Medios pro China perjudicaron a Trump con sesgo informativo sobre el COVID
Compañías estadounidenses como Bloomberg y Disney tienen grandes alianzas económicas y estratégicas con el comunismo chino, recibiendo anualmente ganancias millonarias. A cambio, publican artículos que destacan cómo Pekín ha "controlado" el virus
Son tantos y tan amplios los nexos que empresas de Occidente mantienen con China, que armar el entramado se hace un tanto complejo. Sin embargo, no significa que sea imposible atar cabos. Gracias a esto han salido a la luz sospechosas relaciones, como las de Disney o Bloomberg LP con el Partido Comunista Chino (PCCh), que con información sesgada sobre el COVID-19 hicieron un doble trabajo: favorecer al régimen de Pekín y perjudicar la imagen de Donald Trump durante la campaña para la reelección.
El país asiático figura como un mercado clave para estas empresas por las ganancias que genera. Solo el Shanghái Disney Resort, inaugurado en 2016, aporta alrededor de 1000 millones de dólares en ingresos anuales para Disney. En 2018 lo visitaron 11,8 millones de personas, 50 % turistas extranjeros.
Con Bloomberg LP ocurre una historia similar. El país bajo el régimen de Xi Jinping representa el 1 % de los ingresos, y Hong Kong otro 4 %. Directivos de la empresa financiera, de la cual también se desprenden medios de comunicación en EE. UU. se reúnen constantemente con funcionarios chinos para asesorarlos o ampliar sus nexos comerciales.
Entendiendo esta estructura es donde comienza a revelarse el entramado de alianzas. Por ejemplo la cadena ABC News es propiedad de Walt Disney Company, mientras que NBC News pertenece a Universal Studios, que tiene sede en Shanghái. Casualmente estas cadenas hacían grandes críticas a la presidencia republicana de Donald Trump. Acá también sale a relucir el nombre de Laurene Powell Jobs, viuda de Steve Jobs, con acciones en Apple y Disney, que le aportan importante dividendos para financiar medios de izquierda.
Los intereses con China son vastos, asegura Alexander Marlow, editor en jefe de Breitbart News. Aunque el periodista ya había adelantado la relaciones de Michael Bloomberg con el régimen chino, el resurgimiento de la teoría de que el COVID-19 se originó en un laboratorio de Wuhan, sirve como marco para retomar su más reciente investigación y entender cómo medios estadounidenses buscaron manipular la opinión pública a favor del PCCh.
Para muestra, un botón…
«¿Cree que alguno de estos medios (o políticos) realmente iba a profundizar para descubrir los orígenes del coronavirus, especialmente en un año electoral?», es el planteamiento del periodista para los lectores de su más reciente artículo. La respuesta, es «no».
Descubrir la presunta verdad solo podría traer daños para los funcionarios chinos, que según Marlow, se han convertido en jefes y benefactores de estas empresas. Y por ende, podría haber ayudado a Trump a ganar la presidencia por segunda vez. Para nadie es un secreto que el expresidente fue defensor de la teoría sobre el origen del COVID-19 en un laboratorio de China.
«Una gran parte de su patrimonio neto y, por lo tanto, el capital utilizado para esos medios de comunicación, está relacionado con el dinero y la mano de obra china».
Aquí algunos ejemplos: New York Times publicó en febrero de este año un artículo titulado «Poder, patriotismo y 1400 millones de personas: cómo China venció al virus y rugió». La junta directiva de ese medio –señala el periodista– está conformada por miembros de la directiva de empresas como Facebook, Verizon y American International Group, Inc (AIG).
Bloomberg calificó a China como el primer país en un ranking bautizado como «paraísos COVID cero». Casi un mes antes, reseñaba en otro artículo cómo la economía de país avanza lentamente «hacia el dominio mundial».
«¿Realmente el PCCh suprimió el virus, logrando así la ‘victoria’ sobre el COVID-19? Lo más probable es que suprimieran los hechos, lo que beneficia al régimen chino».
Facebook se sumó a las regulaciones
Ahora bien, apartando los medios tradicionales, falta tocar el tema de las redes sociales. Desde que el virus se convirtió en parte de la vida cotidiana, las plataformas digitales comenzaron a señalar y regular publicaciones. Quien publicara contenidos relacionado con el COVID-19 veía —sin haberlo elegido— una etiqueta de advertencia.
Muchos medios vieron desmonetizados sus anuncios sobre el virus, posteriormente los contenidos de vacunas también fueron regulados. De manera arbitraria, Facebook (también propietario de Instagram) comenzó a eliminar contenidos calificados como «falsos», algunos citando a China. El anuncio hecho por Mark Zuckerberg trató de mostrar supuestos beneficios que no fueron consultados con los usuarios . No solo eso, la empresa también monitorea la información procedente de 104 países y los 50 estados de los EE. UU.
Todo esto no pasó bajo la mesa, el portal Buzzfeed reseñaba hace un año cómo el bloqueo de anuncios de coronavirus estaba privando de ingresos a algunos sitios de noticias. Palabras claves publicitarias sobre el virus entraban en una lista negra creada por Sleeping Giants, grupo de activistas digitales de izquierda, indicó Marlow.
Más allá de su investigación, está el hecho de que sí existen muestras públicas de la complacencia de las grandes empresas de comunicación hacia el régimen de China y el tratamiento sobre el COVID-19. Los distintos artículos y declaraciones están allí, a la orden de quien quiera leerlos. Y si quedan dudas, pueden mirar el siguiente video de cuando Michael Bloomberg dijo que Xi Jinping «no es un dictador».
«Encubrimiento masivo»
Un miembro de la junta asesora de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió hablar sobre lo que está pasando en China y el origen del COVID-19. Aseguró que se trata de un «encubrimiento masivo» que continúa actualmente.
“Involucra la destrucción de muestras, el ocultamiento de registros, la imposición de una orden de silencio universal a los científicos chinos y el encarcelamiento de periodistas ciudadanos chinos que hacen las preguntas más básicas».
Jaime Metzl declaró a Fox News que mientras más muros de piedra construya el régimen chino, más sospechoso parece. «Tenemos que llegar al fondo de esto, lo que significa hacer preguntas difíciles y seguir los datos dondequiera que nos lleven».
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