Uruguay le dice “adiós” al Estado socialista: ¡LUC aprobada!
La Ley de Urgente Consideración fue aprobada en el Senado con 18 de 30 votos. Ahora le toca al Ejecutivo promulgarla
Después del fuerte golpe que significó para la Coalición Multicolor la renuncia de Ernesto Talvi a la Cancillería, la coalición liderada por Luis Lacalle Pou puede celebrar: la Ley de Urgente Consideración (LUC) fue aprobada en el Senado y pasará a ser promulgada por el Ejecutivo.
La ley fue fuertemente criticada por el Frente Amplio —la izquierda uruguaya—, que no ha estado de acuerdo con las reformar estructurales planteadas por la Coalición Multicolor. Ha alegado que el precedente de tantos cambios al mismo tiempo es peligroso —tiene más de 450 artículos— y se ha opuesto a varios de los puntos de la ley por no comulgar con su visión e ideología. Critica, en especial, al endurecimiento de las penas contra menores de edad y las reformas educativas que el mismo frenteamplismo impulsó durante sus últimos quince años de Gobierno.
Lo cierto es que, finalmente, el Gobierno de Lacalle Pou tiene su espaldarazo en la LUC para darle inicio a las reformas estructurales planteadas durante la campaña presidencial. En la LUC hay reformas de seguridad con el endurecimiento del código penal, una reducción sustancial del aparato estatal, cambios en el funcionamiento de las empresas públicas, al igual que se plantean derogaciones de más de sesenta leyes aprobadas por el Frente Amplio durante quince años. En ese sentido, las reglas del juego en el sector educativo cambiarían por completo.
Contexto de la ley: ¿por qué es urgente pese a la pandemia?
Una de las principales críticas hechas a Lacalle Pou fue por haber mantenido el estatus de urgencia de la LUC para su aprobación pese a la crisis sanitaria causada por la COVID-19. La oposición al Gobierno, el Frente Amplio, consideró que por el contexto global la ley debió pasar a un segundo plano y el Estado debía estar más pendiente en “cuidar la salud de los uruguayos” que en buscar reformas.
Pero la administración de Lacalle Pou no solo ha sido una de las más exitosas al momento de enfrentar a la pandemia, sino que también lo hizo con su estilo propio, sin copiar ningún modelo de la región —sin cuarentena obligatoria— y sin hacer caso a los pedidos del Frente Amplio, donde se exigía una medida similar a la aplicada en Argentina. El Frente Amplio quedó retratado y el Gobierno nacional fortalecido. De hecho, la petición de la izquierda uruguaya al Gobierno nacional quedó aún peor cuando tanto Uruguay como Paraguay desnudaron la pésima gestión y la incompetencia del Gobierno de Alberto Fernández.
Para explicar mejor el contexto del porqué la urgencia de la LUC, hay que leer los datos. Durante los últimos dos años el desempleo en Uruguay subió; la pobreza ha ido en aumento; la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes del 2017 al 2018 pasó de 8 a 11; también creció el porcentaje de robos violentos y hurtos haciendo que los índices de criminalidad se disparasen. En materia económica, Uruguay lleva dos años de contracciones en cuanto al PIB, del 2017 al 2018 bajó de 2,7 a 1,8 y del 2018 al 2019 de 1,8 a 1,5. En faceta educativa, solamente un 36,3 % de los jóvenes uruguayos terminan la secundaria en tiempo y forma. En el área fiscal, el déficit aumentó del 2,7 al 4,8 %. Si estos números no impulsan una gran reforma, ¿qué lo hará? La administración de Lacalle Pou lo entendió así y no dejó que el coronavirus (COVID-19) le hiciera incumplir sus promesas electorales.
La LUC es histórica, pero se viene lo más difícil: que funcione
La aprobación de la LUC sin dudas es un hecho histórico no solo para Uruguay, sino para América Latina. Es una reforma que va en contra de todo lo que se ha hecho en la región a nivel político. Es una propuesta liberal que aboga por la reducción del Estado, que busca facilitar la inversión y aliviar cargas impositivas, antiburocrática, fuerte ante el crimen, con cambios estructurales que necesita el país charrúa y, lo más importante, va en contra del Estado socialista que impulsó la administración frenteamplista.
Los puntos fuertes y a favor de Lacalle Pou son que su buena gestión inicial, sumada al apoyo de los partidos Colorado y Cabildo Abierto que conforman la Coalición Multicolor junto al Partido Nacional, le permiten tener el techo para aguantar las críticas de la izquierda uruguaya y llevar adelante sus propuestas de gobierno.
Pero que quede claro: lo más importante no es solo promulgar la LUC, sino que funcione. Si la reforma uruguaya es exitosa, indudablemente tendrá un impacto en el sur de la región. Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú y la misma Colombia podrían ver en el homólogo charrúa un caso de éxito donde sentar sus bases para intentar girar hacia una nueva corriente política que saque a la región del subdesarrollo.
Si Uruguay triunfa, si a Lacalle Pou le va bien, a Sudamérica también.
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