Insfrán y Bullrich fuerzan a Rodríguez Larreta a confrontar al kirchnerismo
A pesar que el Gobierno nacional le quitó importantes fondos de la coparticipación, el jefe de Gobierno porteño tiene problemas para confrontar con el oficialismo. Sin embargo, la coyuntura lo fuerza a ponerse el traje de opositor.
Aunque Sergio Massa fracasó en encontrar la “amplia avenida del medio” en 2015, Horacio Rodríguez Larreta sigue creyendo que su ticket a la Casa Rosada es el discurso “anti grieta”. Durante la primera parte de la gestión de Alberto Fernández y el Frente de Todos, el presidente lo llegó a denominar como un “amigo” al jefe de Gobierno porteño, por el apoyo durante los primeros meses de la cuarentena.
El problema que tiene Rodríguez Larreta es que sus votantes y su propio espacio político va hacia otro lado.
Esta tarde, el intendente capitalino pegó el faltazo a un acto que reuniría a los mandatarios provinciales por el “Día de la Mujer”. A contramano de su estilo dialoguista con el peronismo, el heredero de Mauricio Macri en la Ciudad, ni siquiera se conectó al Zoom para participar de la jornada.
Desde su entorno dejaron trascender a la prensa que Rodríguez Larreta no puede participar del mismo acto que el gobernador formoseño, Gildo Insfrán, en las circunstancias actuales. “Condeno enérgicamente lo que sucede en Formosa”, dejó trascender el referente de una, hasta el momento, dudosa y tibia “oposición”.
El efecto tenaza que saca a Rodríguez Larreta de su zona de confort tiene de un lado al autoritarismo kirchnerista, pero del otro a su aliada/rival, la exministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich. Aunque ambos comparten el espacio del PRO (él lo lidera a nivel municipal y ella en el ámbito nacional) Larreta y Bullrich expresan dos oposiciones distintas: el intendente propone cerrar “la grieta” para superar los antagonismos del presente, y la exministra asegura que, con el espacio de Cristina Kirchner, el diálogo es una trampa mortal.
“El tema de ser moderados o duros no depende de nosotros, sino del kirchnerismo. Si ellos quieren hacer una comisión para echar a los jueces, nosotros tenemos que ser duros, no queda otra”, dijo Bullrich la semana pasada en un Zoom que compartió con Rodríguez Larreta, donde confrontaron el tono que la oposición debería tener en un año electoral como este.
En esta confrontación cada uno tiene una fortaleza y una debilidad. Rodríguez Larreta cuenta con el aparato político de la gestión y administra uno de los distritos más importantes del país. Bullrich está en el llano, sin cargo y no cuenta ni siquiera con una diputación que le sirva de plataforma. Sin embargo, su discurso es el que hace “match” con el sentir del votante opositor, que con el kirchnerismo no quiere saber absolutamente nada.
El fin de semana, Bullrich se hizo presente en Formosa donde arremetió contra el autoritarismo del Gobierno provincial. La relevancia de su figura en el Norte argentino impactó en todos los medios nacionales y seguramente contribuyó a que Rodríguez Larreta decida hoy pegarle hoy el faltazo a Alberto Fernández y sus colegas del interior del país.
Acuerdo con los liberales: el anhelo de “la piba”
Las diferencias entre los dirigentes macristas va más allá del estilo. Mientras que Rodríguez Larreta se refugia en un espacio de supuesta moderación que haga juego con su discurso, Bullrich quiere llevar en su lista a alguno de los referentes liberales este año.
Hace unas semanas, la presidente del PRO se dejó fotografiar con Roberto Cachanosky, al que invitó a capacitar a un grupo de jóvenes en cuestiones de economía. El acercamiento por ahora no se tradujo en ninguna candidatura. Cuando los periodistas le preguntan al conductor del Informe Económico, Cachanosky responde siempre lo mismo: que está más interesado en influir con sus ideas en un eventual plan de gobierno de la oposición, que en una banca de diputado. Bullrich, por ahora, tiene otras urgencias. Para ella, 2023 es año verde todavía.
Otro al que quiso seducir es al excandidato a presidente Ricardo López Murphy. En un encuentro virtual, la exministra lo invitó formalmente a sumarse a su espacio. Varios dirigentes del radicalismo secundaron la moción y le dieron el visto bueno a la llegada del antiguo correligionario. Pero el bulldog no agarra viaje. Insiste con que el macrismo tiene que hacer una profunda autocrítica de gestión y que en la elección legislativa hay que contar porotos separados, cada uno por su lado (salvo con los candidatos a la Cámara Alta en las provincias que se elijan senadores para evitar la mayoría K). Para las presidenciales de 2023, López Murphy sí quiere una gran interna opositora y republicana para sacar al kirchnerismo “para siempre” del poder.
En la última marcha de la oposición, Bullrich se fotografió con el libertario más duro: Javier Milei. El economista de moda siempre fue muy crítico con Cambiemos, hasta les puso el mote de “Juntos por el Cargo». Sin embargo, desde el macrismo, ya echaron a correr la bola que podría existir una posibilidad de unión a la brevedad. Bullrich sigue de cerca el crecimiento de este espacio en las encuestas y reconoció el deseo de sumar a los espacios “que representan a la juventud”, para evitar que pongan su voto en “otros espacios políticos”. Sin embargo, hasta el momento, Milei sigue firme recorriendo el país con Luis Rosales y José Luis Espert.
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