Desmontando las narrativas engañosas sobre el hambre en Brasil
Los tres ejes principales del combate al hambre son: asistencia social, agricultura y economía. Mientras el mundo se paralizó, Brasil fue ejemplo en la producción de alimentos, en el combate al hambre y en seguridad alimenticia.
Existe una narrativa de ataque constante contra la gestión del Gobierno en Brasil. Le acusan de no combatir el hambre ni la inseguridad alimenticia, pero la evidencia desmonta la narrativa respecto al hambre en Brasil. Muestra la lucha contra la desnutrición y lo hace con una metodología distinta. No se limita a entregar subsidios, sino que reduce impuestos e incentiva la creación de empleo para la lucha contra el hambre en Brasil, contrario al modelo de la región.
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Los principales medios de Brasil han impulsado la retórica opuesta. Ellos pasan por alto que el mundo entero ha sufrido por causa de las paralizaciones provocadas por la pandemia. Esto ha obstruido la economía, aislando a las personas en sus casas. Justamente Brasil ha sido la excepción. Ya que la nación suramericana ha tenido mayor apertura, sufrió menos que los demás y pudo luchar más contra el hambre.
La política de “quédese en casa, la economía la veremos más tarde” o los conocidos lockdowns mostraron un resultado bajísimo en la contención de las muertes. En cambio el costo económico fue altísimo. Lo mismo el desempleo. Esto lo constató el estudio de la Universidad estadounidense John Hopkins, líder en estadísticas del coronavirus.
Sin embargo, cuando la crisis económica empezaba, el lema del gobierno de Brasil fue “nadie se queda atrás”. Tomaron acciones para proteger a los más necesitados. Buscaron mitigar el hambre y la miseria ocasionada por el confinamiento, la expansión monetaria global, por la crisis mundial. Luego por la guerra en Ucrania.
Los tres ejes principales del combate al hambre son: asistencia social, agricultura y economía. Mientras el mundo se paralizó, Brasil fue ejemplo en la producción de alimentos, en el combate al hambre y en seguridad alimenticia.
Auxilio Brasil: transferencia de renta histórica
«Auxilio Brasil» fue una herramienta fundamental para mitigar el sufrimiento de los más necesitados. Se transformó en el programa de transferencia de renta más grande de la historia de Brasil. Desde noviembre del año pasado, 53.000 millones de reales (10.000 millones de dólares) fueron entregados a los más necesitados. Si consideramos «Auxilio Brasil» y “Beca Familia” desde 2019, la suma alcanza 110.000 millones de dólares (21560 millones de dólares).
El Auxilio Brasil contempló un valor que es más que el doble del Beca Familia, o sea, el promedio del auxilio saltó de 191 reales para 409 reales (80 dólares); además, fueron incluidas 3,5 millones de personas más que el Beca Familia.
El gobierno brasileño gastó 7300 millones de reales (1430 millones de dólares) al mes con el Auxilio Brasil en 2022. Esto supone casi 3 veces más que los 2500 millones de reales (490 millones de dólares) al mes en 2018.
«Alimenta Brasil», un programa que beneficia a 51000 agricultores familiares
También en el área de Asistencia Social, no podemos dejar de resaltar programas como el Alimenta Brasil, Brasil Fraterno y Auxilio Gas. Alimenta Brasil ayudó a 51000 agricultores familiares con recursos de 56,27 millones de dólares en 2021. Con la PEC (Propuesta de Enmienda Constitucional) de los Beneficios, aumentó 98 millones de dólares. Todo ello representa renta para el pequeño agricultor y comida para los más necesitados.
Otra iniciativa fundamental para la seguridad alimenticia del brasileño más humilde fue el programa Brasil Fraterno. Este es un plan de donaciones de empresarios que a través de exención del ICMS (Impuesto sobre la Circulación de Mercancías y Servicios) fue articulada una red de bancos de alimento. Esa iniciativa consiguió recaudar 200 millones de reales (39 millones de dólares) en alimentos con los empresarios por un simple cambio legislativo.
De esa forma pudo ocurrir una sinergia entre la sociedad civil y empresarios. Esto dio como resultado que alimentos pudieran ser donados a quienes más los necesitaban. El auxilio gas fue otro programa fundamental, porque paga 100 % del valor de la bombona de gas a personas en situación de pobreza y extrema pobreza. Al menos 5,6 millones de familias fueron beneficiadas.
Finalmente, no se puede dejar de mencionar el Plan Nacional de Alimentación Escolar (PNAE) que provee 50 millones de comidas por día a jóvenes y niños en edad escolar ayudando en el combate al hambre entre esa categoría de edad.
Brasil ayudó a alimentar al mundo entero
El segundo eje de combate al hambre fue el fortalecimiento de la agricultura brasileña. Logró consolidarse como una potencia mundial. Una de las iniciativas más importantes fue el viaje del presidente Jair Bolsonaro a Rusia antes de la guerra en Ucrania. La política externa brasileña negoció el abastecimiento de fertilizantes que están siendo fundamentales para la producción agrícola brasileña.
No solo impacta el bienestar de Brasil sino del mundo. El economista de la FAO, Joseph Schmidhuber afirmó que si Brasil no tuviese acceso a los fertilizantes necesarios para su producción agrícola, el mundo sufriría una crisis alimenticia; conforme publicó Epoch Times.
Además, entre 2019 y 2022, Brasil regularizó 360 mil títulos agrarios. Eso representa seguridad jurídica en el campo; avance de la agricultura familiar en el país, incentivo para la producción y sinergia entre el pequeño, el medio y el gran agricultor brasileño.
Sumado a luchar contra el hambre en Brasil, el país ayudó a alimentar al mundo entero. Las exportaciones del agro negocio brasileño que eran de 391 mil millones de reales (76 mil millones de dólares) en 2018, alcanzaron la marca de 672 mil millones (131 mil millones de dólares) en 2021. Y mientras diversos sectores de la economía de Brasil y del mundo estaban parados por las medidas restrictivas de libertades para combatir el COVID- 19, el agro brasileño no se detuvo.
El plan Safra que financia el agro negocio de Brasil alcanzó números significativos. Llegó a la cantidad de R$ 53.000.000.000 (10,39 mil millones de dólares) para el pequeño agricultor y R$ 43.000.000.000 (8,43 mil millones de dólares) para el medio agricultor.
Los índices muestran que ha reducido el hambre
Finalmente, en el eje de la economía los indicadores muestran claramente un ambiente adecuado para reducir el hambre. A lo largo de este año, las revisiones de crecimiento en la economía siempre han sido hechas hacia arriba y superando las expectativas más optimistas.
El desempleo ha descendido a 9,3% que es el menor número desde el segundo trimestre de 2015. Según datos del Banco Mundial, Brasil ha sido la economía que más ha disminuido la tasa de desempleo entre las economías del G20. El país ha generado más de 2,7 millones de empleos en 2021; y más de 4 millones de empresas han sido abiertas.
La recuperación económica en un panorama de inflación y bajo crecimiento en el mundo entero solo ha sido posible por las reformas estructurales. Permiten abrir empresas de una manera más fácil y con más libertad económica. Aunque la inflación esté alta, no se ha llegado a los niveles de la última gran crisis en Brasil en 2015. Y hoy, los analistas ya esperan que la inflación en el país sea menor que la de EEUU y con índices semejantes a los de la Unión Europea, lo que es inédito en la historia de Brasil.
El real es una de las monedas más valoradas
Un análisis de la agencia Austin4 posicionó al real entre las monedas más valoradas con respecto al dólar en mayo de 2022. Pese a que se haya devaluado un poco los últimos meses, la divisa brasileña sigue como una de las monedas más sólidas de la región. De esta forma, se preserva el poder de compra del brasileño lo que también ayuda a combatir el hambre.
Por lo tanto, cuando analizamos con hechos el peso de los programas sociales de Brasil; la fuerza de la agricultura y nuestro panorama económico actual se queda claro que las narrativas que circulan en la prensa brasileña hablando de un número excesivo de brasileños con hambre es una falacia.
No debemos olvidar que algunos de estos números son estimativas de fundaciones con claro sesgo político y que estos no son datos oficiales de institutos como el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) o el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA).
Hoy poy hoy se torna necesario escoger los hechos, los números y la realidad frente a narrativas plantadas por organizaciones no gubernamentales y vehículos de comunicación con objetivos políticos. La lucha de Brasil contra la desnutrición y la inseguridad alimenticia es evidente en cifras. El dato desmonta el relato respecto al hambre en Brasil.
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