Y si no… ¿qué?, por Carolina Gómez-Ávila
Twitter: @cgomezavila
El mensaje que el martes pasado, en la voz de Juan Guaidó, dio la plataforma de partidos que conforman o acompañan a la Asamblea Nacional elegida en 2015 —la última que el pueblo de Venezuela se dio legítimamente— ha sido difundido de manera mediocre por los medios que han empeñado sus líneas editoriales al interés del grupo comandado por Capriles, para debilitar las fortalezas de la coalición democrática a cambio de tener espacios propios.
Hay aspectos clave en este mensaje y alguna vulnerabilidad que me parece urgente solventar, porque lo relevante ha sido mal difundido para que lo último tenga un peso inmerecido. Para destacar:
1.- Que no ha habido ningún giro o cambio en el objetivo por parte de la coalición de partidos representados: recuperar la democracia a través de elecciones libres y justas. Las consignas que le han añadido en los últimos años no pasan de ser firmas personales en la expectativa nacional fundamental. Por eso es que este grupo de hombres y mujeres siguen siendo los líderes de la aspiración de libertad del pueblo venezolano.
2.- Que el camino de recuperación de la democracia involucra tres tipos de actores: las fuerzas democráticas que por necesidad institucional deben estar lideradas por la última Asamblea Nacional legítima, las fuerzas que conforman y sostienen a la dictadura y la comunidad internacional, especialmente las potencias, por su poder para sancionar o levantar sanciones, única herramienta de presión lícita y pacífica.
3.- Que lo que parece una flexibilización en las posiciones —que las elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales y municipales libres y justas, no se den en un único proceso sino como hitos de un cronograma— tiene la fortaleza de hacer menos traumática la transición pacífica, siempre que incluya una estrecha observación y respaldo internacionales.
Tengamos presente que todo lo que ha sido írrito no dejó de serlo: el bodrio ya fenecido de la asamblea paralela que, con la oferta estafadora de redactar una nueva Constitución, montaron con un fraude en 2017; las presidenciales de 2018, en las que solo participó la claque más cercana al chavismo disfrazada de oposición, y las parlamentarias de 2020.
4.- Tampoco hay cambios al exigir la entrada masiva de ayuda humanitaria. La crisis humanitaria fue declarada por la Asamblea Nacional 2015 prácticamente desde que se instaló. La vacunación masiva, pero con criterio científico y no por discriminación política o económica, es un clamor desde que la Organización Mundial de la Salud la aprobó como mecanismo de lucha contra la pandemia que azota a la humanidad.
5.- La exigencia de garantías democráticas para todos los actores políticos, incluidos los que representan al malhadado chavismo que nos sumió en esta tragedia, es una incontestable demostración del temple democrático que acompaña a esta lucha. Igual que la reinstitucionalización republicana, la libertad plena para todas las personas con causas judiciales abiertas por motivos políticos y la políticamente correcta, complicada y necesaria justicia transicional.
6.- El rol protagónico de la comunidad internacional en la administración de los incentivos, lo que incluye la posibilidad del levantamiento progresivo de las sanciones condicionado al cumplimiento también progresivo de los compromisos. Para valorarlo, es útil tener presente que para la comunidad internacional es igual de fácil aflojar la tuerca que volverla a apretar lo mismo o más, si perciben que se burlan de ellos.
Resulta un mensaje claro: aquí no hay votos de confianza y todo depende de que aumentemos la presión interna y externa para que las potencias estén dispuestas a actuar coordinada y asertivamente hasta que recuperemos la libertad.
En palabras de Guaidó «eso solo lo haremos posible unidos y movilizados». Esto es, sin duda, lo más difícil. Y sin duda, en lo que más daño nos hace la disidencia de Capriles, sus operadores en la prensa nacional y sus organizaciones aliadas internacionales, trabajando arduamente para ensuciar la percepción de unidad y movilización.
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Y aquí está la vulnerabilidad del mensaje: Guaidó habló de mecanismos de rendición de cuentas si la dictadura intentaba, de nuevo, evadir una solución negociada. En el volante de promoción, en un apartado subtitulado «Y si no… ¿qué?» se habla de incrementar las sanciones, bloquear el financiamiento del paraestado, justicia internacional, Corte Penal Internacional, plataforma internacional para hacer rendir cuentas a la dictadura, más juicios y casos a los testaferros internacionales y mayor presión popular.
En un volante es perfectamente comprensible que hayan puesto claves, claves novedosas e interesantes que necesitan explicación. La prensa editorialmente comprometida con el fracaso de esta propuesta está cebándose con lo faltante. La forma de evitar este ataque ruin y destemplado es explicar mucho, más y mejor. Es urgente.
Carolina Gómez-Ávila tiene más de 30 años de experiencia en radio, televisión y medios escritos y escribe sus puntos de vista como una ciudadana común.
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