Los descontentos en la historia de Venezuela
En el curso de nuestra accidentada historia republicana hemos tenido una serie de talentosos personajes que, al no estar en el poder, han dedicado su esfuerzos y su inteligencia en demoler al encumbrado.
Un ejemplo clásico fue Pedro Carujo, quien atentó contra el Libertador. Puesto preso y perdonado por Páez, Carujo se convirtió en el principal artífice del derrocamiento del primer presidente civil de Venezuela, José Maria Vargas. En esa acción se unió a otro descontento, Santiago Mariño, quien pretendió separar a los estados de Oriente del resto de Venezuela.
De Carujo todos recuerdan su fatídica frase “El mundo es de los valientes», a la que Vargas contestó «El mundo es de los justos». Allí comienza el drama de nuestro país, signado por el militarismo, el personalismo y el eterno deseo de muchos de querer ser los primeros y para lograrlo se valen del quítate tú para ponerme yo. Lo más grave es su desprecio a sus semejantes y a los valores éticos y morales.
Otro de estos personajes fue Miguel Peña, quien representa la lucha por la primacía entre Valencia y Caracas y es el germen del enfrentamiento perpetuo que ha existido entre el centralismo y federalismo. Miguel Peña tuvo un rol primordial en la separación de la gran Colombia y en la llamada Cosiata.
También fue uno de los primeros casos de corrupción administrativa, en la famosa entrega de una cantidad importante de monedas de plata por la llamada macuquina -que era de menor valor- usando la ganancia para pagarle al general Montilla 25000 pesos que le debía por pérdidas de juego.
Otro gran náufrago fue Antonio Leocadio Guzmán, el fundador del partido liberal, en 1846 intentó acercarse a Páez y al partido conservador, condenado a muerte su pena fue conmutada por José Tadeo Monagas
José Tadeo Monagas fue de los militares protagonistas de la historia de Venezuela. Dos veces Presidente de la República, intentó crear el estado separatista de Oriente. Y en 1834, cuando es electo el civil José Maria Vargas, Monagas encabeza la Revolución de las Reformas.
Siendo electo presidente con el apoyo de Páez y Soublete, asalta en 1848 el Congreso e impone su gobierno personalista, autoritario y nepótico. Es derrotado y exilado a Europa, pero cuando vuelve promueve la revolución azul y derrota al sucesor de Falcón y no fue Presidente por tercera vez porque falleció antes de la elección.
Como podemos observar, hay antecedentes de muchos «descontentos» en los orígenes de nuestra República. Recordemos que la rebelión de los náufragos terminó abriéndole el camino a Chávez y a estos 20 años de destrucción. Y ahora, por los vientos que soplan, está sucediendo algo parecido, con algunos que pretenden sacar del juego a Guaidó para entronizar a alguien más acorde con los diversos intereses en juego.
Esperamos que la mayoría de los venezolanos hayan aprendido algo de la última rebelión y decidan no hacerle caso a los cantos de sirenas de los presuntos salvadores de la Patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario