Europa se autodestruyó
Los mismos europeos crearon todas las condiciones necesarias para llevar a Europa a su destrucción, que determina su desaparición como centro de poder y de riqueza mundial
El Banco Central de Inglaterra intervino en el mercado de deuda pública recomprando los bonos ingleses para tratar de detener la caída en los precios de esos bonos que significa un mayor costo financiero para futuros endeudamientos y para evitar, también, que el crédito para las empresas y las personas se vuelva impagable.
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El ortodoxo Banco Central inglés rompe son su tradición y le inyecta más liquidez al mercado monetario que se traducirá en una mayor alza de la inflación que significa el aumento de la pobreza de los ingleses que cada vez van a poder comprar menos con su mismo ingreso. La libra esterlina pierde valor y, por ende, capacidad adquisitiva.
Esto sucede, después de que el gobierno de la muy honorable Liz Truss, primer ministro del Reino Unido, anunciara que iba a reducir los impuestos. Ese anuncio ocurrió luego que su ministro de Hacienda, Kwasi Kwartengo, se fuera de fiesta con administradores de Fondos de Inversión, lo que ha generado enormes suspicacias. Tantas, que Truss tuvo que echar para atrás su decisión de bajar los impuestos en 45 %.
La desintegración de la Commonwealth of Nations sigue adelante y el Vaticano exigió la repatriación de todos sus activos antes del 30 de septiembre de 2022 que, al parecer, tenía un gran porcentaje de su inmensa fortuna, acumulada durante varios siglos, guardada en Inglaterra.
La extrema izquierda europea, desde siempre, le ha vendido a la sociedad que es necesario pagar impuestos o se van a perjudicar todos y que solo los ricos pagan impuestos, cuando en la realidad los impuestos los pagan todos menos los ricos, o pregúntenle a Shakira, y los únicos que se van a ver perjudicados si bajan los impuestos, son los burócratas que viven del espolio permanente a la sociedad.
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha reconocido, entre líneas, que cometieron un error garrafal manteniendo encendidas, sin parar, las maquinas de hacer euros, mucho tiempo después de haber terminado el exceso de gasto público para tratar de mantener la economía europea durante la pandemia. Entonces, lo fácil, es subir la tasa de interés, cuando lo lógico, sería detener el gasto público inútil, irracional y desbordado.
Muchos de los europeos están culpando de todas sus desgracias económicas a las decisiones que tomaron en Bruselas. Políticas que privilegiaron a minorías supremacistas como las aborteras, los miembros de la comunidad LGBTI+ y los inmigrantes ilegales, por encima de los intereses de los miembros de la Unión Europea.
Los recursos del Banco Central Europeo fueron dilapidados y terminaron destinándose a pagar hoteles de cinco estrellas para los inmigrantes ilegales, estudios sobre el cambio climático, compra de vacunas y tapabocas, promoción de la Agenda 2030 de la ONU, viajes de vacaciones de políticos, procedimientos de cambio de sexo para los niños, en el empoderamiento femenino y en subsidios para los jóvenes que ya no volvieron a estudiar, ni a trabajar.
El profesor Thomas Piketty se quedó con sus propuestas estrafalarias sobre cómo repartirse la fortuna de los europeos más ricos entre la universidades privadas en las que él trabaja. Ya no es necesario financiar la educación de nadie porque ya casi no hay jóvenes que quieran estudiar porque les regalan euros por quedarse dormidos en la casa. Esos jóvenes, son los que sobrevivieron al infanticidio que promovieron desde Bruselas con las políticas pro aborto, en las últimas dos décadas.
Se probó que las políticas comunitarias no eran para beneficiar a los europeos en su conjunto sino para beneficiarse personalmente y a los que rodean a los políticos y a sus más cercanos colaboradores. Han aparecido un sinnúmero de cuentas en paraísos fiscales de políticos europeos de extrema izquierda, los más amigos de repartir y derrochar los dineros entregados por el BCE.
Europa dejó de ser para los europeos y ahora es la Europa de los inmigrantes ilegales, los principales beneficiarios de los tributos que pagan todos los europeos. Los partidos políticos que se oponen, por elemental sentido común, a esa situación absurda, son calificados como de “extrema derecha” por decir lo que piensan los europeos y por representar las verdaderas necesidades de los europeos.
CHEGA en Portugal o VOX en España, son calificados de “extremistas” por los políticos que se benefician de los enormes recursos que le quitan a los europeos para dárselo a los africanos, a los asiáticos y a los latinoamericanos que llegan todos los días a la Unión Europea.
Donaciones de miles de millones de euros a Ucrania y a la OTAN, se convirtieron en el destino de la plata de los europeos que, por denuncias de la misma Ucrania, solo 30 % de todo ese gran movimiento de capitales y armamento, llegó a Ucrania, el resto no aparece. Se trataría, entonces, de una operación de saqueo y de lavado de activos a gran escala y a muy alto nivel.
Está bajo investigación, también, si se desviaron los recursos europeos para comprar vacunas contra el COVID-19, y se pudo beneficiar Ursula von der Leyen como informó en su momento el New York Times, basado en el intercambio de mensajes de texto en el período previo a la firma del contrato de compra de las vacunas, entre Albert Bourla, CEO de Pfizer, y Ursula von der Leyen, presidente de la Comisión Europea.
La transición energética hacia economías “limpias” fracasó y Europa se tuvo que devolver a la energía más barata y limpia, de verdad, de la centrales nucleares que fue satanizada porque iba en contra vía de la fuente de ingresos de industrias paralelas que surgieron de la mano de la narrativa del “cambio climático” y que, en algunos casos, son la esencia monotemática “verde” de varios partidos políticos de extrema izquierda que tienen representación en el Parlamento Europeo.
La extrema izquierda sí hace todo lo que Ursula von der Leyen quiere. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español y líder supremo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), por ejemplo, promueve el saqueo a las arcas de todos los españoles, sin pudor alguno, afirmando que el dinero no debe estar en los bolsillos de los ciudadanos sino en las bóvedas del Estado porque, el Estado, sí sabe lo que se debe hacer con el dinero de los españoles.
Alemania, Francia y España, están al borde del colapso económico por culpa de las sanciones que ellos mismos le impusieron a Rusia y tambalea el sistema financiero europeo tras las declaraciones de Ulrich Koerner, CEO del venerable banco, Credit Suisse, admitiendo que la entidad se encuentra en una situación “crítica” lo que ha provocado alarma en el sistema financiero mundial.
Los únicos que sobreviven en medio de esta vorágine de inseguridad, desempleo, inflación, hambre y desolación, son países como Hungría y Polonia que no han seguido al pie de la letra las directrices de Ursula von der Leyen que, por eso, han sido calificados por ella como países de “extrema derecha”.
Es evidente el desespero de los políticos de la extrema izquierda europea que quieren mantener el sistema comunitario a toda costa. Christine Lagarde, exdirectora del FMI y actual presidente del BCE, está promoviendo la creación del euro digital para que, en su concepto, no pueda desaparecer jamás el BCE. Los bancos centrales se han convertido en los enemigos de los gobiernos nacionales.
Legarde sabe que, con lo que está pasando en los países miembros de los BRICS, fortaleciendo sus monedas nacionales y dejando de lado el uso de los dólares americanos y del euro para sus transacciones de comercio internacional, los días del euro están contados, no importa que lo vuelvan digital. En este punto, se da por descontado que los países europeos van a volver a usar sus monedas nacionales.
La crisis de confianza que construyeron en Bruselas, emitiendo euros de manera desaforada y repartiéndolos entre los gobiernos de extrema izquierda, afines a von der Leyer, puede destrozar la economía europea. Muchos ven venir la debacle de la economía europea y la desaparición del euro como reserva de valor y moneda de intercambio comercial, y por eso están comprando metales preciosos físicos dejando a Europa sin oro, plata y platino, físicos.
Los mismos europeos crearon todas las condiciones necesarias para llevar a Europa a su destrucción, que determina su desaparición como centro de poder y de riqueza mundial. Europa se autodestruyó.
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