Una “casita normal”, el sueño de una familia en Portuguesa que vive en un bus
Sixto González, de 62 años de edad, su esposa y su hijo adolescente viven en el resto de un autobús que, lejos de parecerse a una casa rodante, les da techo desde hace unos tres años
El cascarón de un viejo bus amarillo es el hogar de Sixto y su familia desde hace tres años. Aunque ni siquiera los protege de la lluvia, es su única opción en una crisis que dispara la pobreza en Venezuela.
El esqueleto metálico “no es habitable porque hace mucho calor y cuando llueve nos empapamos”, comenta a AFP Sixto González, de 62 años, al describir la “chatarra” en la que viven al borde de una autopista en el agrícola estado Portuguesa, en el oeste del país. Tienen una sola cama, donde duermen su esposa María y él, mientras que su hijo adolescente pernocta en una hamaca.
Sus precarios ingresos los ubican en la franja de pobreza extrema, que en 2019 alcanzó 79,3% de los hogares venezolanos, según la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), realizada por tres de las principales universidades venezolanas.
Sobreviven con lo que cultivan en un pequeño huerto y con la venta de huevos de gallinas que crían libres en el patio, además de cajas de alimentos subsidiados distribuidas en un programa estatal y pequeños bonos que suelen recibir una vez por mes.
Por ello, tener casa es un sueño lejano para esta familia cada vez más castigada por la pobreza tras seis años consecutivos de recesión y casi cuatro de hiperinflación.
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