Revelando el bono demográfico
Últimamente se ha puesto de moda hablar sobre el “bono demográfico” en América Latina, y aplicárselo a algunos países latinoamericanos.
Efectivamente, los problemas demográficos también son objeto de estudio de los economistas. Recordemos que en una época el neo-malthusianismo lanzó alertas en el aspecto a considerar que la población estaba creciendo demasiado de prisa en relación a los recursos para mantenerla. El famoso Club de Roma, era uno de los que más estaba preocupado al respecto. Y ahora resulta, que a China inclusive le falta población en el sentido de que no tienen muchos jóvenes que trabajen para mantener a los viejos de allá. En América Latina también ha ocurrido algo parecido y ahora más bien, el problema es de crecimiento sostenido de la población, para evitar el envejecimiento de la misma.
En efecto, para desarrollar sistemas de bienestar social se necesita una población apta para trabajar y mantener a los otros que no pueden trabajar que serían los niños (menores de quince años) y los ancianos mayores de sesenta años. Esta población es la denominada población económicamente activa o PEA en sus siglas. Cuando esta población es mayor al 50% del total de la población es algo positivo porque son menos los que dependen de los que trabajan efectivamente. Y a esto le llaman el “bono demográfico”. En España la población económicamente activa para el año 2019 era de 46,26% y esta situación demográfica la pone en conflicto a la hora del pago de pensiones de retiro e incapacidad.
En el cuadro arriba expuesto podemos vislumbrar que en el lapso de 1999-2019 los únicos países que han reducido su porcentaje de PEA han sido Venezuela y Argentina, mientras que Perú y Chile son los que más la han incrementado. Esto significa, que ha aumentado la potencialidad para generar más producción e ingresos a sus respectivos países. América Latina en su totalidad la ha aumentado. También adicionalmente a estos datos tenemos que la esperanza de vida más elevada en este grupo de países la tienen Chile con 81,0 años también para el año 2019, Uruguay 77,0 años. Claro, el bienestar no solo se mide por el crecimiento del PIB sino por la esperanza de vida, que refleja mejores condiciones sanitarias y acceso a la salud. En el caso venezolano, según los datos consultados del Banco Mundial, su máximo poblacional llegó en el año 2015 con 30 millones de habitantes, pero para el año 2019 se había reducido a 28,5 millones de habitantes. Según las Naciones Unidas, en octubre de 2019, se estimaba que 4,5 millones de venezolanos habían abandonado su país y se habían asentado en otros países de América Latina y el Caribe. Colombia había recibido la mayor parte con 1,4 millones, seguido de Perú con 860.000, Chile con 371.200 y Ecuador con 330.400. Extraoficialmente se habla de una cantidad grande de venezolanos que están formados en las universidades y residen ahora en Argentina.
En otro cuadro podemos percibir también el menor crecimiento económico también lo acusan Venezuela y Argentina, en tanto que Ecuador, Perú, Chile y Colombia exhiben elevadas tasas de crecimiento en estos últimos veinte años. En tal sentido, Chile pasa a colocarse con la mayor tasa de crecimiento económico al alcanzar para el año 2019 el PIB por habitante más elevado de América Latina, una región que tuvo un crecimiento en su totalidad de 3,99% en promedio interanual.
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