Cubanos buscan en la santería un escape «anestésico» del castrismo
El pueblo cubano está hastiado, consumido por el tiempo y la represión que el castrismo se ha encargado de implementar por años. Es por ello que hoy busca refugio en un recurso particular: la religión, específicamente la yoruba.
Con seis décadas bajo una dictadura en Cuba que inició con la irrupción de Fidel Castro, la ciudadanía hoy vive una incertidumbre sobre su porvenir que va de la mano con el caos por la crisis eléctrica en la isla, al igual que otros factores que van en detrimento de su vida. En otras palabras, el pueblo cubano está hastiado, consumido por el tiempo y la represión que el castrismo se ha encargado de implementar por años. Es por ello que hoy busca refugio en un recurso particular: la religión, específicamente la yoruba.
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Una población que está en este tipo de encrucijadas hoy apela a este recurso, el de la santería —una creencia que mezcla la cultura africana y caribeña con la religión católica— en su afán de tener un «panorama» más claro sobre lo que podría ocurrir en el país. Quienes acuden a la santería o Regla de Ocha, la Regla de Ifá, o la Regla de Palo —como también es conocida— buscan, desde su percepción, la solución de problemas amorosos, así mejorar la suerte personal, protección mágica y seguridad esotérica.
Un reporte de 14yMedio revela que la santería gana protagonismo e interesados en la actualidad, tal como ocurrió en el Período Especial. Esto ocurre debido a que se percibe como «anestésica» ante las dificultades de la vida.
Si embargo, no hay que olvidar que en Cuba hoy existe un control de las religiones bajo diversas formas de represensión. De acuerdo con un informe que presentó la organización Prisoners Defenders al que tuvo acceso PanAm Post, se evidencia que al menos 93 % de los encuestados en su sondeo de lídres realizados en la isla sufre algún tipo de acto represivo por motivos religiosos. Esto solo incluye a los católicos, sino que trae consigo a practicantes del islam, protestantes e incluso a los seguidores de la religión yoruba, que también ha sido polémica por sus prácticas alejadas del monoteísmo.
Y es que el documento de Prisoners Defenders señala que el “Partido Comunista se define como un ente supra-Constitucional y fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”, con esa autodefinición, la tolda del régimen castrista “se ha arrogado plenas capacidades para restringir la libertad y cultos religiosos de forma arbitraria sin que haya capacidad legal de oposición mediante la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos (OAARR), cuya autoridad y funcionamiento emanan y dependen del Comité Central del Partido Comunista de Cuba».
Esto es una señal de alarma para quienes siguen el comportamiento religioso en la isla, debido a que por medio de ciertas medidas, el Partido Comunista está en posiblidades de plantear una configuración en las religiones que pueda permitirles tener un mejor manejo en lo que corresponde a la inyección de su discurso en la ciudadanía, que durante este último año también se ha mostrado más reactiva ante el régimen comunista.
En todas partes
«La religión afrocubana está en todos lados», le confiesa un practicante al medio. También precisa que ella «penetra la jerga, la gestualidad, los imaginarios, moldea la guapería nacional, y hasta le da forma a lo peor de los cubanos, en un proceso donde muchos elementos salen para ser sustituidos por otros de inquietante procedencia».
Incluso, detalla que “la gente reza, busca respuestas, confía en el más allá y consulta todo tipo de mecanismos adivinatorios para saber cuánto tiempo más hay que resistir».
Miguel Febles, un santero que flexibilizó los requisitos para iniciarse en la religión hace dos décadas, detonó en la multiplicación de consagraciones. Para pertenecer ahora es relativamente fácil. Ya los aspirantes no deben certificar ser heterosexual, «sabio», buen hijo, padre o esposo, con disponibilidad para avanzar en el estudio de la religión, ahora cualquier desde maleantes hasta proxenetas están adentro.
La diversidad entre los miembros y las ansias de encontrar respuestas a través de ritos, conjuros y lenguas antiguas expone a los cubanos a un limbo esotérico, considerando que existen facciones afines al régimen que promueven su permanencia mientras para evitar persecuciones por replicar una “religión extraoficial”. Sólo los babalawos «independientes» predicen la inminente caída del castrismo pero sin fecha, claro.
Un negocio
Ser parte de esta cofradía cuesta. Se estima que para convertirse en santero en Cuba se necesitan entre 1000 y 3000 dólares. El monto cubre una ceremonia que se extiende durante una semana e incluye el sacrificio de un animal vivo, danzas rituales y mezclas de plantas sagradas.
En Europa o Estados Unidos el costo oscila entre los 5000 y 20000 dólares. La disparidad atrae a extranjeros o turistas quienes son captados por los orishas – espíritus o dioses que interactúan con los seres humanos- para atraerlos a la religión «exótica» y criolla.
Internet también es un nicho. El profesor de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Princenton, Adrian López-Denis, asegura que “la santería se está convirtiendo en virtual y cada vez hay más negocios en la red. La mayoría de los santeros hoy tienen una laptop donde estudian libros electrónicos y acceden a programas para convertirse en santeros. Es a través de estos programas donde la gente interesada está aprendiendo ahora: Santeria 2.0 y, por supuesto, lo están comercializando”.
En su “Letra del Año” -predicciones para 2022- invitan a “estar atentos a complots en los cuales varias personas se unen para perjudicar a otra”. Con las protestas que persisten parece que aciertan.
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