“¿Por qué esperar a 2028 para una Ley contra la violencia de género?”
Activistas y organizaciones de la sociedad civil independiente en Cuba suscribieron una declaración en contra de la violencia de género, a propósito del Día Internacional de la Mujer
MIAMI, Estados Unidos. – Activistas y organizaciones de la sociedad civil independiente en Cuba suscribieron una declaración en contra de la violencia de género, a propósito del Día Internacional de la Mujer.
El documento busca concientizar a la ciudadanía sobre los peligros que entraña el abuso hacia las mujeres, un flagelo que, por muchos años, fue entendido como una zona del ámbito doméstico en la cual la sociedad no debía intervenir.
“Entender la violencia como un asunto personal, fuerza a las mujeres, a una situación de subordinación respecto del hombre e implica asumir las relaciones de poder históricamente desiguales entre ambos y a través de las cuales se legitima al hombre a mantener su statu quo de la dominación. Esta percepción contribuye a que las mujeres no denuncien su situación por miedo, vergüenza o culpabilidad”, destaca la declaración.
Activistas de la Isla señalan que, si bien el feminicidio “es la expresión más extrema de la violencia machista”, existen otros indicadores que inciden en el daño directo hacia la mujer, como la violencia psicológica, “que suele preceder a la física” y las llamadas “micro discriminaciones”, tipificadas como “aquellas frases, miradas y gestos que pasan aparentemente inadvertidos, pero que socavan la seguridad personal de la mujer y su integridad”.
Los firmantes también denunciaron la situación de los feminicidios en Cuba, donde ese tipo de crímenes no son juzgados como tal.
“En estos dos primeros meses de 2021, el incremento de feminicidios y agresiones ha supuesto el 50% sobre el año anterior. Nos preguntamos entonces por qué, para corregir esta situación, tenemos que esperar hasta 2028 para que se discuta a una Ley Integral contra la violencia de género”, añade el documento.
A continuación, reproducimos íntegramente la declaración.
El concepto “violencia de género” formaba parte hasta hace poco de la vida personal; era considerado un asunto de familia que no debía trascender de puertas para fuera y, por lo tanto, en el que no se debía intervenir.
Entender la violencia como un asunto personal, fuerza a las mujeres, a una situación de subordinación respecto del hombre e implica asumir las relaciones de poder históricamente desiguales entre ambos y a través de las cuales se legitima al hombre a mantener su statu quo de la dominación. Esta percepción contribuye a que las mujeres no denuncien su situación por miedo, vergüenza o culpabilidad.
Una de las principales causas de la violencia de género es que el agresor se siente, en teoría, en situación de superioridad sobre la víctima y busca dominar la relación bajo sus criterios, anulando a la otra persona. Los hombres reproducen los roles que impone el patriarcado. Es una descarga emocional que pretende reconducir situaciones que no controla y no acepta, es un signo de debilidad. Quién agrede, al contrario, en realidad lo hace por sentirse en inferioridad de condiciones.
El feminicidio es la expresión más extrema de la violencia machista. En la cotidianidad existen indicadores como la violencia psicológica, que suele preceder a la física, y las “micro discriminaciones” a las que se ven sometidas las mujeres a diario. Son aquellas frases, miradas y gestos que pasan aparentemente inadvertidos, pero que socavan la seguridad personal de la mujer y su integridad.
En Cuba los feminicidios no son una categoría jurídico-penal. Por tanto, los crímenes no se registran ni se observan con esa lupa. Para calificar un asesinato como feminicidio hay que analizar las circunstancias del crimen, quiénes lo realizan, si media violación o abuso, etcétera. Si los procedimientos penales no reconocen los feminicidios, es muy difícil contabilizarlos.
En estos dos primeros meses de 2021, el incremento de feminicidios y agresiones ha supuesto el 50% sobre el año anterior. Nos preguntamos entonces por qué, para corregir esta situación, tenemos que esperar hasta 2028 para que se discuta a una Ley Integral contra la violencia de género. A pesar de todo estamos hablando de ello, esto ya es un avance, porque hasta hace relativamente poco la violencia de género era invisible, casi no había ni palabras para hablar de ella.
Nuestras Recomendaciones para las mujeres
- Tener en cuenta que las barreras que encuentra la mujer son de índole multifactorial.
- Hay que hacer un análisis profundo en cada caso para tener claro la diferencia entre los factores “estructurales y las autoimpuestas”.
- Tener conciencia de las “micro discriminaciones” (miradas, frases, gestos) que a diario se sufren, identificarlas, entenderlas como tal y sobreponernos a ellas y buscar redes y espacios de empoderamiento.
- Entender la importancia de la familia, en sus distintas expresiones, como un motor para el propio desarrollo.
- Luchar y reconocer abiertamente cuales son nuestras barreras autoimpuestas: los sesgos inconscientes.
- Comprender que la conciliación entre hogar y profesión es perfectamente legítima y no va en contra del desarrollo familiar, ni es obligación de la mujer circunscribirse a este ámbito.
- No tener en cuenta la falta de referentes femeninos: conviértete en uno.
- Intentar reafirmarnos en nuestras capacidades.
Las medidas preventivas de distanciamiento social y restricción a la movilidad, aunados a la ansiedad de la pérdida de ingresos y el incremento de las tareas domésticas han aumentado los conflictos en las familias. Las evidencias de los últimos meses sugieren un incremento de la violencia doméstica, al punto que muchos la han denominado la “pandemia silenciosa”.
“Sin embargo la violencia de género no es un fenómeno reciente, sino que forma parte de un sistema heteropatriarcal que lucha por no perder sus privilegios”
La violencia contra la mujer es un problema tan complejo que para enfrentarlo se requiere una respuesta contundente, sostenida, coordinada e innovadora.
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