¿Y quién protege a los escoltas de la Unidad Nacional de Protección?
Los escoltas de la UNP hacen parte del personal más expuesto al accionar de la delincuencia. Sujetos con armas largas dispararon la noche del miércoles a un vehículo perteneciente a la escolta de la exsenadora Piedad Córdoba
En la noche del miércoles, personas con armas largas dispararon a un vehículo perteneciente a la escolta de la exsenadora Piedad Córdoba, asignado por la Unidad Nacional de Protección (UNP). El escolta que se encontraba dentro del vehículo fue obligado a bajarse y le robaron su armamento. La exsenadora Córdoba no se encontraba en la camioneta en el momento de los hechos.
Los escoltas fueron interceptados en el barrio Oneida de la localidad de Kennedy, en Bogotá, según el testimonio de uno de ellos. Alrededor de 10 sujetos los habrían rodeado cuando bajaban de la camioneta asignada por la UNP. En ese instante, uno de los escoltas fue abordado por el grupo de delincuentes y quedó inmovilizado mientras lo despojaban de su arma. Viendo a su compañero inmovilizado, el segundo escolta intentó reaccionar para evitar que le quitaran el arma, lo que inició un intercambio de disparos y terminó con la fuga de los delincuentes.
Tras el despliegue de un operativo policial, se logró ubicar uno de los vehículos utilizados por los delincuentes, con placas CYK 071, en el sector de Patio Bonito, al Suroeste de la capital colombiana. La localización del vehículo permitió dar con uno de los perpetradores del delito que tenía el arma de dotación robada al escolta de la exsenadora Córdoba. El escolta manifestó que la exsenadora Córdoba recientemente había sido sujeto de amenazas.
La exsenadora Piedad Córdoba denunció el hecho en conjunto con otras intimidaciones que ha recibido su familia por parte de organizaciones delincuenciales, y cuestionó que el suceso haya sido un intento de atraco.
A pesar de los sospechosos hechos, la policía no descarta que esto haya sido un intento de robo al personal de la UNP, estrategia que se ha vuelto común por parte de los grupos ilegales, para sustraer armamento y vehículos blindados. En Arauca, por ejemplo, seis vehículos de la UNP fueron robados en el mes de junio. Las autoridades atribuyen la responsabilidad de los hechos a las «disidencias» de las FARC y al ELN. En la región del Catatumbo este fenómeno se ha vuelto común. Integrantes del ELN constantemente abordan a miembros de la UNP para robar sus vehículos y armamento.
El robo de armamentos no se limita a las células rurales de la delincuencia. En Bogotá, Bucaramanga, Cali, Medellín, y otras ciudades del país varios escoltas de la UNP han resultado heridos e incluso muertos en intentos de robo a sus equipos de dotación. Los escoltas de la UNP en la actualidad hacen parte del personal más expuesto al accionar de la delincuencia. Su armamento relativamente discreto, junto con los vehículos blindados que se camuflan entre el parque automotor civil, hacen a los escoltas un blanco natural de las bandas.
Vulnerabilidad de los escoltas de la UNP
La situación de vulnerabilidad de la UNP llega a tal punto que en algunos lugares del país, la ley no alcanza a protegerlos, como fue el caso de Robinson Romaña Cuesta y León Jairo Rendón Ortiz, quienes fueron secuestrados en el departamento del Chocó y asesinados brutalmente por el Clan del Golfo. Sus cuerpos serían hallados luego por la Armada Nacional flotando en el río Atrato.
La UNP, como muchas instituciones en Colombia, también afronta una crisis de confiabilidad. Su reputación se ha visto empañada por casos que van desde funcionarios que ofrecían esquemas de seguridad paralelos, hasta grupos de agentes integrados en las cadenas de narcotráfico. Los más recientes escándalos provienen de la Subdirección Especializada de Seguridad y Protección (SESP), que buscaba garantizar la seguridad de los excombatientes a través de esquemas de seguridad integrados por antiguos miembros de las FARC. Esta unidad tiene a su cargo 1 150 escoltas asignados para proteger 222 excombatientes. En dos ocasiones, miembros de la escolta de Timochenko fraguaron planes para asesinarlo que fueron desmantelados por las autoridades, y curiosamente, el año pasado 20 subametralladoras que habían sido asignadas a la SESP desaparecieron sin dejar rastro.
Los hechos ocurridos en contra de la escolta de la exsenadora Piedad Córdoba solo reflejan la situación de vulnerabilidad e indefensión que tienen los esquemas de seguridad actuales de la UNP ante los grupos delincuenciales, quienes no solo buscan corromper a los miembros de esta agencia del Estado, sino que amedrentan, roban y asesinan a quien no pueden persuadir. Muchas veces estos delitos quedan en la impunidad.
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