La jornada de Diana Araque, licenciada en enfermería, comienza apenas abre la puerta principal del Hospital Rafael Medina Jiménez de Pariata, estado Vargas. Su puesto de trabajo queda en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde atienden a pacientes con covid-19 en condiciones graves. 

Antes de llegar a su unidad, Diana se cubre con una bata antifluidos, un gorro de tela y una mascarilla quirúrgica. Entre toda la indumentaria se alcanzan a ver sus ojos. Aunque junio cerró como el mes con más casos de covid-19 en el país, el área no tenía pacientes esa mañana.

Foto: Víctor Salazar

Ante la ausencia de pacientes en la sala, Diana y su compañera de guardia se pusieron guantes para limpiar la unidad mientras esperaban que llegara algún caso para ellas. Aunque no quiso hablar frente a la cámara, sí le comentó a El Diario que la unidad abrió hace pocos meses, porque estuvo desde 2016 a la espera de remodelaciones. 

La enfermera narró que comenzó a trabajar como suplente en esa unidad en el año 2013 y en 2014 recibió un contrato, pero solo estuvo en esa área un par de años. Desde entonces dejó de funcionar. 

El personal que estaba acá pasó a las diferentes áreas. En ese momento solo funcionaban Emergencia, Consulta externa y Pediatría. A finales de marzo de este año fue que volvieron a abrirla”, detalló la licenciada.

Trabajo arduo y sin descanso 

La remodelación de la UCI ocurrió gracias al apoyo de Proyecto Yanomami, una fundación que labora principalmente en el estado Amazonas, pero que por la pandemia llegó al hospital para aportar su grano de arena. 

Jesús Naranjo, coordinador de Proyecto Yanomami, relató para El Diario que la fundación fue creada por su abuelo en Puerto Ayacucho. “Era epidemiólogo y ayudaba a los indígenas. Fue pionero en la medicina, porque atendía los casos de epidemiología en Amazonas. También fue comisionado de salud. Después de que él muere entro yo a apoyar la fundación, pero en 2016 empezamos a tomarlo más en serio y ayudar a un nivel más alto”. 

Entre las alianzas que ha alcanzado Proyecto Yanomami está el enlace con los Ángeles de la Autopista o paramédicos de tránsito terrestre en Caracas. Gracias a esto, la fundación conoció el Hospital Rafael Medina Jiménez de Pariata y se puso manos a la obra. 

De acuerdo con Naranjo, el centro asistencial tenía potencial para convertirse en un hospital de primera línea, contaba con el personal calificado, pero muchas de sus áreas estaban cerradas y fuera de servicio. 

Foto: Víctor Salazar

En el mes de marzo tocó la puerta de la junta directiva y también de la gobernación del estado. Además, conversó con amigos y empresarios que tenían la capacidad de ayudar. 

La primera impresión me la dio la gente que trabajaba aquí, el calor humano del personal, de verdad trabajan con el corazón. Me cautivó un poquito y quise darles un buen ambiente de trabajo, incentivarlos a que sí se pueden hacer las cosas de forma diferente”, expresó.

El proceso

La UCI y la unidad de covid-19 fueron algunas de las primeras áreas que se rehabilitaron. También se remodelaron espacios en la Emergencia. Todas estas salas fueron dotadas con equipos tecnológicos. 

Sin embargo, el mayor desafío para la fundación son los quirófanos. El trabajo en estas salas comenzó desde un punto neutral, porque tenían aproximadamente cuatro años cerrados. 

Benito Gamardo es el ingeniero encargado de las recuperaciones del hospital. Aseguró que se siente agradecido por formar parte del proyecto, pues señaló que tanto él como su familia son usuarios del hospital. 

Gamardo explicó que los quirófanos del hospital necesitaron reparaciones de filtraciones. Las paredes fueron recuperadas, selladas y pintadas. También se arreglaron las instalaciones eléctricas.

Para ponerlo operativo se necesitó cemento, arena, cal y pego. En el acabado de las paredes se necesitó una cantidad considerable de material, porque el espesor de la pared es bastante grueso, esas paredes son muy viejas y tenían un espesor de seis o siete centímetros. Por último se aplicó la pintura epoxica”, dijo en entrevista para El Diario.
hospital de Pariata
Foto: Víctor Salazar

De acuerdo con el ingeniero, ya se completó en 90% la infraestructura del quirófano y los equipos e indumentaria ya están en el hospital. Estiman que para mediados del mes de julio ya estará completamente operativo. 

Las alianzas de Proyecto Yanomami y el hospital 

Jesús Naranjo resaltó la importancia de practicar la filantropía y hacer alianzas para emprender proyectos como la recuperación del hospital. Aunque admite que es difícil lograr este objetivo en Venezuela, insiste en que es posible cuando existen ganas de trabajar por las comunidades.  

Con esta premisa Proyecto Yanomami consiguió una donación de suficiente pintura epoxica para 300 metros de pared, varios litros de gel antibacterial, piezas y motores para aires acondicionados. 

Una de las alianzas más recientes que hicieron fue con la Embajada de Alemania, a través de Dividendo Voluntarios para la Comunidad. Con su apoyo comenzó la remodelación de la Unidad de Medicina Interna. 

Remodelación de Pariata
Unidad de Medicina Interna | Foto: Víctor Salazar

El médico Lenín Izarra asumió la dirección del Hospital Rafael Medina Jiménez en el mes de mayo y desde entonces ha estado a disposición del equipo de Proyecto Yanomami para avanzar en las remodelaciones. 

Desde que trabajamos juntos hemos recuperado las áreas de emergencia, el área administrativa, las cocinas y los pasillos. Actualmente estamos trabajando en el cuarto de enfermería y el auditorio para las labores de docencia”, aseguró Izarra en entrevista para El Diario.
Área de Emergencia | Foto: Víctor Salazar

Recalcó que el proyecto más ambicioso es la inauguración del quirófano. Espera que al estar operativo se puedan hacer cirugías de emergencia y electivas de todo tipo, excepto las obstétricas. 

El director reveló que su mayor esperanza está puesta en que el hospital pueda brindar atención de la más alta calidad luego de las remodelaciones. Aclaró que este será de gran apoyo para las familias del estado que no pueden costear la medicina privada. 

Un aliado en la lucha contra el covid-19

El estado Vargas es la cuarta entidad con más casos de covid-19 confirmados en el país. Para quienes trabajan en el Hospital Rafael Medina Jiménez era indispensable contar con todo lo necesario para enfrentar la pandemia. 

Actualmente tienen totalmente operativas las unidades de covid-19 y de Cuidados Intensivos para casos graves. A juicio de Izarra, recuperar esas áreas es un aporte para evitar que los pacientes presenten complicaciones o mueran por los efectos de la enfermedad. 

Para Diana Araque es un aporte valioso contar con los insumos necesarios para la atención del paciente. Admitió que lidiar con los casos de covid-19 es un desafío emocional para todos los que conviven en un hospital. 

Ha sido fuerte. A nosotros como profesionales de la salud nos dicen que debemos estar preparados para todo, pero no lo estamos para esto. Hay que trabajar mucho la psicología, porque esta enfermedad afecta la parte emocional. Las personas se vuelven ansiosas y si no controlamos eso no podemos ayudarlos a recuperar su proceso respiratorio”, explicó la enfermera.

Araque admitió que esa ansiedad puede llegar a afectar al personal también, por lo que acotó que es fundamental enfocarse en los procesos del ingreso del paciente y en las instrucciones del médico. 

“Cuando el especialista decide el ingreso a Terapia Intensiva, dependiendo de la gravedad, se conecta a un bipap (respirador de presión positiva bi-nivelada) o se monitorea. También puede conectarse a ventilación mecánica no invasiva y uno asiste al médico en la colocación de la mascarilla, se ponen vías periféricas para la administración del tratamiento endovenoso. Lo importante de esto es ver una evolución rápida para que el paciente vaya mejorando en cuestión de horas”, detalló. 

En su reinauguración, la UCI fue equipada con monitores de signos vitales, ventiladores mecánicos, equipos bipap, bombas de infusión y un equipo para hacer gasometrías arteriales. 

Hospital de pariata
UCI | Foto: Víctor Salazar

Contar con la tecnología no es lo único necesario para enfrentar la pandemia. Es por eso que el temor por parte del personal y sus familiares a contagiarse con covid-19 siempre está latente. 

“Mis familia ha sentido mucho temor por mí. En determinados momentos me han dicho ‘tú estás loca, te expones por ese salario’. De verdad no niego que tantas cosas que he visto me han hecho querer dejar todo, pero a la vez sigo aquí porque sé que hago algo importante ayudando a otros. Este hospital siempre se ha caracterizado por su calidad humana”, aseguró la enfermera. 

Los nuevos retos del hospital 

Habilitar cada área del centro asistencial es el reto que pretende asumir su directiva con el apoyo de Proyecto Yanomami. El ingeniero Benito Gamardo reveló que el trabajo más arduo será recuperar en su totalidad el sistema de aire acondicionado. 

Su infraestructura está bastante deteriorada, porque estamos al nivel del mar, prácticamente frente a la playa, y eso afectó fuertemente a los aires acondicionados. Algunos necesitan correas, otros motores, aspas o gas. Esto significa que vamos a necesitar mucha ayuda para recuperarlos”, detalló Gamardo.

Pese a que aún faltan reparaciones, la recuperación parcial de este sistema y las otras remodelaciones causaron un impacto positivo en el personal del hospital. Jesús Naranjo insiste en que el cambio anímico de los trabajadores es visible y espera que el trabajo en el hospital deje una huella fuerte que permita la conservación del espacio. 

Foto: Víctor Salazar

“Para nosotros en Proyecto Yanomami ha sido un cambio de 180 grados trabajar en el hospital, pero en el personal de aquí también se siente el cambio. No es lo mismo trabajar sin aire acondicionado que hacerlo en un lugar fresco, con instalaciones limpias, con uniformes. Notas el estado de ánimo con el que llegan los trabajadores”, añadió Naranjo. 

Aunque Naranjo y todos los implicados en las remodelaciones del hospital cuentan con el apoyo de la empresa privada y el estado Vargas para culminar el proyecto, saben que el reto más importante es hacer de esta ayuda algo sostenible en el tiempo, más allá de las dificultades que enfrenta el país, para que Pariata cuente con un centro de salud de alta calidad.