue tempranamente descubierta, de modo que tiende a volverse contra sus autores.
Les queda la represión extrema. A falta de votos su última ratio son las balas, las bombas, la militarización de la justicia (acentuada por la equilibrada posición adoptada valientemente por el Ministerio Público) En fin, las bayonetas, Pero valga el sabio consejo de Talleyrand a Bonaparte
- Sire, las bayonetas sirven para muchas cosas menos para sentarse sobre ellas.
Diré por último, en homenaje a la juventud venezolana que en pocos días de una ya larga lucha junto a toda la resistencia civil, con saldo de 44 muertos por la metralla del poder, cientos de heridos y más de mil presos, ha sabido obtener en cada una de sus manifestaciones pacíficas una victoria más y una vergüenza menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario