Familias reducen porciones de comida por escasez y altos precios
Consumidores afirman que el sueldo no les alcanza, por lo que se han visto obligados a limitar la compra de carne de res y pollo
“Restringimos el consumo de productos de charcutería y redujimos las porciones de alimentos porque el dinero no alcanza, incluso achicamos el tamaño de la arepa. El pollo lo picamos en pedazos pequeños para rendirlo y estiramos el kilo de arroz”, lamentó un consumidor.
La cantidad diaria de comidas de algunas familias se ha reducido por la escasez y los altos precios de los productos. El almuerzo lo mantienen, pero eliminan el desayuno o la cena del menú del día. “En mi hogar somos ocho personas, por lo que tuvimos que eliminar el desayuno, así que almorzamos entre las 10:00 am y las 11:00 am y cenamos entre las 6:00 pm y las 7:00 pm”, afirmó un trabajador de una distribuidora de embutidos. Dijo que destina 100.000 bolívares semanales para comprar alimentos, por lo que busca otros ingresos mediante la venta de café, pan dulce, helados de teta y cigarros, en su casa, porque los 60.000 bolívares que gana como conductor no le alcanzan.
Una consumidora se alarmó por los altos precios de la carne de res y pollo que estaban en el refrigerador de un supermercado en el este de Caracas. Algunas tenían como fecha de vencimiento el 24 de junio. Ciertos cortes nacionales superaban los 10.000 bolívares: el kilo de la punta trasera preparada estaba en 19.184 bolívares, la carne picada para guisar en 11.466 bolívares y el kilo de filet de pechuga de pollo en 10.666 bolívares.
“Todo está carísimo. Ya no compro carne para mí, sino para mi hija. He tenido que reducir el número de comidas en el hogar”, expresó la consumidora.
Los precios de las pastas importadas en los supermercados se ubicaban entre 3.599 bolívares y 6.100 bolívares. El aceite de soya importado de Brasil estaba en 12.602 bolívares, mientras que el de oliva, traído de Portugal, en 14.577 bolívares.
Una trabajadora de un supermercado afirmó que pueden pasar semanas sin que lleguen productos regulados. “Después de dos semanas, llegó harina precocida de maíz. Los alimentos importados llegan siempre”, dijo. En ese comercio el kilo de la harina de trigo importada de Brasil cuesta 9.750, precio que despertó asombro en todos los compradores que se acercaron con la esperanza de comprar el producto.
Otros consumidores idean maneras de sobrevivir a la escasez y los altos precios. “He tenido que buscar alternativas; a veces intercambio algún producto por otro y otras veces compro alimentos a mis conocidos que reciben los CLAP”, dijo una señora mientras recorría los pasillos del supermercado. También busca ahorrar: el pollo lo consigue más barato en la autopista Petare-Guarenas y el queso lo compra a un precio más económico en pequeños mercados.
Con la canasta alimentaria en 990.918,92 bolívares, los venezolanos no pueden satisfacer apropiadamente sus hogares por el limitado ingreso que tienen. “Tengo que conseguir otros trabajos los fines de semana, porque el sueldo mínimo que gano no alcanza para mantener a mis tres niños”, dijo un consumidor.
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