La imposibilidad psicológica del progre para reconocer que Maradona era una basura
La historia de la joven novia del “10” dejó en evidencia la doble moral, la hipocresía, pero también el problema psicológico de muchos kirchneristas, que no pueden reconocer que el excampeón del mundo era una persona despreciable
Diego Brancatelli es uno de los periodistas kirchneristas más representativos. Muchos de los que lo conocen aseguran que sus convicciones, que lo llevan a apoyar permanentemente al oficialismo, son genuinas. Pero, aunque su respaldo al Gobierno sea sincero (a diferencia de otros comunicadores K que son claramente mercenarios), sus posiciones no son intelectualmente honestas. Los detalles sobre la relación de Diego Maradona y su joven novia cubana deberían generar el repudio del panelista, si tuviera un mínimo de coherencia con su marco conceptual donde el feminismo es clave. Pero Brancatelli tiene tatuado al excampeón del mundo y su fanatismo por “el Diego” no hace otra cosa que dejarlo en ridículo, con sus contradicciones que son más difíciles de esconder que la corrupción del kirchnerismo.
¿Qué tendría que decir un “progresista” ante la historia de un millonario de 40 años, al que le entregan una niña pobre de 16, ante la complicidad absoluta del mandamás político de un país? ¿Qué diría ese “progresista” si el adulto la inicia en el mundo de la droga en contra de su voluntad y la fuerza a realizarse un implante mamario en la ilegalidad y la clandestinidad? ¿Cuál sería la opinión de un “progresista” si ese millonario corruptor de menores somete a la niña a un nivel de locura tal, como para encerrarla en un hotel bajo custodia, luego de evaluar traerla al país en una valija con agujeros “para que respire”?
La respuesta a esas preguntas es: “depende”. Si fuera otro millonario poderoso y otro político, probablemente la progresía estaría pidiendo la horca por televisión. Pero si hablamos de Diego Armando Maradona y de Fidel Castro, el fanatismo lleva, no sólo a relativizar todo, sino hasta cargar contra la víctima de la historia. Ante la mirada atónita de los compañeros de piso, Diego Brancatelli tuvo el descaro de manifestar que Mavys Álvarez rompió el silencio por dinero.
En el caso que así sea, lo cierto es que esa cuestión es secundaria. Parece que los defensores de Maradona están absolutamente impedidos psicológicamente de aceptar que su ídolo era una mala persona y un corruptor de menores. La personalidad del fallecido exjugador se acercaba incluso bastante al estereotipo del millonario capitalista que tienen los izquierdistas en la cabeza: una persona inescrupulosa, que utiliza su poder, dinero e influencia, para servirse de las personas humildes con total impunidad.
Evidentemente, la cultura de la cancelación depende exclusivamente de quien sea el cancelado. Los héroes de la progresía son impunes y se les perdona absolutamente todo. Incluso las aberraciones más grandes.
Para la psicología, la negación es una especie de mecanismo de defensa que sirve para enfrentarse a los conflictos negando su existencia. Por lo tanto, se rechazan los aspectos de realidad que se consideran desagradables, para vivir una ficción que el individuo negador tolere. Por lo tanto, tienen problemas. Allá ellos y ojalá puedan solucionarlos. Lo que sí, los demás no podemos permitir que el progresismo enfermo nos imponga sus posiciones, agenda y discurso, que ni siquiera ellos mismos respetan en lo más mínimo.
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