Argentina: la manito de CFK demostró que quien manda es ella
En la presentación del presidente en el Congreso se vivieron algunos momentos de tensión. Sin embargo, una perlita de CFK fue el momento más comentado, ya que reabrió el debate sobre quién manda en Argentina.
Durante la última campaña presidencial, con un Mauricio Macri muy golpeado por la crisis económica, la pregunta se centraba en el peronista Frente de Todos: ¿Podría Cristina Fernández de Kirchner “conformarse” con un rol de vicepresidente y dejar gobernar en paz a un Alberto Fernández que prometía autonomía e independencia?
Algunos periodistas se animaron a mencionar la cuestión con el entonces candidato a presidente, que por esos días se mostraba seguro y convincente. “¡Voy a gobernar yo, Joaquín!”, decía un indignado Fernández a Morales Solá, justo antes de las elecciones. Poco quedó de ese Alberto, luego de más de un año de gestión.
Sin embargo, mientras los analistas discuten las iniciativas del oficialismo y la influencia de la vicepresidente, ayer un gesto pudo más que mil palabras. En medio de una discusión con un diputado del macrismo, que estaba poniendo nervioso a Alberto, Cristina Kirchner le dio un “toque” con su mano al mandatario como diciendo “basta”.
Esta escena era parecida a la de una madre que ubicaba a su hijo en público con sutileza, como quien no quiere la cosa. Ahora, lo curioso es que, aunque Cristina lo hizo sutilmente —mirando incluso con supuesto disimulo para otro lado— las cámaras del Congreso y los ojos de un país estaban sobre ellos dos. Por lo que podemos llegar a la conclusión que de poco sirvió lo decoroso del gesto, o quizá simplemente se trató de otra calculada actitud en la lucha interna que vive el frente de gobierno.
Lo insólito de la situación es que Fernández pareció acatar al instante el llamado de atención de quien, en teoría, sería su socia o subordinada. Para la Argentina ayer quedó en claro que no es una cosa, ni la otra. La que manda es CFK.
El enfrentamiento, que sacó de las casillas a Alberto, se dio con el diputado Fernando Iglesias, quien cuestionó a la dupla desde que llegaron al recinto. Cuando el presidente se hartó, increpó al legislador opositor que gritaba con el micrófono apagado y le dijo: “Tuvo cuatro años para hablar, déjeme hablar a mí ahora”. Pero el “toquecito” correctivo de CFK funcionó a la perfección y Alberto volvió automáticamente al discurso, luego de este particular llamado de atención por parte de la jefa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario