Oraciones y recreaciones piadosas | Extrayendo las gracias de la misión del Niño Jesús en la languidez | | | Puesta en situación | Teresa escribió esta oración en octubre de 1895. Tenía 22 años y vivía en el Carmelo desde hacía 7 años. En junio del mismo año, había escrito su acto de ofrenda al Amor Misericordioso. En este contexto de entrega total de su vida, suplica al Señor por un futuro sacerdote, el abate Bellière. Aquí ofrece una súplica original. | | | Teresa me escribe | "Jesús mío, te doy gracias por haber colmado uno de mis mayores deseos, el de tener un hermano sacerdote y apóstol... (...) Tú sabes, Señor, que mi única ambición es hacerte conocer y amar, y ahora mi deseo se va a convertir en realidad; Yo no puedo hacer más que orar y sufrir, pero el alma a la que te has dignado unirme con los lazos de la caridad irá a combatir a la llanura para conquistarte corazones, y yo en la montaña del Carmelo te pediré que le des la victoria. (...) ¡Oh María, dulce Reina del Carmelo!, a ti te confío el alma de este futuro sacerdote cuya indigna hermanita soy. Enséñale ya desde ahora con cuánto amor tocabas tú al Divino Niño Jesús y lo envolvías en pañales, para que él pueda un día subir al Santo Altar y llevar en sus manos al Rey de los Cielos". | Oración 8 por el abate Bellière | | | Comprendo | Teresa, apóstol y patrona de las Misiones, pide una gracia audaz y sorprendente. Hablando con la Virgen María, nos pide de repente que atraigamos las gracias de la misión de una forma muy desconcertante... en la forma de envolver al Niño Jesús: qué asombrosa es esta petición de gracia. ¿Es entonces prerrogativa de un sacerdote y misionero envolver a un niño? ¡Qué misterio! Tocar al Niño Jesús como lo tocó la Virgen María... | | | Rezo y actúo | En este día de San Lucas, que según la tradición cristiana escribió un Evangelio y los Hechos de los Apóstoles, meditemos con Teresa sobre nuestro deseo de ser apóstoles. ¿Dónde arraiga este deseo? ¿Puedo releer mis apostolados desde que los vivo? ¿Es una caridad de mano en mano o una caridad verdaderamente sobrenatural que nace de una llamada profunda y discernida? ¿Puedo ya, casi dos meses antes de Navidad, postrarme con Teresa, ante la cuna, para vestir al Niño Rey, "maravilloso consejero, Dios-fuerte, Padre-para-siempre, Príncipe-de-la-Paz". (Isaías, 9, 5)? |
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