El realismo mágico en la política nicaragüense
Con la familia Ortega-Murillo, desde el retorno al poder en el año 2007, las elecciones han dado un giro espectral, ya que cada 5 años los muertos salen de sus tumbas y se encaminan a votar
El sentido mágico de la vida es característico de los países latinoamericanos carentes de una cultura cívica-democrática, aprovechada por dictadores que, supuestamente, dotados de fuerzas sobrenaturales dirigen el destino de sus países.
Los latinoamericanos consideran “el pasado como parte del presente, quizás pues como muestra la historia de esta región, el presente no es básicamente distinto del pasado, ni los problemas prescindiendo de su forma de presentación, son muy diferentes a aquellos tratados de solucionar en tiempos históricos”.
Es así como en ese ambiente mental, los nicaragüenses confundimos los hechos objetivos con la fantasía y viceversa; como el realismo mágico “donde la realidad parece y es tratada como si fuese mera fantasía y al mismo tiempo tomamos esa fantasía como si fuese realidad”.
De esta manera, la magia da seguridad porque explica lo que no se entiende racionalmente y arregla lo que de otra manera no se consigue, es así que Rosario Murillo esposa del dictador Daniel Ortega, embruja con palabrerías, para manipular el sentimiento de frustración e impotencia de los nicaragüenses.
Como ella misma lo afirma: “La vida, es una comedia. La política, en el mundo, se ha convertido en un circo. Apuntémonos, a ser los magos del circo”.
En los períodos electorales ese sentido mágico de la vida, se evidencia con más claridad, porque es el escenario típico donde oficia el caudillo carismático con su impregnada personalidad de “magnetismo animal”.
Luego de los procesos electorales, el encantamiento se desvanece y la magia política que fue capaz de seducir por un tiempo, no logra superar la realidad de la corrupción o gobiernos totalitarios.
Con la familia Ortega-Murillo, desde el retorno al poder en el año 2007, las elecciones han dado un giro espectral, ya que cada 5 años los muertos salen de sus tumbas y se encaminan a votar.
Toda esta farsa electoral fue avalada y aprobada por el Consejo Supremo Electoral (CSE), el cual ante tantas quejas y demandas de los medios de comunicación y la ciudadanía en general, respondieron que “Investigar si son ciertos o no son ciertos (votantes), si existen o no existen, si están vivos o no están vivos, si están en el cielo o en la tierra, no es facultad legal del CSE”.
Sin embargo, en las elecciones del año 2016 la dictadura compartió dádivas con los partidos opositores colaboracionistas conocidos popularmente en Nicaragua como “zancudos” a cambio de legitimar el proceso a pesar de la enorme abstención y falta de credibilidad.
Queda preguntarnos si este año habrá condiciones para elecciones creíbles sin reformas y con este CSE vigente, o será otra puesta electoral en escena de este teatro absurdo que pretende secuestrar los anhelos de libertad manifestados en abril, con el beneplácito de los partidos zancudos.
Irving Cordero es escritor, académico y asesor empresarial nicaragüense.
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