La constituyente de Maduro acabó con Chávez
La mayoría de los venezolanos y venezolanas, no saben ni conocen el texto y su aplicación de la Constitución Nacional, mucho menos una Constituyente llena de todos los vicios jurídicos posibles, ilegal y antidemocrática
El brutal y despiadado despotismo de la dictadura, y la horrible represión militar contra la oposición venezolana, implantada en todas partes, son los peores enemigos del pueblo que ya no dejará de protestar en todo el país, pidiendo respeto a la Constitución Nacional, la libertad y la democracia. Arremeter con furia y salvajismo contra cualquier ciudadano que disienta del régimen, es una confabulación, por cuanto la boliburguesía chavista-madurista, considera indiscutible que el embrutecimiento y la ignorancia son condición indispensable para mantenerlos a ellos en el poder.
La mayoría de los venezolanos y venezolanas, no saben ni conocen el texto y su aplicación de la Constitución Nacional, mucho menos una Constituyente llena de todos los vicios jurídicos posibles, ilegal y antidemocrática que vulnera los principios más elementales del Estado de Derecho. Esta es una vulgar estafa pública a la soberanía popular para consolidar su dictadura, cerrando todo proceso electoral donde el pueblo sea los protagonistas de todos los actos de participación ciudadana.
La Constituyente de Maduro, voceada hasta la afonía por la dictadura, y que a la fuerza quiere ser impuesta sin consulta previa al pueblo; tiene oculta entre sus partes, la eliminación de los poderes públicos, la Asamblea Nacional, las alcaldías y gobernaciones, la propiedad privada en todos sus géneros de inversión, la educación bajo más control del Estado, la autonomía de las universidades, sindicatos y colegios gremiales, los medios de comunicación no afectos a la dictadura; este tortuoso fraude político, tiene mucha semejanza con la dictadura de los Castros en Cuba, de donde vienen todas las malas recomendaciones para su aplicación en Venezuela.
En lo más profundo del chavismo sienten que esta dictadura, manoseada a su antojo por el actual presidente, nada tiene que ver con la Constitución del comandante eterno, quiérase o no votada y aprobada por el pueblo. Esta constituyente del madurismo, le sirve de una vez, para acabar con el chavismo y su honrados hombres, dirigentes al lado del pueblo y su “revolución”, como una necesidad histórica; ahora sus sentimientos, deseos y aspiraciones, se ven amarrados por un desgobierno donde la corrupción política acabó con aquel “proyecto” que diseñara el eterno para actuar, luchar, construir y defender su sueños. Es, a no dudarlo, una traición al Comandante Chávez y a la “mejor Constitución del mundo”.
Los encuentros con la realidad se pueden notar en la gente anda abrumada por las preocupaciones cotidianas, en los zigzagueos de la vida, en su denodada lucha por su existencia; frente a esto, no dejan de confiar, de bregar, de soñar. Por eso las protestas contra la dictadura, arrimados a sus líderes con palabras de ánimo inspirados con ejemplos de moral, de valentía y amor, por la libertad, la democracia y la paz. Los caídos en esta encomiable lucha, permanecerán en el recuerdo y el corazón de todos los venezolanos para cuando llegue la hora de penalizar semejante barbarismo criminal y político.
Lamentablemente a los jóvenes le truncaron su futuro, fueron 18 años perdidos en un mar de confusiones ideológicas; desengañados de la realidad, horrorizados por la hipocresía de un “socialismo” de la nada, una “revolución” sin esperanza y una boliburguesía chabacana, ladrona; casi perdida la fe en su autenticidad, salen a la calle para apoyar al pueblo y apoyarse así mismo en sus justos reclamos por tantas mentiras y falsedades.
Ese otro cuento de una constituyente comunal, porque la actual Constitución Nacional no les sirve, no se lo creen ni los prostituidos chulos del viejo cabaret, que si saben cómo se baten esos términos, cuando en una noche de lujuria caen en cuenta que los honorarios signados no les sirven para llevar la comida y medicinas a la casa. Vean lo que van a hacer con su prostituyente como ya se conoce la palabreja en el parlamento vecinal.
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