La desesperada estrategia de la izquierda: “Bolsonaro es peor que la dictadura militar”
Con el correr del escrutinio, y la evidencia de la mentira de las encuestas, varios comunicadores partidarios de Lula iniciaron una estrategia comunicacional que no parece ser más que un manotazo de ahogado.
La izquierda en América Latina tiene varios denominadores comunes en todos los países. Uno de ellos, es la comparación de los espacios que consideran “de derecha” con las dictaduras militares de la década del setenta. Aquellos gobiernos militares, de características similares en los distintos lugares, vienen a representar una especie de olimpo maligno. La manifestación del mal puro y duro. Sin embargo, los partidarios de la izquierda nunca fueron tan lejos como para equiparar a un espacio democrático con los militares de aquellos años. Lo usual era comparar una política o señalar alguna supuesta similitud concreta, desde sus poco objetivos parámetros, pero el temor a la reelección del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, los llevó a cruzar esa frontera retórica. Rumbo al balotaje, varios periodistas partidarios ya aseguraron que el actual mandatario es peor que la dictadura militar.
Eric Nepomuceno es uno de los que ha decidido jugar esta carta en sus últimos artículos. “He vivido dos exilios, no sé si tengo alma para un tercero”, se lamenta desde Página/12, como si su vida corriera peligro bajo el gobierno de Bolsonaro.
El texto del comunicador izquierdista, al menos es honesto. No tiene reparos en manifestar su indignación con los resultados y su temor por la segunda vuelta del 30 de octubre. Para él, “no hay manera de entender” la cantidad de votos que recibió para la elección parlamentaria el general retirado Eduardo Pazuello. “Tampoco resulta explicable” en su opinión el resultado que obtuvo Sergio Moro, al que calificó como un “juez venal y manipulador que llevó a Lula a la cárcel en un juicio basado en indicios y no en evidencias”.
Para Nepomuceno, los resultados del último domingo significan una clara victoria de Bolsonaro y “la ultraderecha”. Casi que considera absolutamente irrelevante e intrascendente que el candidato presidencial más votado haya sido Luiz Inácio Lula da Silva. Es que ellos esperaban un triunfo más amplio que no ocurrió y ya evidencian gran preocupación por la conformación del próximo parlamento. Si el actual jefe de Estado es reelecto, podrá contar con el parlamento para aprobar sus leyes.
Sin embargo, de ganar Lula, además de la complicación matemática en materia legislativa para los proyectos del Poder Ejecutivo, ya se nota una clara preocupación de que el líder del PT pueda no terminar su mandato, tal cual le ocurrió a Dilma Rousseff, removida mediante un juicio político. Esa pesadilla está más que latente en los partidarios del expresidente brasileño. Es que, al igual que con Temer, el vice al que se resignó Lula da Silva para crecer hacia el centro en esta elección, tampoco los representa ideológicamente.
«La verdad es que el abyecto y desequilibrado Bolsonaro sorprendió por cómo obtuvo resultados especialmente positivos en todo el país». reconoció Nepomuceno.
Para el periodista, la noche del domingo fue “una sorpresa” el resultado que obtuvo el “más asqueroso gobierno desde la redemocratización”. Aunque también su comparación va más lejos. En su opinión, esto no se trata de “bandos”, sino de “civilización o barbarie”. “Nunca jamás, ni siquiera en tiempos de la dictadura que duró larguísimos 21 años, este país ha sido tan destrozado y degradado”, aseguró.
Claro que el desempeño de Bolsonaro lo desmiente por completo. Incluso ante la complicada pandemia, donde varios países vieron derrumbar su economía, Brasil logró un performance muy sólido. Claro, nada de esto importa a la hora de las comparaciones arbitrarias de la izquierda.
De igual forma, calificar al actual presidente de Brasil como peor que los gobiernos militares, pareciera ser demasiado, incluso para los parámetros morales de sus espacios políticos. De allí, se desprende esta lectura de que si esto se hace es porque están desesperados. Pareciera que esta estrategia no brindará demasiados resultados, ya que le hablan a su propia platea y a nadie más. No obstante, hay que dejarlos, porque no se interrumpe a los rivales cuando se están equivocando.
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