Jesús Silva R.

Si el pueblo dice “hambre” ¿es de la CIA?

ND, 13 enero, 2018

Tener hambre y querer comer no me convierte en contrarrevolucionario, ni infiltrado, ni pitiyanqui, ni agente de la CIA, ni de la NED, ni de Freedom House, ni por ello me la paso en “Valle Arriba” bebiendo Jack Daniels en aquella Embajada a donde mis “camaraditas comunicadores” quieren ir pero sólo a mí me invitan y condecoran (más de 50 artículos de prensa me han dedicado estos camaraditas asegurando que soy un seductor espía del imperialismo).

Asimismo, decir que hoy millones de venezolanos sienten lo mismo que yo, tampoco me vuelve narciso, ni histriónico televisivo, egocéntrico, ni afanado en figurar. Simplemente soy un chavista de a pie “muy elocuente”. Al hambre no le importa mi foto con Donald Trump.

Plantear la urgencia de eliminar el hambre, las colas en supermercados, los gigantescos sobreprecios de alimentos, los bachaqueros, la escasez, la horrorosa inflación diaria no significa que soy militante socialista indisciplinado, agente libre, colaborador de Fedecamaras, loco, imprudente, ni traidor a la patria, ni enemigo oculto de la revolución ni que estoy a un paso de saltar talanquera (los que dicen eso póngale fecha al salto y si fallan entonces hagan submarinismo en El Guaire). A la inflación no le interesa mi foto siendo premiado por el Gobierno de EEUU.

El problema es que soy marxista (yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré) y veo el mundo a través de la epistemología (método de estudio) de Carlos Marx (materialismo dialéctico e histórico, plusvalía, etc). Por esto hablo claro. Mejor que yo, lo explicaba Engels, comentando sobre el legado de su mejor amigo. Y dijo: “Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.”

Ser marxista de toda la vida y trabajador por cuenta propia (sin bozal de arepa) me permite hablar sin hipocresía. Ver video: “comunista Jesús Silva opina sobre socialismo del siglo XXI en Globovisión”.

Entiéndase que la vida es un derecho humano de primer grado, es individual, inmediato, básico y permanente. Sin vida noy hay más nada. Asimismo, el que no come, no vive.

Cada persona debe garantizar su alimento para tener vida y luego disfrutar de otros derechos colectivos y generales como: 1) independencia nacional, es decir, vivir en un país libre de poderes extranjeros; 2) soberanía popular, o sea, tener un gobierno elegido por el pueblo; 3) patria, la suma de los dos conceptos anteriores, agregando inclusión social, es decir, un régimen de garantías tangibles para el goce efectivo de los derechos.

Estos temas que parecen básicos, causan molestia en sectores que pretenden resolver mediante discursos emotivos (aparatos de propaganda) los problemas materiales del pueblo.

Basta tener un poco de formación filosófica revolucionaria (materialismo marxista) para distiguir que un asunto orgánico fisiológico como el hambre no será superado con estímulos emocionales como una retórica sobre independencia, soberanía y patria. Salvo que nos hagamos fakires resistiendo ayuno prolongado.

Otra cosa es que el liderazgo político conduzca al pueblo en un proceso de producir comida, autoabastecerse, dignificarse mediante la conquista de bases materiales para la vida honrosa, o sea, la soberanía alimentaria (art. 305 CRBV) y en combinación con esa gesta heroíca (y ya con la barriga llena) los ciudadanos nos veamos al espejo y convecidos digamos: tenemos independencia, soberanía, patria y pueblo abastecido.

A tres años (2015) de que una “secta comunicacional” de mediocres, infiltrados y corruptos juró mi desaparecerme comunicacionalmente (pero fracasó porque sigo más vigente que nunca), hoy les digo:

Estudien primero y difámenme despues…

Dejémos egos y soberbia a un lado…

Luchemos juntos por la patria.