La vendetta de Emma Coronel, la esposa del “Chapo”
Emma Coronel, esposa de Joaquín “el Chapo” Guzmán, rompió reglas del mundo del narcotráfico, encendiendo las alarmas de las familias que controlan el Cartel de Sinaloa.
Cuando en julio de 2019 el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, uno de los líderes del Cartel de Sinaloa, fue sentenciado a cadena perpetua en la Corte de Distrito Este de Nueva York, su esposa Emma Coronel se salió de control.
La joven ex reina de belleza, quien se convirtió en el centro del show durante el llamado “juicio del siglo”, comenzó a tener una vida pública frenética y exhibicionista, rompiendo las reglas del mundo del narcotráfico y convirtiéndose en un blanco apetitoso para autoridades y grupos criminales enemigos.
En 2019, Emma participó en Miami en el reality show “Cartel Crew”, que cuenta la historia de familias de narcotraficantes. Comenzó a ir a centros nocturnos con más frecuencia y menos discreción, incendiaba Instagram con provocativas fotografías, modelaba ropa, y buscaba convertirse en la “Kardashian” de los narcos.
Emma Coronel: la “Kardashian” de los narcos.
Su desbocada búsqueda de atención pública concluyo este 22 de febrero con su arresto en Estados Unidos, acusada de colaborar en los negocios criminales de su esposo.
Desde hacía meses, la conducta de Emma había encendido la alarma dentro de las familias que integran el Cartel de Sinaloa, considerado por el gobierno de Estados Unidos como la organización de tráfico de droga más importante del mundo. En particular había preocupación en los hijos del “Chapo”, Iván, Alfredo, Ovidio y Cesar Guzmán. Y en Ismael “El Mayo” Zambada, líder y patriarca de la organización criminal, según me confió de viva voz a fines del 2020 una persona cercana a la familia.
Blanca Aispuro, su madre, estaba particularmente preocupada por el rumbo que estaba tomando su vida. Su esposo Inés Coronel y su hijo Omar –padre y hermano de Emma– habían sido ya arrestados en 2013 en México acusados de narcotráfico, y su otro hijo Edgar, fue detenido en 2015 por haber colaborado en la segunda fuga de prisión del “Chapo”. La madre de Emma pidió incluso a personas que trataran de hablar con ella para hacerla entrar en razón.
“Emma esta furiosa, muy enojada, muy dolida con El Chapo”, me reveló mi informante. La ex reina de belleza buscaba vengarse de las infidelidades del capo que fueron ventiladas descarnadamente durante el juicio
El juicio en Nueva York lastimó la relación entre Emma Coronel (der.) y el Chapo Guzmán.
Cuando conocí a Emma
Conocí a Emma Coronel el 12 de febrero de 2016 en el restaurante Mar&Sea en Culiacán, Sinaloa, días después de que “El Chapo” fue recapturado en un operativo de la Marina tras haberse fugado por segunda vez de una cárcel de máxima seguridad en 2015.
Emma tenía entonces 26 años, ahora tiene 31 años. Nunca había hablado con la prensa hasta ese día. Ni siquiera había fotografías recientes de ella como parte de la omertá que generalmente rige el mundo de las familias que integran los carteles de la droga en México.
No era la clásica esposa de un narcotraficante, su vestimenta era sobria y discreta, su apariencia perfectamente acicalada revelaba horas previas en el salón de belleza, y su lenguaje era de una persona con cierta educación. Reveló que había nacido en California, cerca de San Francisco, y que tenía doble nacionalidad, por lo que podía viajar constantemente a Estados Unidos sin ningún problema. Contrario a su esposo casi analfabeta, ella había estudiado la carrera de periodismo en la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Cuando vi que llegó acompañada de Bernarda Guzmán Loera, la hermana más cercana del “Chapo”, entendí que dar la entrevista no había sido un paso Emma había dado por la libre, sino que ella estaba ahí por instrucciones del líder del Cartel de Sinaloa. Yo había escrito una biografía muy crítica sobre él y la corrupción que rodea a la organización criminal en el libro Los Señores del Narco (Grijalbo, 2010). Aún así ella había aceptado mi petición de hablar en exclusiva.
En la polémica entrevista que duró más de dos horas, Bernarda no se apartó ni un solo instante de Emma, quien dio su versión personal sobre el capo. Narró que lo conoció en un baile cuando apenas tenía 17 años y él 49. Ella buscaba ser la reina de belleza de la Feria del Café y la Guayaba, en el pequeño poblado de Canelas, Durango. Un año después se casaron por la iglesia, y cuatro años más tarde nacieron sus hijas gemelas en California.
El “Chapo” según Emma Coronel
Contrario al hombre violento, sanguinario y corrupto que yo había descrito en el libro, y cuyas actividades ilegales eran de dominio público, ella dibujó al entonces criminal más buscado como una persona común, alegre, amable. Aunque le pregunté de distintas formas sobre las actividades criminales de su esposo, ella nunca se salió del guión, en su discurso él era un hombre inocente, un chivo expiatorio.
“Muchas personas podrán juzgarme por qué la esposa de este hombre tan peligroso, tan cosas que ellos suponen, está diciendo estas cosas de él. Yo como cualquier ser humano él para mí no es El Chapo Guzmán, él és Joaquín Guzmán mi esposo. Cualquier hombre que hubiera sido lo hubiera defendido igual… es el papá de mis hijas”, afirmó Emma en la entrevista.
“…él actúa como cualquier persona normal, es amable, a todo el mundo anda saludando, platicando. Se sienta donde sea, come lo que sea, toma lo que sea, es un ser humano como cualquier ser humano”.
-Dice el gobierno por ejemplo que su esposo es un hombre muy violento, que incluso ha sido violento con mujeres, interpelé a Emma en el encuentro.
“Esa es una de las cosas que me lastima mucho y que me ha tocado ver que no sé de dónde sacan ese tipo de información o en que se basan a decir ese tipo de cosas que es un hombre sanguinario, incluso violador …se me hace como muy injusto tratar de decir todas esas barbaridades de él”.
-¿Cómo es entonces Guzmán Loera?,
“Es un hombre como cualquier otro hombre, por supuesto que no es violento, no es grosero. Nunca lo he escuchado decir una mala palabra, nunca lo he visto exaltarse o estar molesto con nadie. Él sería incapaz de tocar a una mujer por las malas, de obligarla a hacer algo que no quiera, te lo digo, te puedo jurar que es la verdad.
-¿Diría usted que Joaquín Guzmán Loera es un hombre inteligente?
“¡Muy inteligente!”, respondió Emma.
-Pudo estudiar poco, le recordé.
“Pudo estudiar poco, ahora sí que su inteligencia es a base de los golpes de la vida, pero es un hombre muy inteligente, muy inteligente, muy humano.
Emma Coronel (izq.) descubrió que no era “la reina” de Guzmán.
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