Sergio Massa pretende engañar a los estadounidenses, como hizo con los argentinos
El titular de la Cámara de Diputados está de gira en Estados Unidos. Pretende hacerle creer a sus interlocutores que en Argentina hay una coalición de gobierno moderada.
Sergio Massa, quien fue parte del primer kirchnerismo y que también lo venció después en las urnas, ese dirigente que juró no retornar jamás al lado de Cristina y paradójicamente volvió al poder de la mano de ella, retomó la labor que tuvo al inicio del mandato del Frente de Todos: la del personaje moderado, crítico de los populismos autoritarios. Sin embargo, el problema es que lo que creyeron algunos incautos en las elecciones —y se pretendió vender hasta hace un tiempo— ya no es más vendible.
De gira en Estados Unidos, el titular de la Cámara de Diputados con pretensiones de mostrar al Gobierno argentino como una amplia coalición peronista, donde el kirchnerismo duro es solamente una facción, aseguró: «Ni en Nicaragua, ni en ningún país de la región, podemos tolerar presos políticos”. De esta manera, retomó el discurso que tenía cuando aseguraba que en Venezuela había una “dictadura”.
Pero su posición dentro del Gobierno fue absolutamente licuada con el avance del kirchnerismo sobre la política exterior, tal cual se vio durante los últimos meses. Nada dijo Sergio Massa con respecto a las últimas votaciones de Argentina en los foros internacionales. Esto deja en evidencia el lineamiento del oficialismo como un todo. Si Massa piensa distinto, lo cierto es que en el ámbito doméstico ya abandonó la lucha interna.
Sus reuniones con Bill Clinton, con el titular del Subcomité del Hemisferio Occidental y Política Económica del Congreso, así también como con los importantes referentes de la comunidad judía, a quienes les tuvo que explicar el bochornoso voto en contra de Israel recientemente, parecieran mostrar que el diputado argentino tiene dos agendas: la oficial, representando lo que no puede representar, ya que ni siquiera lo puede explicar, pero también buscar apoyos para su propio proyecto político. Sergio Massa quiere ser presidente. Ya lo intentó y fracasó, pero aunque volvió al poder hoy la tiene todavía más complicada.
Aunque Massa sea el titular de la Cámara Baja y uno de los hombres más poderosos del país, puede que esto sea producto solamente de la coyuntura. Y es que, para volver al poder, el exintendente de Tigre se metió en una encerrona. Por un lado, se quemó de por vida con el antikirchnerismo, al que pudo seducir solamente en parte, vendiendo un peronismo de centro derecha. Por el otro, el kirchnerismo tampoco compró esa retórica que vendía, de mostrarse como la renovación de su amigo Alberto Fernández. El espacio ideologizado de Cristina lo desprecia, ya que lo considera como un conservador derechista en potencia. El punto en común entre ambas facciones es que ya todos lo consideran un especulador profesional. ¿Tendrá algún futuro relevante en la política nacional?
Habrá que ver…
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