protestas en Cuba

Cansados de soportar, los cubanos salieron el domingo a hacer una exigencia vital: libertad. Llevan más de 60 años bajo el yugo de una feroz dictadura que les echa la culpa a otros del hambre y de las necesidades que pasa el pueblo. A los venezolanos esto les suena a disco rayado, pero también les preocupa porque saben que las consecuencias de las manifestaciones en regímenes totalitarios siempre son negativas para los ciudadanos.

Cientos de personas tomaron la calle sin miedo; ni siquiera el covid-19 los detuvo, aunque cada día aumentan los contagios. Fue un movimiento espontáneo, surgido de la necesidad de expresar el descontento. Es inevitable hacer el paralelismo con lo que ocurre en Venezuela. E igual que aquí, el presidente Díaz-Canel aseguró estar dispuesto a reprimir a cualquiera que levante su voz.

De acuerdo con el mandatario puesto por los Castro, los manifestantes “tuvieron la respuesta que merecían y la seguirán teniendo, como en Venezuela”. Así que lo que les espera a los cubanos indefensos, desarmados, con hambre y cansados de tantas injusticias es la fuerza represiva de un régimen que no tiene la más mínima compasión por los que sufren.

La dictadura cubana está más que preparada para responder a las protestas y a la gente que pide libertad. Por algo lleva años asesorando a Maduro y sus secuaces en las técnicas represivas, de terror y torturas para hacer que los venezolanos tengan miedo de manifestarse. En Venezuela muchas personas, al ver que los cubanos salían a las calles, sintieron emoción porque saben que si una mariposa aletea en la isla, es mucho lo que puede pasar aquí…

Sufrimos lo mismo. Ellos desde hace 60 años y nosotros desde hace más de 20. Cuba se ha servido del petróleo y de las divisas de una Venezuela, que se convirtió en su caja chica, en sustitución de la Unión Soviética. Por eso, sufrimos lo que sufren los cubanos y deseamos para ellos que al fin puedan quitarse el yugo. El mismo que nos oprime.

Como pueblos que padecen hambre, necesidades, mucho dolor y con la libertad asfixiada, venezolanos y cubanos deberían unirse en un solo grito, unir fuerzas porque son regímenes gemelos que lo que quieren es pisotear a los pueblos, hincarlos de rodillas y humillarlos para mantenerlos oprimidos.

No sorprende la medida de eliminar el Internet ni de dejar a la gente sin electricidad, pues lo padecemos a diario en Venezuela. Pero el grito de libertad se cuela por donde sea. Los cubanos tienen derecho de escoger su propio destino, de decidir un cambio. Nosotros los acompañamos.