La resistencia este sábado fue en Montalbán
Los manifestantes se concentraron en el Centro Comercial La Villa, pero en la salida encontraron a la Guardia Nacional que les impedía el paso
Caracas.- Montalbán, único punto de concentración para la movilización de este sábado en la ciudad capital, recibió desde temprano a los manifestantes que llegaban para la “Marcha de las ollas vacías” que partió a mediodía buscando llegar a El Valle. Era la primera movilización convocada por la oposición que recorría únicamente el oeste de Caracas.
Partieron, muchos con sus ollas en la mano, caceroleando y gritando consignas como “¡Queremos comida, no constituyente!”, y enarbolando banderas. Pero unas cuadras más adelante la marcha era interrumpida por 4 tanquetas tipo murciélago de la Guardia Naciona (GN) que desplegaban una amplia pared en todo el medio de la avenida. Pero la guardia llegó tarde y las paredes todavía no estaban bien posicionadas, lo que le permitió a algunos dirigentes pasar e invitar a los manifestantes a hacer lo mismo.
Mientras la guardia se terminaba de acomodar, algunos aprovecharon para pasar y mientras esto pasaba más premura tenía la guardia que terminó lanzando un par de bombas lacrimógenas para detener el avance de los manifestantes. Desde entonces comenzó la represión.
El grupo que logró pasar no se intimidó por el resto de las tanquetas que había del otro lado y continuó su avance. Llegaron a la avenida Páez, todavía con sus ollas, topándose con otros manifestantes que esperaban por la marcha o con vecinos de la zona que aplaudían y lanzaban voces de alegría a los que marchaban. Entre ellos, un hombre que sonreía sin decir nada. Bajito, moreno, flaco, joven y sonriente, con gafas oscuras y un largo bastón plateado, escuchaba las cacerolas y las consignas sin poder ver la marcha, pero entendiendo según lo que escuchaba que el momento era feliz.
Marcharon por la avenida hasta que se desviaron por la autopista para evitar la confrontación con un piquete de la GN que los esperaba. Salieron por el distribuidor La Araña y siguieron, estaban “conquistando el oeste”, decían. No llegaron lejos, sin embargo. Otros funcionarios de la guardia salieron desde atrás, en motos, disparando bombas hacia adelante y dispersaron a los manifestantes que pasaron por debajo de una cerca y terminaron en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel) y de allí salieron de nuevo a la Páez. Allí ya los esperaban más guardias en motos que desde entonces cruzaron una y otra vez la avenida lanzando bombas lacrimógenas a todo manifestante que veían.
Algunos de ahí se fueron a su casa, pero otros volvieron a Montalbán, en donde predominaban las barricadas. Mientras caminaban, juntos, Rodolfo Piña, vendedor de pepitos, echa su cuento: “Estaba ahí parado y la guardia me tumbó el carrito con una bomba. Luego vinieron y me pisaron toda la mercancía y agarraron a mi amigo”. Contó que a su amigo, quien también vende chucherías, lo golpearon y lo montaron en uno de los camiones de la guardia. Nada sabe de él después de eso, y remató viendo con tristeza los pocos pepitos que le quedaron: “Con esto es que yo sobrevivo”.
Los manifestantes que regresaron a Montalbán se encontraron con una serie de barricadas en la vía y con un grupo de manifestantes que resistían los embates de los funcionarios. La confrontación fue una constante durante unas horas más: piedras y bombas lacrimógenas, perdigones. Luego simplemente fue correr, pues la guardia llegaba de todos los lados lanzando bombas a Raquel y todo aquel.
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