Maduro está a tiempo de salir del Palacio de Miraflores sin un baño de sangre
Tras el frustrado alzamiento militar del 30 de abril pasado, el régimen de Nicolás Maduro comenzó una purga cuyo foco es la a la Administración de Donald Trump sobre un salida de fuerza. Pero no se ha dicho la última palabra.
ElCooperante
Lo de Zambrano le dio la vuelta al mundo. Su secuestro indignó al país y a la comunidad internacional. Maduro ha decidido quemar las últimas piezas del ajedrez del Parlamento antes verse obligado a tomar la decisión de enfilar baterías en contra de Juan Guaidó, presidente interino y jefe del Poder Legislativo. Desmontando su entorno, pensará el régimen, dejarán a Guaidó sin margen de maniobra y con el reloj corriendo en contra, pues se sabe, el factor tiempo es una variable que opera a favor del régimen.
Y el mensaje que ha enviado Maduro es claro: su salida debe producirse por la fuerza. Pero todavía está a tiempo. La cúpula está a tiempo. Las conversaciones existen entre sectores. Ya lo ha dicho Guaidó. La mejor solución al problema es aquella que genere menor costo social y menos crisis, en un país cuyos únicos datos económicos son la hiperinflación y el hundimiento del Producto Interno Bruto en más de la mitad de su tamaño luego de cuatro años de recesión.
Pero no todo está dicho. No se ha dicho la última palabra. Ni Juan Guaidó ha sido derrotado ni tampoco el régimen de facto desplazado del poder. El escenario político sigue trancado, y en consecuencia, el espacio para una salida negociada sigue vigente. Una salida que no genere un baño de sangre. Una salida que conduzca al cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, fórmula enunciada por Guaidó desde que asumió la presidencia de la Asamblea Nacional el pasado 5 de enero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario