Einstein Millán Arcia: Pdvsa; Los negocios del ministro
Cintillo: Inevitable la privatización de gran parte de PDVSA
Irónicamente, cuando el barril repunta a valores no vistos desde Mayo’2014, nuestra industria petrolera atraviesa su peor momento. En el entorno 2006-2007 con un barril similar, PDVSA facturaba anualmente $96.242 millones, con una producción de 3.150.000 BPD.
Hoy en medio de una de las peores gestiones en su historia, donde los crímenes ambientales abundan, donde la improvisación abunda, y donde la destrucción de su valor es una constante, solo espera facturar para 2021 unos $8.000 millones; unas 12 veces menos que entonces.
Hoy PDVSA ha prácticamente dejado de producir para pasar a ser una empresa importadora. El mismo patrón a grandes rasgos de toda Venezuela, donde han dejado de producir para pasar a importarlo todo.
Más allá del efecto de las sanciones, nuestra corporación ha sido diezmada como si se tratase de un plan para devaluarla; para ponerle mano. Una estrategia de apoderamiento quizá, para dar salida a “esos capitales mal habidos” estancados en múltiples manos, pero cada vez más cercados por la justicia internacional.
Si antes defendíamos su rescate, hoy pensamos que es inevitable la privatización de gran parte de PDVSA.
La más reciente decisión del MENPET y PDVSA, no escapa de la misma ruta de decadencia que ha devorado nuestra industria. Petróleos de Venezuela y National Iranian Oil Company, acaban de firmar un contrato para intercambiar crudo de la FPO por condensado iraní, en un promedio de ~2.000.000 Bbl/mes, por un periodo de 6 meses [ https://www.gulf-times.com/story/701137/Iran-Venezuela-in-oil-export-deal-despite-US-sanct ].
Ante su gran fracaso en producir nuestras propias reservas de crudos y condensados y operar apropiadamente nuestras refinerías, lo que PDVSA busca con las importaciones iraníes, es crear una ilusión de mejora en las cifras de producción y exportación, a expensas de incorporar mayor volumen de fracciones importadas, que luego serian reportadas como propias, aunque el efecto neto en el flujo de caja sea en realidad contrario. Un ardid engañoso de esos que hunden nuestra corporación entre pérdidas, saqueo, decadencia y teorías de conspiración.
Los negocios del ministro:
Al barril actual el costo de esos 2 MMBbls-mes de condensado iraní, equivale a ~$145 millones más el costo de transporte por ser entrega CIF, mientras que el costo de ese mismo volumen de crudos de la FPO, equivale a ~$97 millones menos el descuento por ser entrega FOB. Para equiparar costos de intercambio (swap), PDVSA tendría que absorber la diferencia en divisas, o entregar mayor volumen; unos ~3.000.000 Bbls de crudo de la FPO. El peso de ese volumen importado se traduce en la absorción o inutilización de una cuota de producción de crudos de la FPO conservadoramente del orden de ~100.000 BPD, que serian dirigidos a honrar dicho compromiso. Es decir, con dicho acuerdo, Venezuela entrega 3.000.000 de barriles y recibe 2.000.000 de barriles de los iraníes e inutiliza unos 100.000 BPD de su producción.
Mientras Irán produce y vende sus crudos, también revende nuestro crudo al mercado asiático; hoy y hasta al menos el cierre de Q2’2022 al alza, cuando se cumplen los 6 meses del acuerdo de intercambio con PDVSA.
Venezuela además entrega con dicha transacción en bandeja de plata, una porción de un mercado fundamental para la colocación de sus crudos; el mercado Chino y el pacifico del sur.
Esos 2.000.000 Bbls-mes importados desde Irán, podrían elevar el potencial de producción de la FPO en ~220.000 BPD-bruto al suplir parcialmente las necesidades de dilución, con lo que el remanente de ganancia volumétrica luego de restar el compromiso con Irán, estaría en el orden de 120.000 BPD (220-100) de crudo diluido FPO, menos una merma del alrededor del 8% para un neto de ~110.000 BPD.
De ese total de 110.000 BPD, la distribución volumétrica neta que le queda tanto a PDVSA como a sus socios seria proporcional a su participación accionaria, por ende habría que restar los costos de producción y la ganancia del socio por tratarse de empresas mixtas, con lo cual el remanente liquido para las arcas de Venezuela producto de dicha transacción es algo cercano a despreciable.
No olvidemos que las empresas mixtas estaban obligadas a pagar varios impuestos; impuesto de ventajas especiales (3,33%), el de desarrollo de proyectos endógenos (1%), el superficial por campos ociosos y un impuesto sombra que asegure que la suma de la regalía de 30%, la regalía adicional de 3,33%, y el impuesto sobre la renta sea igual, como mínimo y en ciclo fiscal, a 50% de los ingresos brutos de la empresa mixta.
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