Biden en la ONU: entre frenar a Rusia, lidiar con China y vigilar a Irán
El mandatario estadounidense tiene grandes deudas en materia de política exterior que procuró matizar en su discurso en la Asamblea General de la ONU. Rusia, China, Irán y Venezuela acapararon la agenda
El discurso del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en la Asamblea General de la ONU, estuvo dedicado casi por completo a Rusia. Señaló al Kremlin por haber «violado descaradamente» los principios básicos del organismo y denunció la intención de su homólogo, Vladímir Putin, de «borrar» a Ucrania del mapa.
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Biden abordó varias aristas relacionadas con la guerra. Entre estas, el desabastecimiento de alimentos en muchos países debido a que el conflicto mermó la exportación de productos de Rusia y Ucrania. También invalidó el argumento de Putin cuando este —para justificar la invasión— dijo que Rusia estaba siendo amenazada. El mandatario demócrata recordó que «solamente Rusia fue la que buscó el conflicto».
El presidente estadounidense también buscó contrarrestar la alusión que hizo Vladímir Putin sobre su arsenal nuclear. «Una guerra nuclear no puede ganarse y nunca debe lucharse», indicó Biden ante la ONU. En resumen, su discurso tocó puntos álgidos en geopolítica, aunque la propia agenda del presidente estadounidense está llena de temas por resolver en el ámbito internacional y local.
Crisis alimentaria y energética
Estados Unidos va a desembolsar 2900 millones de dólares para combatir la crisis alimentaria que empeoró debido a la guerra en Ucrania. Biden lo anunció en la ONU como un intento por apelar a países que todavía no han condenado a Rusia.
Sin embargo, al mandatario le queda pendiente el tema de la crisis energética que provocó Putin cuando decidió cortar el suministro de gas a Europa. El petróleo ruso y otras materias primas también han tenido dificultades para llegar a otros países debido a las sanciones. Es decir, aunque el Gobierno demócrata de EE. UU. y sus aliados quisieron mostrarse firmes frente a Moscú al inicio de la invasión, ahora tienen que dilucidar cómo lidiar con las consecuencias. Estas se convirtieron en una especie de efecto dominó que Occidente trata de sortear.
EEUU vs. Irán por acuerdo nuclear
Restablecer el acuerdo nuclear firmado en 2015 es otro asunto frustrado de la Administración demócrata. Desde que Joe Biden es presidente ha tratado de que Irán regrese al pacto para controlar su producción de uranio. Algo que expertos miran con cautela, porque si Washington estrecha de nuevo relaciones con Teherán, eso más bien podría dar cabida a que el régimen islámico avance en la creación de un arma nuclear.
Pero Biden sigue insistiendo, esta vez ante la ONU. «EE. UU. es claro: nunca permitiremos a Irán hacerse con un arma nuclear. Sigo pensando que la diplomacia es la mejor forma de lograr este resultado», aseguró. Aún así, sigue sin haber consenso. Previamente el presidente iraní, Ebrahim Raisi, dijo que «fueron los EE. UU. los que pisotearon el acuerdo». Mientras ambos gobiernos discuten, la nación islámica sigue enriqueciendo uranio, el principal componente para un arma de este tipo.
Vaivenes con China
Sobre China, Biden dijo en la ONU que EE. UU. no busca una «Guerra Fría». Lo señaló en referencia a la disputa que hay respecto a Taiwán y la polémica que se desató cuando aseveró que enviaría a fuerzas militares estadounidenses a defender la isla si China decidiera invadirla. Ya que Washington reconoce oficialmente «una sola China», lo que Biden consiguió fue la molestia de Pekín.
En la Asamblea General de la ONU, el mandatario quiso matizar sus palabras al decir que «no busca un conflicto». Diplomáticamente, este es un tema aún pendiente e incómodo.
Diálogo con la dictadura venezolana
También mencionó que “años de opresión política han expulsado a más de seis millones de venezolanos” y que EE. UU. sigue presionando por un diálogo que permita “volver a tener elecciones libres y justas».
Este punto ha sido especialmente polémico. Los diálogos con el régimen venezolano han demostrado ser infructíferos y Biden sigue creyendo que esa es la solución para la crisis que padece el país caribeño. Trata de mostrar una posición firme, pero por otro lado sigue aliviando sanciones económicas en beneficio de la dictadura venezolana.
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