Eleazar López Contreras: el modernizador del Estado (y II Parte)
Se considera a su gobierno como de transición entre la dictadura gomecista y formas de gobierno civiles y democráticas. Es así como dentro del espíritu del Programa de Febrero de 1936 y del Plan Trienal de 1938, su gobierno procedió a crear diversas instituciones que fueron dando estructura a lo que luego sería el Estado moderno que Venezuela conformó en la era democrática. Por ejemplo, la creación de la Contraloría General de la República en 1938 que significó el primer organismo contralor del Estado. Eleazar López Contreras, un venezolano visionario que supo crear desde el poder, en un ambiente cambiante y adverso, las bases para la democracia en el país.
Este programa moderno se acompañó de un cambio en el Gabinete Ejecutivo en el que los rostros del gomecismo fueron sustituidos por los de jóvenes profesionales. Alberto Adriani, Caracciolo Parra Pérez, Francisco Hermógenes Rivero, Alejandro Lara e Isaías Medina Angarita formaron parte de este cambio, con el encargo de implementar el Programa y su espíritu modernizador.
El Congreso Nacional también estuvo a la orden del día en cuanto a reformas, y así fue como se introdujeron cambios en la Constitución Nacional, y esta fue promulgada por el Presidente Eleazar López Contreras el 20 de julio de 1936. En ella se redujo el período presidencial de siete a cinco años y, aunque López se juramentó bajo la Constitución anterior que establecía el septenio, él mismo aceptó reducirse su período atendiendo al nuevo espíritu constitucional. Este, es justo señalarlo, es un caso único en nuestra historia. Por otra parte, la nueva Constitución no modificaba en nada la manera de elegir al presidente de la República, que se mantenía de segundo grado, pero eliminaba la reelección inmediata, medida que fue celebrada por todos los que combatían el continuismo.
Dentro del marco general del Programa de Febrero la Comisión encargada de redactar la Ley del Trabajo concluyó sus labores y el instrumento legal fue promulgado el 16 de julio de 1936. La nueva ley consagraba el derecho de asociación colectiva y el de huelga, ya que el espíritu de la ley buscaba la consolidación de una clase obrera a través del reconocimiento de los derechos fundamentales de los trabajadores. Con base en la ley fue que tuvo lugar la huelga de los trabajadores petroleros en diciembre de 1936, que concluyó en enero del año siguiente, teniéndose así la primera experiencia sindical dentro de un marco legal moderno.
Apertura y cierre de los partidos políticos
Junto con el regreso de los líderes políticos que emergieron en 1928, la creación de organizaciones políticas no se hizo esperar. El 1 de marzo tiene lugar una concentración en el Nuevo Circo de Caracas convocada por ORVE (Movimiento de Organización Venezolana), grupo liderizado por Alberto Adriani y Mariano Picón Salas, al que también se afilia Rómulo Betancourt, quien a lo largo del año va imponiendo su liderazgo en el conjunto. Los izquierdistas más radicales crean el PRP (Partido Revolucionario Progresista), mientras los estudiantes católicos, presididos por Rafael Caldera, Pedro José Lara Peña y Lorenzo Fernández forman la UNE (Unión Nacional de Estudiantes), que se distingue de la FEV.
“En materia educativa abre sus puertas en 1937 el Instituto Pedagógico Nacional, centro educativo fundamental para la formación de los profesores que requería el país”
A lo largo del año las nuevas fuerzas políticas actuantes buscan crear un partido que las agrupe a todas, obviamente a las que comulgaban con un credo de izquierda, aunque ya la separación de las aguas entre izquierdistas que seguían al comunismo internacional y los nacionalistas, se había dado. Esto ocurrió en los primeros meses de 1936, cuando las discusiones entre unos y otros los habían conducido a trincheras distintas. La organización que se creó se denominó el PDN (Partido Democrático Nacional), y reunía a los de ORVE, PRP, Frente Obrero, Frente Nacional de Trabajadores y Bloque Nacional Democrático de Maracaibo. La junta directiva del partido la presidía Jóvito Villalba, y la integraban Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Miguel Otero Silva, Antonio Arráiz, Guillermo Meneses, Miguel Acosta Saignes, Gonzalo Barrios y Mercedes Fermín, entre otros. En noviembre, el PDN solicita su legalización pero no le es concedida por el Gobierno. Luego, para las elecciones municipales de enero de 1937, muchos de los integrantes de estas fuerzas se presentan y ganan, en algunos casos, pero la Corte Federal y de Casación anula las elecciones invocando el inciso 6 del Artículo 32 de la Constitución Nacional vigente, el que prohíbe actividades comunistas en Venezuela. Finalmente, en febrero de 1937 el Ejecutivo Nacional declara la ilegalidad de las organizaciones políticas de izquierda, y el 13 de marzo de 1937 dicta un decreto de expulsión por un año del país de 47 dirigentes de “las izquierdas”. Concluía así la apertura que López Contreras había iniciado el 18 de diciembre de 1935.
La modernización del Estado
Dentro del espíritu del Programa de Febrero de 1936 y del Plan Trienal de 1938, el gobierno del general López Contreras procedió a crear diversas instituciones que se proponían modernizar la tarea del Estado en distintas áreas. Entre las más destacadas realizaciones figura la creación de la Contraloría General de la República en 1938, instituyéndose así el primer organismo contralor del Estado. En materia educativa abre sus puertas en 1937 el Instituto Pedagógico Nacional, centro educativo fundamental para la formación de los profesores que requería el país. Luego, en 1940, el Congreso Nacional aprueba la nueva Ley de Educación, que presentó al Parlamento el ministro del despacho, Arturo Uslar Pietri.
Se creó por ley el Instituto Técnico de Inmigración y Colonización en 1937, con el que se inició un programa de apertura a la inmigración calificada y, en materia económica, se fundó, en 1939, el Banco Central de Venezuela como organismo clave para la política monetaria en el país, desde su creación.
“Se creó por ley el Instituto Técnico de Inmigración y Colonización en 1937, con el que se inició un programa de apertura a la inmigración calificada”
En cuanto a políticas públicas sociales se crea el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, desde donde el doctor Arnoldo Gabaldón, al frente de la Dirección de Malariología, enfrentará con su equipo el flagelo del paludismo. Además, se creó el Consejo Venezolano del Niño, con el doctor Gustavo H. Machado a la cabeza y se promulgó el Estatuto de Menores. En 1940 se promulga la Ley del Seguro Social Obligatorio. En el área de política económica internacional se firmó el Tratado Comercial con Estados Unidos. Esta modernización, sin duda, tendió a ensanchar las áreas de acción del Estado en la dinámica social.
En el terreno de las relaciones geopolíticas internacionales, el Gobierno firmó con Colombia un “Tratado sobre la demarcación de fronteras y navegación de los ríos comunes” que provocó una encendida polémica en el Congreso y la prensa nacional. Este fue el más significativo de los tratados firmados por Venezuela en el siglo XX, ya que trajo consecuencias prácticas y diplomáticas de envergadura.
La sucesión presidencial
De acuerdo con la Constitución Nacional vigente se convocaron a elecciones de segundo grado en el Congreso Nacional en marzo de 1941, fecha en la que vencía el período presidencial establecido de cinco años. Con el beneplácito del Gobierno se presentó la candidatura del ministro de Guerra y Marina, el general Isaías Medina Angarita, que resultó naturalmente ganador ante la candidatura simbólica del escritor Rómulo Gallegos, presentada por los líderes del PDN como una forma de asomar una fuerza independiente del gobierno, aunque se sabía que con las condiciones electorales fijadas era imposible su éxito.
“En materia económica se fundó, en 1939, el Banco Central de Venezuela como organismo clave para la política monetaria en el país”
El general López Contreras le entregó la Presidencia de la República al general Medina Angarita después de ser electo por el Congreso Nacional el 28 de abril de 1941. El país había dado pasos hacia delante, en particular en lo relativo a las demandas democráticas, aunque estas no fueron atendidas en su totalidad. Es cierto que un mandatario le entregó el poder a otro, pero esto no ocurrió por la vía de las elecciones universales, directas y secretas. Con justicia, se considera al gobierno de López Contreras como de transición entre la dictadura gomecista y formas de gobierno más dialogantes, más democráticas y, sobre todo, más civiles.
Las vicisitudes del expresidente (1941-1973)
Es un hecho comprobado que las relaciones personales entre López Contreras y Medina Angarita se rompieron a los pocos meses de haber comenzado el gobierno del segundo. Las diferencias eran muchas y, además, las alimentaban los amigos de López que buscaban que el expresidente regresara al poder en 1945, hecho al que Medina se oponía abiertamente. En el fondo, esta oposición ha debido ser el motivo central y quizás único de las diferencias. Recordemos que los seguidores de López Contreras blandían la tesis de contar con los votos necesarios para elegirlo en el Congreso para ejercer la presidencia de la República entre 1946 y 1951, pero la terca realidad impuso otro camino. La tirantez era tanta que el 18 de octubre de 1945 muchos pensaron que se trataba de un golpe de Estado que López le estaba dando a Medina, pero muy pronto cayeron en cuenta de que se trataba de otra historia. López Contreras es hecho preso este día y enviado al exilio.
“En cuanto a políticas públicas sociales se crea el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, desde donde el doctor Arnoldo Gabaldón, al frente de la Dirección de Malariología, enfrentará con su equipo el flagelo del paludismo”
Luego, los tribunales ad hoc dispuestos para juzgar a los integrantes de los círculos de poder durante los gobiernos de Gómez, López y Medina, condenaron a López por peculado y lo conminaron a reparar con sus bienes los delitos de los que lo acusaban. El exilio de López Contreras concluyó en 1952, cuando regresó de Nueva York a Caracas y fue recuperando sus bienes en medio de una nueva situación política.
En enero de 1958 estuvo presente en Nueva York en la primera reunión entre los líderes políticos en el exilio (Betancourt, Villalba, Caldera) y aportó su experiencia en la coyuntura. Después, cuando se aprueba la Constitución Nacional de 1961 se incorporó al Congreso Nacional como Senador Vitalicio por su condición de expresidente de la República. Era evidente que había hecho las paces con quienes lo habían juzgado, condenado y enviado al exilio; de hecho, recibió no pocos elogios de sus antiguos perseguidores.
En su ensayo sobre López Contreras, nuestro querido amigo y maestro, Manuel Caballero, afirma:
“En una última página, tal vez sea necesario decir algo sobre el legado de Eleazar López Contreras. En política, hay una lección suya que casi ningún líder político sigue: la larga paciencia. López no se precipitó ni buscó ningún atajo: esperó hasta que al Benemérito le dio la perra gana de ir a presentar cuentas al Creador” (Caballero, 2004: 40).
Evidentemente, suscribimos estas palabras, y añadimos que López no sucedió a Juan Vicente Gómez para dejar las cosas como estaban, sino para cambiarlas profundamente, como ha sucedido muchas veces en la historia de las transiciones: el que hace el cambio viene del vientre de lo que hay que modificar.
Bibliografía:
-Acedo, Clemy Machado de (2005). Eleazar López Contreras. Caracas, BBV N°18, El Nacional-Banco del Caribe.
-Arráiz Lucca, Rafael (2001). Arturo Uslar Pietri: ajuste de cuentas. Caracas, Los Libros de El Nacional.
-Caballero, Manuel (2004). Dramatis personae. Caracas, Alfadil Ediciones.
-Moleiro, Rodolfo (1992). De la dictadura a la democracia, Eleazar López Contreras, lindero puente entre dos épocas. Caracas, La Galera de Artes Gráficas.
-Polanco Alcántara, Tomás (1985). El general de tres soles. Biografía del general Eleazar López Contreras. Caracas, Editorial Arte.
-Homenaje al general Eleazar López Contreras (1988). Banco Central de Venezuela.
-Tarre Murzi, Alfredo (1982). López Contreras, de la tiranía a la libertad. Caracas, Editorial Ateneo de Caracas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario