Muchas mentiras y una media verdad marcan el penoso discurso de Alberto Fernández
La presentación ordinaria del presidente para la apertura de las sesiones ordinarias fue muy cuestionada en redes sociales, por lo poco coherente de su discurso.
En resumen: todo es culpa de Mauricio Macri y del coronavirus. Eso explica para Alberto Fernández la paupérrima situación actual de Argentina. Olvidándose de sus propias críticas al primer kirchnerismo que terminó abandonado, para el presidente argentino, hoy por hoy, la culpa de todo el daño estructural en el país es de Cambiemos. Y bueno, él no pudo hacer mucho desde que asumió, porque llegó la pandemia del COVID-19. Tristísimo.
Algo más lúcido que en México, pero con inconvenientes a la hora de hilar algunas ideas y pronunciar determinadas palabras, Fernández sabe que no puede tapar el sol con las manos, aunque sigue empeñado en hacerlo. A la hora de buscar los logros de la gestión, tuvo que recurrir a cualquier cosa. Mencionó los planes sociales otorgados por un Estado quebrado que recurre a la emisión de dinero para recursos, los beneficios que recibieron instituciones determinadas, tales como los llamados “clubes de barrio” y también defendió un federalismo mal entendido, que no sirve para nada. Para él, un esquema federal está garantizado si las reuniones de la casta política van cambiando de provincia en provincia. Lamentable.
Probablemente la mentira más impune fue la del “fenómeno multicausal” que en la cabeza del kirchnerismo genera la inflación. Decimos “en la cabeza del kirchnerismo”, ya que recordamos que él, cuando Cristina era presidente, la criticaba duramente por el déficit fiscal y la emisión sin respaldo. Muchos en el Gobierno sí creen la estupidez que dijo hoy Alberto. Él, directamente, miente y hace el ridículo.
Su media verdad tuvo que ver con el endeudamiento ante el Fondo Monetario Internacional, en el marco de la actual negociación con el organismo de crédito internacional. Con buen tino, Alberto dijo que los desembolsos del FMI durante los dos últimos años de Macri no sólo fueron irresponsables y nocivos para los intereses nacionales, sino que tuvieron la finalidad encubierta de que Juntos por el Cambio consiga la reelección.
Esta media verdad, sacada de la galera para justificar los problemas de la administración actual, no puede ser considerada más que “media” verdad, ya que Alberto evita hacer referencia al problema de fondo (con el Fondo, valga la redundancia). Este es el drama del déficit fiscal de un Estado que recurre a cualquier cosa para evitar el programa de reformas que ponga las cuentas en orden.
Alberto promete una ley que prohíba al Poder Ejecutivo endeudarse sin control del Congreso, pero si sigue recurriendo a la falsificación monetaria para paliar el déficit, estamos en la misma. Para ser coherente, para acompañar su normativa que limite la capacidad de tomar deuda, tendría que pensar también otra que obligue al Estado a operar con el presupuesto que maneja. Pero lo cierto es que no tiene ningunas ganas de hacer nada semejante. Por lo tanto, ni las críticas acertadas con respecto a la gestión anterior tienen la mínima legitimidad para la actual gestión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario