Por qué el macrismo no es opción para las elecciones legislativas de 2021
Mientras el peronismo se lleva puestas las instituciones, desde el PRO se proponen medidas absurdas y contraproducentes desde los cuerpos legislativos
De a poco se van acomodando las piezas para las elecciones legislativas en 2021 y el macrismo apunta a llevar en sus listas al grueso del espacio antikirchnerista. Con el liberalismo presente en todos los medios de comunicación y en el debate público, desde el grupo del expresidente aspiran a que este sector, crítico de la gestión económica de Cambiemos (2015-2019) se sume al espacio «amarillo». Pero ante la negativa de los principales referentes liberales a formar parte de la misma propuesta electoral, el argumento que se utilizó en contra de José Luis Espert en su campaña presidencial del año pasado vuelve a escucharse.
En su momento se indicó que el excandidato a presidente no debía presentarse al comicio para no dividir el voto antiperonista. Aunque ahora se trata de una elección legislativa, el PRO insiste con la tesis. Por estos días dicen que presentar diferentes propuestas para el Congreso dividirá el voto y las elecciones no mostrarán un claro triunfador en los principales distritos. El argumento no tiene mucho sentido, ya que más allá del que salga primero, segundo, tercero o cuarto, lo importante es la cantidad de bancas que consiga el oficialismo y las diferentes vertientes opositoras.
Pero si miramos los dislates del macrismo en los órganos legislativos, no podemos dejar de cuestionar el rol paupérrimo de un espacio que supuestamente debería representar una oposición política y conceptual a la dupla de los Fernández. Si Mauricio Macri no pudo realizar las reformas necesarias por falta de caudal político cuando era presidente… ¿Por qué sus legisladores insisten con proyectos estatistas, paternalistas y dirigistas ahora que son parte de la oposición?
Regulación del «teletrabajo»
Algo que pudo funcionar medianamente bien durante la pandemia y la cuarentena del COVID-19 fue el «teletrabajo». Es decir, el home-office, que todavía no estaba demasiado presente en Argentina. El diputado de la Coalición Cívica, espacio perteneciente al frente de Juntos por el Cambio, Maximiliano Ferraro no tuvo mejor idea que presentar un proyecto de ley para regularlo.
La propuesta fue aprobada en la Cámara Baja con 214 votos a favor y, luego de que salga del Senado, la posibilidad de un acuerdo entre privados dejará de existir. En nombre de los derechos del trabajador, ahora el empleador deberá pagarle gastos relativos con la electricidad, la conexión a internet, las modificaciones en el domicilio, pero también deberá ofrecerle un espacio físico en el lugar tradicional de trabajo.
Aparece también mencionado en el texto el «derecho a la desconexión», que hace ilegal cualquier requerimiento del empleador dentro de un margen de 12 horas diarias. «No se podrá establecer comunicaciones ni formular órdenes u otros requerimientos», dice el proyecto de ley. Según el diputado, la iniciativa apunta a resguardar «la intimidad de la vida personal, del grupo familiar y la privacidad del domicilio.
Con estos legisladores, que supuestamente representan el espacio «republicano»… ¿para qué queremos populistas?
«Donaciones» coercitivas
Otra preocupante similitud conceptual de los macristas con el peronismo es la confusión de lo que significa la voluntariedad de lo compulsivo. Mientras que Alberto Fernández y su equipo siguen insistiendo con «impuestos solidarios» en el marco de la pandemia, los legisladores de Juntos por el Cambio proponen «donaciones» forzosas.
Daniel Lipovetzky, legislador de la provincia de Buenos Aires, presentó un proyecto de ley donde propone que durante la emergencia del COVID-19, los pacientes recuperados deban «donar» plasma obligatoriamente. Ante estas barbaridades, uno no sabe si regalarle a estos diputados una copia de la Constitución o un diccionario.
Su propuesta fue muy repudiada en las redes sociales. Algunos usuarios le recordaron su argumento de «mi cuerpo mi decisión» durante el debate del aborto y otros le solicitaron cambiar el término «donación» por el de «extracción de manera compulsiva».
Ante estas propuestas legislativas, es absolutamente necesario contar con una alternativa electoral diferente que, aunque sea minoritaria, pueda marcar agenda y señalar diferencias. Si en 2023 hay que volver a confiar en una coalición de gobierno insulsa, carente de principios y con rumbo poco claro, lamentablemente se hará en nombre del combate al populismo más bruto y salvaje. Pero que las elecciones de medio término del año próximo, al menos, dejen un espacio legislativo coherente, valiente y razonable.
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