Humberto López: indignidad y desfachatez a la carta
El vocero del régimen debería sentir vergüenza sabiendo que golpeó a una mujer que está detenida y acusada por algo que no hizo
GUANTÁNAMO, Cuba. ─ El señor Humberto López se ha convertido en una triste celebridad en Cuba por la pobreza de sus argumentos, porque viola impunemente la privacidad de las personas publicando llamadas telefónicas grabadas ilegalmente y porque miente e incita al odio entre cubanos.
En los últimos meses ha sido agasajado por la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) ─ahora dicen que la Unión de Juristas de Cuba le va a regalar un machete “de la dignidad”─ y en el reciente VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) fue elegido miembro de su Comité Central y hasta le dieron un auto por ello.
El pasado 9 de mayo, Yeilis Torres Cruz ─quien alcanzó notoriedad en las redes sociales por presentarse como una exfiscal convertida en activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU)─ sorprendió a Humberto López en una acción desleal y tuvo el valor de abordarlo para que explicara a la opinión pública ese desliz.
Al parecer, la repercusión del incidente impidió la aparición de Humberto López en su habitual espacio de linchamiento mediático de los jueves en el noticiero estelar de la televisión nacional. Pero el viernes pasado reapareció en una transmisión especial de su programa “Hacemos Cuba” para amenazar a la sociedad civil independiente con la aplicación de severas sanciones si continúan empeñados en sus reclamos de una sociedad libre, democrática y respetuosa de los derechos humanos.
Ese mismo día, el periódico Granma publicó un artículo de la autoría de Mailenys Oliva Ferrales, titulado La prensa cubana no será amordazada por la contrarrevolución, dando a conocer el apoyo de la UPEC ante la actitud asumida por Humberto López contra Yeilis Torres Cruz.
Se trata de una declaración miserable que convierte en víctima a quien fue victimario. El texto omite, además, pronunciamientos sobre la agresión que López cometió contra la mujer, porque, aunque fuese cierto que Yeilis Torres Cruz lo puso en una situación difícil, ello no daba derecho al vocero a actuar como lo hizo.
Una declaración mendaz que retrata la esencia fascista de la dictadura cubana
La señora Maylenis Oliva Ferrales afirma que en las últimas semanas “personas al servicio de la contrarrevolución han acosado y agredido a profesionales de la prensa oficialista”, pero, fiel a la “objetividad” de esa prensa a la que pertenece, no cita un solo ejemplo de ese hostigamiento, sencillamente porque no existe.
Da vergüenza una afirmación como esa en momentos en que se les impide salir de sus domicilios a varios periodistas independientes y otros permanecen detenidos, a pesar de no haber cometido delito alguno.
Dice la periodista que “una minoría anticubana en el sur de la Florida y sus asalariados internos busca callar a la prensa revolucionaria, sometiendo a sus profesionales al acoso y a la intimidación, en un intento burdo y fallido por minar la confianza del pueblo cubano en su sistema de comunicación público”.
Al parecer, olvida Maylenis Oliva Ferrales que desde hace bastante tiempo el pueblo cubano desconfía y se burla de los medios oficialistas debido a su parcialidad y falta de independencia. Obvia que si alguien amordaza a la prensa oficialista es precisamente el partido al que ella defiende, y conste que no lo digo yo, lo ha reconocido recientemente Ricardo Ronquillo Bello, presidente de la UPEC, en su artículo Cuando arden reglas básicas del periodismo y la comunicación, relacionado con el lamentable incendio en el parque nacional Alejandro de Humboldt.
Si Yeilis Torres Cruz no es graduada de Derecho ─como se afirma en el artículo de Maylenis Oliva Ferrales─ eso no es lo más importante. Séalo o no Humberto López no tiene derecho alguno para golpear a una mujer.
Desde ese día, Yeilis Torres Cruz está detenida, acusada por la presunta comisión de un delito de Atentado. Pero ese delito exige que la víctima sea una autoridad, un funcionario público, un agente de esa autoridad o un auxiliar y Humberto López no lo es.
Todo indica que quieren aplicarle a Yeilis el apartado 2 del artículo 142 del Código Penal, que establece: “La misma sanción se impone si la violencia o intimidación se ejerce con iguales propósitos contra la persona que como testigo, o de cualquier otra manera hubiera contribuido a la ejecución o aplicación de las leyes o disposiciones generales”. Pero este apartado se refiere a víctimas puntuales relacionadas con algún proceso penal específico y Humberto López tampoco puede ser considerado la víctima porque fue el agresor, pero ya sabemos cómo funciona el Estado “democrático y de derecho” cubano.
En su discurso de clausura del VIII Congreso del PCC, Miguel Díaz-Canel Bermúdez expresó con relación a la ejemplaridad de los militantes del partido: “Un elemento indispensable para sostener esa unidad que se forja desde el Partido, es la ejemplaridad de la militancia, la que exige de cada militante una actitud pública que, desde la capacidad, la entrega, los resultados, despierte admiración y respeto en un pueblo con aguda percepción, capaz de reconocer a distancia el falso compromiso y la doble moral”.
Si fuera consecuente con esa afirmación, el Primer Secretario del Comité Central del PCC habría ordenado sancionar a Humberto López por haber golpeado cobardemente a una mujer, mucho más cuando su actuación no provoca ni admiración ni respeto, sino un profundo rechazo por su reiterada incitación al odio entre cubanos, por sus mentiras y sus linchamientos mediáticos. Sin embargo, Díaz-Canel no sólo no lo ha hecho, sino que permite que Yeilis continúe detenida ilegalmente.
Humberto López debería sentir vergüenza sabiendo que golpeó a una mujer que está detenida y acusada por algo que no hizo. Podrán continuar homenajeándolo y regalarle cientos de machetes, pero ninguno le dará jamás la dignidad que quieren atribuirle porque ha actuado como un canalla y un cobarde.
CUBANET
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