Teresa del Niño Jesús, a su hermana Celina, sobre el misterio de la virginidad: "La virginidad es un silencio profundo de todas las preocupaciones de la tierra, no solo de las preocupaciones innecesarias, sino de todas las preocupaciones. (...) Se dice todavía que todos aman naturalmente su tierra natal y, como la tierra natal de Jesús es la Virgen de las vírgenes y Jesús nació por su voluntad de un Lirio, le encanta estar en corazones vírgenes (Carta 122, 14 de octubre de 1890). Celina, ¿por qué este privilegio extraordinario, por qué? (…) ¡Ah! qué gracia ser virgen, ser la esposa de Jesús. Debe ser muy hermoso, muy sublime, ya que la más pura, la más inteligente de todas las criaturas prefirió seguir siendo virgen antes que convertirse en la Madre de un Dios... Y es esta gracia la que Jesús nos concede. Él quiere que seamos sus esposas y luego nos vuelve a prometer que seremos su madre y sus hermanas, porque lo dice en su Evangelio: El que hace la voluntad de mi Padre, ese es mi madre, mis hermanos y mis hermanas. Sí, el que ama a Jesús es toda su familia, encuentra en este Corazón único que no tiene igual todo lo que desea. Allí encuentra su cielo” (Carta 130, 23 de julio de 1891). |
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