ANC: una lápida para el régimen
No hay espacio para la desesperanza, tenemos la razón y más del 80% de respaldo. A arrancarles las gobernaciones, hay que votar, si el gobierno se atreve
La anc es quizá el peor error político que haya cometido el chavismo desde que tomó el poder. Su convocatoria, violando la Constitución Nacional, y la elección de sus integrantes a través de un proceso fraudulento, convirtió esa viveza caribeña en fuente de absoluta ilegitimidad. Salvo las excepciones previsibles, la comunidad internacional va dejando claro que no aceptará ninguna decisión emanada de tan espuria criatura.
Luego de las últimas maniobras del golpe de estado continuado, ejecutadas por el tsj, las sentencias 155 y 156, que produjeron el pronunciamiento de la Fiscal General de la República, Luisa Ortega denunciando la “ruptura del hilo constitucional”, se desató un proceso de luchas en el país en defensa de la Asamblea Nacional, de la Constitución y de los derechos ciudadanos, que fueron reprimidos salvajemente con un saldo de 120 personas asesinadas, miles de heridos, y cientos de presos y torturados. Estos hechos debieron ser suficientes para que la fuerza armada nacional asumiera sus deberes constitucionales y exigiera al régimen el acatamiento de la carta magna, en vez de apoyar los desmanes del momento y los posteriores.
Frente al repudio nacional, habiendo enterrado con anterioridad el referendo revocatorio y evitando en sus lapsos de ley la celebración de la elección de gobernadores, Maduro y su combo creyeron comérsela inventando una tal constituyente, importándoles poco que el difunto Chávez considerara la vigente Constitución como la mejor del mundo, y que, según sus palabras, no requiriera modificación ni siquiera de una coma. A un mes de consumado el fraude, resulta evidente que lejos de intentar solucionar los problemas del país, esa especie de aquelarre de odio, solo tiene planteado atornillarse en el poder y arramblar con todo lo que parezca disidencia. Desafortunadamente para ellos, la época en que en esta América se podía imponer impunemente una dictadura, ya pasó.
El mundo tiene hoy, ¡por fin! una visión bastante exacta del gobierno. Sabe que su proceder es delictivo, violatorio de la Constitución y leyes de la República, y reconocen la legitimidad de las luchas por el rescate de la democracia y el país, adelantadas por la Asamblea Nacional, los partidos políticos y la sociedad civil. Leí recientemente un artículo en que su autora resaltaba “las tres máximas de la inteligencia cubana”, 1) Crear el terror físico y sicológico, 2) Difundir mentiras sistemáticas sobre sus intenciones y las de sus adversarios, y 3) Utilizar la fuerza bruta contra los discrepantes. Es el modelo que copia el régimen, orientado a convencer al ciudadano de su derrota y de la imposibilidad de hacer algo para cambiarlo.
El éxito de esa política es su garantía de perpetuidad. Pero basta caminar las calles del país para ver la vergüenza de una realidad inaceptable, hay hambre, pobreza que alcanza al 82% de los hogares, una miseria inconcebible en un país que recibió durante estos 18 años más dólares que todo lo que ingresó en el siglo XX.
Los precios impagables de la comida y las medicinas, cuando se consiguen, la tragedia de los servicios públicos de salud, transporte, agua etc., no los puede resolver una anc fanática, sin legitimidad alguna y sin ninguna intención de cambiar el desmadre reinante. Lo que grita la calle lo ratifican las encuestas, el régimen solo se mantiene por el apoyo de la fuerza armada nacional.
Si este gobierno tuviera los 8 millones chimbos que fabricaron las indignas, hubiera hecho el revocatorio o las elecciones de gobernadores. Creo que el país entiende que la lucha continua, éste es un régimen sin apoyo popular y cada vez más condenado por la comunidad internacional, en tal sentido no hay alternativa válida que no pase por confrontarlo en todos los terrenos donde corresponda hacerlo. Las gobernaciones son otro escenario de lucha que no se les puede regalar, siempre será mejor demostrar al mundo nuestra sólida mayoría que permitir la perpetración de un fraude que les permita cogérselas todas. Con la oposición en las mesas no hay fraude posible, lo es, sólo si no estamos en ellas.
Baste la demostración del triunfo en la AN, en diciembre de 2015. Este régimen es insostenible y nuestra tarea es activar fórmulas que permitan para bien del país su salida del poder. Elección de gobernadores, profundización de los apoyos internacionales, acatamiento constitucional y calle. Ninguna acción es excluyente, y tal como ocurrió en el 2015, la unidad es la clave. No hay espacio para la desesperanza, tenemos la razón y más del 80% de respaldo. A arrancarles las gobernaciones, hay que votar, si el gobierno se atreve.
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