Gobierno de Petro decreta en Davos la ruina de Colombia
La ministra de Energía y Minas, Irene Vélez, ha sido noticia por haber ratificado desde el Foro Económico Mundial que Colombia no concederá nuevos contratos de exploración de gas y petróleo. Pero ella no es la única responsable. El presidente Gustavo Petro no solo la ratificó en el cargo cuando pudo haberla cambiado sino que además secundó sus palabras en Davos
Nuevamente la ministra de Minas y Energía de Colombia es noticia por sus desacertadas declaraciones que elevan la incertidumbre en los mercados. Irene Vélez acapara en las últimas horas la atención de los medios locales e internacionales, así como también desata comentarios en las redes sociales por la irresponsabilidad de haber reiterado en el Foro Económico Mundial, también conocido como Foro de Davos, que Colombia no concederá nuevos contratos de exploración de gas y petróleo. Pero está claro que ella no es la única responsable. El discurso previo del presidente Gustavo Petro apuntó en la misma dirección al instar a los empresarios a avanzar hacia un «capitalismo descarbonizado». Y además de haber ratificado a su ministra cuando tuvo la oportunidad de cambiarla, a las pocas horas salió este jueves a secundar sus palabras.
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«Sabemos que muy pronto, quienes son los importadores de carbón, ya no van a estar importando, y nosotros necesitamos rápidamente generar una economía alternativa. Y por otro lado, decidimos también que no vamos a conceder nuevos contratos de exploración de gas y de petróleo», dijo Irene Vélez desde Suiza, donde admitió que esta «decisión planetaria» ha sido «muy polémica», pero ratificó la posición asumida al respecto desde la campaña. «Para nosotros esa es una señal clara de nuestro compromiso en la lucha contra el cambio climático».
Con la excusa de proteger las selvas de Colombia y salvar al planeta del cambio climático, Gustavo Petro llegó a declararse en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), celebrada en septiembre, como el gran defensor de la cocaína, al afirmar que el petróleo y el carbón son más venenosos que esta droga que ha matado por sobredosis a 24775 personas solo en Estados Unidos durante los últimos 12 meses registrados hasta abril de 2022 por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Pero esta decisión a nadie toma por sorpresa. Ya durante la campaña Petro le había declarado la guerra a la industria petrolera. «La primera decisión que voy a tomar es el cese de la contratación de exploración de petróleo en Colombia. Es un mensaje claro: vamos hacia una economía productiva, no extractivista», dijo en una entrevista concedida a El Tiempo.
Una vez en la Presidencia comenzaron los ensayos disfrazados de improvisación. Fue precisamente Irene Vélez la primera en soltar que se respetarían los contratos actuales pero “no habrá nuevos contratos de exploración y explotación”, según declaraciones ofrecidas a la W Radio. Ante el previsible efecto negativo que este anuncio generó en la economía, Gustavo Petro intentó recoger las palabras de su ministra para salirle al paso a las reacciones. De esta manera respondió desde su cuenta de Twitter a un comentario de la senadora Paloma Valencia que «en ninguna parte del país se ha prohibido ni el petróleo ni el gas».
Las declaraciones ofrecidas en las últimas horas por ambos en el Foro Económico Mundial demuestran que el alza desmedida del dólar que se registró para ese entonces y las advertencias que hizo JP Morgan sobre la volatilidad de la economía colombiana no eran una simple consecuencia de las declaraciones bipolares de un gobierno inexperto e improvisado. Petro dejó claro en su discurso en Davos que su propuesta es avanzar hacia un «capitalismo descarbonizado». Tal vez por su temor a ser comparado con sus aliados socialistas que han demostrado que esta ideología siempre fracasa, el mandatario colombiano ha preferido exhortar a los empresarios a apostar por «otro capitalismo» que nadie sabe de qué se trata.
Si bien nadie se opone a una transición energética ordenada, lo que propone el Gobierno de Gustavo Petro en Davos es un suicidio para la economía colombiana, basada en cerca de 60 % en la explotación de hidrocarburos. Solo el petróleo representa el 40 % de lo que Colombia vende al mundo. Y en lo que respecta a la generación de energía, si se considera la producción total, incluyendo exportaciones, 91,4 % corresponde a hidrocarburos (carbón mineral 42,8 %, petróleo 33,9 %, y gas 14,6 %), según una reciente reseña de El Tiempo.
El discurso ambientalista extremo con el que Petro y su ministra ilusionan en el Foro de Davos a ecologistas con relatos románticos y soluciones mágicas para salvar el planeta tampoco es válido si se toma en cuenta que Colombia aporta solo 0,66 % de las emisiones globales de efecto invernadero, ranking encabezado por China con más de 32 %. Es decir, las consecuencias económicas de una política ambiental basada en un fundamentalismo ideológico serán catastróficas, llevando en poco tiempo al país a la ruina, mientras que el aporte de Colombia en término de reducción de contaminación será simbólico e imperceptible.
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