Magnicidio en Haití: la cara más oscura de la seguridad internacional
El asesinato de Jovenel Moise lo único que demuestra es la profunda fragilidad que vive la región y los juegos de guerra en los que todos participamos aún sin darnos cuenta de que el mundo en estos momentos es un sitio peligroso y un hervidero
Hablar del asesinato de Jovenel Moise, presidente de Haití, no solo es referirse a un evento abominable que ha venido a recrudecer la ya existente situación de inestabilidad y la profunda crisis que vive la isla más pobre del Caribe, sino que coloca sobre la palestra una situación que compromete la seguridad internacional y hace salir a la luz la realidad de actividades delictivas internacionales, que se suscitan a nivel interestatal y que tarde o temprano enfrentarán a los Estados con sus propias políticas de seguridad, frontera y defensa.
Temas como el tráfico de armas, corrupción y los grupos mercenarios han estado en el mundo desde las eras más antiguas. Sin embargo, el recrudecimiento de la crisis debido al COVID-19 y la falta de un plan homogéneo y efectivo de resguardo territorial ha facilitado que grupos armados tomen escenarios y provoquen actos tan abominables como este.
Hay que también tomar en cuenta que, este atentado contra Moise no representa solo la muerte de un ciudadano, sino que es el asesinato del más alto mando y representante del Estado haitiano lo cual desencadenaría un vacío de poder que, de manera directa hace peligrar una institución democrática ya vulnerada.
¿Qué hay detrás de este atentado?
El asesinato de Moise tiene dos lecturas. Una lectura política interna y otra internacional. Haití, es una de las naciones con mayor inestabilidad económica, social y administrativa del continente americano. Un devenir de dictaduras y de gobiernos totalitarios, grupos armados no gubernamentales, crimen organizado y terribles desastres naturales han colocado a la isla en una situación de pobreza extrema y crisis humanitaria. Todo esto dentro de un escenario de acusaciones de corrupción, narcotráfico, tráfico de menores y venta ilegal de armas.
Este ha sido un período presidencial no exento de enfrentamientos, secuestros ajusticiamientos y acusaciones de autoritarismo. De hecho, la propia Organización de las Naciones Unidas hablaba de los múltiples desafíos que había experimentado la nación en los últimos años con un cambio de gabinete constante donde asumieron cargos siete primeros ministros y el último sin estar juramentado. Por otro lado, a Moïse se le acusaba de dictador ya que para algunos tendría que haber abandonado el cargo hace un tiempo y además se le señaló de promover una constituyente, no contando con el apoyo de los partidos de oposición. Precisamente para esos partidos de oposición Moise acumuló poder y comenzó a gobernar mediante decretos, acción típica de gobiernos autoritarios, y lo cual traería consigo disturbios e inestabilidad.
Magnicidio y mercenarios
Un total d 28 personas participaron en el magnicidio, irrumpiendo en la casa del presidente, robando documentación y objetos de valor e hirieron a su también esposa. Se utilizaron armas largas y hasta ahora las informaciones oficiales han indicado que se trataba de 22 sujetos colombianos y 6 estadounidenses y si bien se ha pretendido responsabilizar tanto a Colombia como a los Estados Unidos lo que se ha mostrado es el tema de los “mercenarios”. En el ámbito del Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario los mercenarios también se les conoce como Servicios Militares Privados.
Si bien dentro de la definición aportada por el informe del Grupo de Trabajo de la Organización de las Naciones Unidas sobre ‘mercenarios’ se les define como … “los servicios profesionales de las personas a quienes se paga para intervenir en un conflicto armado en un país distinto al suyo” … no debemos olvidar que de hecho en Haití hay un conflicto armado de vieja data con ocasión al terremoto que azotó a la población y que llevó a la instalación de los Cascos Azules de la ONU en la región conocidos como los Minustah. Acusaciones de violación, de haber llevado enfermedades como la cólera al país, intercambio de mercancía por sexo desembocaron en el señalamiento de la ONU estaba allí para reprimir al pueblo.
De hecho, un artículo de CNN de 2017 recogía una declaración de Monica Riet quien era portavoz de la coordinadora para el Retiro de las Tropas de Haití donde expresaba que… «los haitianos dicen que las tropas de la ONU solo están para reprimir al pueblo, un pueblo que no acepta la situación de miseria y explotación tan grande que vive»… Esto llevaría a que en el mismo año 2017 el recién electo Moise reorganizara de nuevo la fuerza militar lo que hizo fue agudizar el conflicto.
El hecho de que hayan sido unos mercenarios quienes hayan ejecutado el magnicidio puede tener varias lecturas, pero una de ellas sin duda es que dentro del propio país hay factores de poder que querían deshacerse de la figura de Moise. Que hayan extraído documentos y objetos personales, sin ninguna pretensión conspiranoica no hace sino levantar sospechas acerca del móvil detrás del móvil real que llevó a esta situación. Donde aán se espera por la decisión de ver si celebrarán elecciones presidenciales.
Por ahora, la Constitución de Haití en su Artículo 149 expresa que en caso de vacante de la presidencia de la República ya sea por renuncia, destitución, muerte o por incapacidad física o mental permanente debidamente declarada el Consejo de Ministros, bajo la presidencia del primer ministro, ejerce el Poder Ejecutivo hasta la elección de otro presidente. Este primer ministro es del factor de oposición lo cual podría traer consigo enfrentamientos entre partidos por una parte y, por otra, no se puede dejar a un lado el hecho de que la pandemia sigue cobrando vidas y no es el momento más idóneo para celebrar elecciones.
Lectura a nivel internacional
No solo la ONU se ha pronunciado lamentando el suceso, la Organización de Estados Americanos emitió una declaración denominada “Condena del Asesinato del Presidente de Haití y apoyo a las instituciones democráticas y al diálogo” y justamente cierra reiterando su constante apoyo al diálogo entre partidos políticos, el respeto de la Constitución de la República de Haití y las instituciones democráticas del Estado, no sin antes rechazar de manera enfática la forma de violencia e intolerancia invitando a los sectores del gobierno y a la sociedad a la paz y la calma.
Esto, solo podría interpretarse como que la corrupción interpartidista existente en Haití está comenzando a tomar proporciones que llevarían a una guerra civil en el país y esto claramente debido a las disputas que siguen existiendo y evidentemente los organismos internacionales lo saben.
Por otro lado, al conocerse que los ciudadanos eran colombianos y estadounidenses representantes de los departamentos de inteligencia de ambos países se trasladaron a la isla a fin de abrir investigaciones para el esclarecimiento de los hechos acaecidos. Primeramente, porque no se puede obviar que en Colombia operan fuerzas de diversas categorías como es el rearme de las FARC y las últimas operaciones del Ejército de Liberación Nacional. En cuanto al tema de los Estados Unidos lo más escandaloso ha sido que uno de los autores intelectuales residía en el estado de Florida, lo cual invita a que la nación abra investigaciones a la brevedad posible y, aprovechando de pescar en río revuelto, el régimen de Venezuela denuncia vínculos de los autores intelectuales con factores de la oposición venezolana.
Sin embargo, esto no responde a ninguna de las siguientes interrogantes que son las que realmente importan… “¿Cómo ingresaron estos ciudadanos a la isla? ¿Cómo fueron dotados de armas de semejante calibre? ¿Por qué no hubo un despliegue de emergencia al momento de captar las cámaras estos movimientos extraños? ¿A quién le conviene el conflicto?”… Esto lo único que demuestra es la profunda fragilidad que vive la región y los juegos de guerra en los que todos participamos aún sin darnos cuenta de que el mundo en estos momentos es un sitio peligroso y un hervidero.
Ante la imposibilidad de eliminar la miseria, se prohibió mencionarla. Las noticias de la prensa eran tranquilizadoras, vivían en un reino encantado. (De Amor y de Sombra. Isabel Allende)
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