La censura y el silencio
Gloria Cuenca
El régimen, la agarró, dicho
coloquialmente, contra las estaciones de radio. Ha superado todo lo que se
podía pensar, cerrando y silenciando a decenas de estaciones de radio, en
provincia, especialmente, como si de enemigos armados se tratara. Cuando
escribo, en oportunidades, no me lo creerán, mis amables seguidores y los
contradictorios lectores, siento una pena infinita por las personas que se
ocupan de hacer estos hechos; vergonzosos, alarmantes, que ponen en evidencia
una gran ignorancia, un desfase en el tiempo, desconocimiento de la vida y por
encima de todo falta de cultura y civilización. No han podido entender, todavía, (tal vez,
nunca lo logren) que, el hecho de no decir las cosas, no significa que no
ocurran. Han establecido como norma: lo que no se divulga, no existe.
Esa, una verdad a medias. Si se trata de un
evento científico, un descubrimiento tecnológico, o un proceso de validación
científica, puede ser. Los sucesos, los hechos sociales y políticos, a veces
tardan en llegar, pero siempre se conocen. Mientras estos desafueros se
suceden, la Misión de Observación para determinar la veracidad de los
hechos denunciados, presenta un informe con pruebas irrebatibles, aprobado por las
Naciones Unidas. Reciben esta descarga terrible, quedando totalmente
demostrada la violación de Derechos Humanos: torturas, maltratos
psicológicos, violencia de género, desapariciones forzosas, en fin, acciones de
naturaleza infra humana. Emiten un
decreto, no tan publicitado, donde el régimen dice y predica que, cualquiera
puede grabar a los funcionarios/as en acciones contrarias a los Derechos
Humanos. Los funcionarios no se dejan fotografiar, menos grabar. Rompen los
teléfonos y se los incautan a quien se atreva a desafiarlos. Los ciudadanos,
ingenuos algunos, no entienden nada. Se trata de hacer ver, con un acto de
propaganda, y no es lo mismo que actuar conforme a la Ley. ¿Buscan ellos la
aplicación de la Ley y la Justicia? Para nada. Nadie les puede creer.
Padecemos el silencio de las
emisoras de radio, que procuraban compañía, información noticiosa, música y
distracción, en medio de jornadas terribles de desasosiego, con dificultades
con el agua, también con la electricidad, la basura, la delincuencia, la
hiperinflación y para usted de contar. Si se empeñan en quitarnos todos los
medios de comunicación, cada día la rebelión será peor. ¿No lo entienden? ¿no
se lo plantean? (Se han contabilizado 206 emisoras de radio cerradas en estos
años infames, ni hablar de RCTV, El Nacional y la compra de los medios)
Venezuela es un país acostumbrado a la información noticiosa y a la
comunicación. Más de 40 años de ejercicio democrático no se olvidan, ni se
pueden borrar. Lo que pretenden, usando la consigna de los fascistas:
“obediencia, ciega y rápida” resulta inaceptable para nosotros los que vivimos,
disfrutamos y también sufrimos la época de la democracia civil, eso si con
Libertad.
Hay un tema que cualquier
comunicador, comunicólogo o asesor de imagen, puede comprender. Sin embargo, la
tarea es hacerlo y que lo comprendan los
del régimen. ¿Será posible? Quieren sustituir la información noticiosa por
propaganda política. Inaceptable, la información noticiosa, proviene de los
medios, y es imprescindible como retroalimentación, para saber cómo los
perciben. Hacen encuestas, y no quieren saber la verdad, las manipulan y no
dicen lo que efectivamente da como resultado; ¿y, entonces? Se auto convencen,
con los “jaladores de oficio” que todo está perfecto. Si supieran, algo, sobre Teoría de la democracia
y la comunicación, conocerían que la grandeza de los Estados Unidos de
Norteamérica tiene que ver con la absoluta decisión de respetar la Libertad de
Expresión, de oír a los medios, de escuchar la opinión pública, también de
reconocer el sentimiento público, distinto y más variable que la OP. Por eso,
me producen lástima. No tienen idea de lo que realmente pasa. Creen qué, con
las armas, su propaganda chimba, su dinero mal habido, resolverán la situación,
y eso basta. Son un hueso - duro de roer- por cuanto la oposición democrática, nunca
comprendió a quienes enfrentaba. Comunistas, autoritarios e ignorantes. ¿Ahora,
si? ¡Amanecerá y veremos!
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