La devoción de Portugal a María comenzó con el nacimiento de la nación en el siglo XII. Alfonso, fundador del reino y primer rey de Portugal, pone su país bajo la protección de Nuestra Señora mediante un voto, hecho con el consentimiento de sus súbditos y firmado en la catedral de Lamego, el 28 de abril de 1142. Esta fecha se considera como la del bautismo de Portugal que entonces se llamaba Terra de Santa María.
Todas las conquistas del rey fundador se emprenden bajo los auspicios de María y en cada ciudad recuperada a los moros, la Virgen es entronizada como patrona, ¡mientras el pueblo construye allí una iglesia con su nombre!
Pero fue el 25 de marzo de 1646 cuando se proclamó la real cédula ratificando la decisión de las Cortes de nombrar a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción protectora de Portugal, en agradecimiento por la independencia recuperada, en la octava del 8 de diciembre de 1640. A partir de entonces, las principales instituciones portuguesas, incluidas las universidades, decidieron defender la doctrina de la Inmaculada Concepción: ¡dos siglos antes de la proclamación del dogma por parte de la Iglesia, en 1854!
En 1863, mientras se desataba una lucha anticlerical en Portugal, el pueblo erigió el santuario de Nuestra Señora de Sameiro, cerca de la ciudad de Braga. Este santuario tiene el título de basílica y se convierte en la primera iglesia portuguesa en ser consagrada al dogma de la Inmaculada Concepción proclamado en 1854. Hoy es uno de los lugares de peregrinación más importantes de Portugal.
En 2004 tuvieron lugar en este santuario las ceremonias nacionales con motivo del 150 aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción y para esta ocasión, el 8 de diciembre, se entregó la "Rosa de Oro" al santuario de Sameiro, de parte del papa Juan Pablo II.
El santuario atrae peregrinaciones de decenas de miles de devotos cada año; desde el primer domingo de junio hasta el último domingo de agosto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario