OLGALINDA PIMENTEL
R. | 11 ENERO 2023
Los 12 hitos de la escalada violenta de Hugo Chávez
para montar su revolución
A lo largo de sus 13 años en el poder, las
frases o giros lingüísticos del presidente Chávez apuntaron en el blanco para
imponer en el país su modelo autocrático. Desde la expresión más pintoresca
hasta la más lacerante, muchas de sus locuciones cambiaron la vida de los
venezolanos. Estudiosos presentan los hitos que determinaron el rumbo de la
nación asolada por la pobreza y extraviada en el sendero político.
El 11 de enero de 2007 los venezolanos,
acostumbrados a expresiones y refranes presidenciales, quedaron perplejos al
escucharla frase “Patria, socialismo o muerte”, que Hugo Chávez pronunció
en la Asamblea Nacional. Con esa fórmula de inspiración guevarista, convertida
en pretendido lema político y social, el mandatario juró el inicio, sin
disimulo, de “la vía venezolana al socialismo”. De allí en adelante se armó con
leyes y órdenes revolucionarias.
Expresiones como “tarde piaste, pajarito”,
que Luis Herrera Campíns hizo popular durante su mandato; o “ni lo
uno ni lo otro, sino todo lo contrario” que Carlos Andrés Pérez usó
entre tartamudeos evasivos, quedaron desterradas del escenario político. El
Toronto fue sustituido por el “cafecito”, y se alteró la cotidianidad.
Pero, por encima de esta proclama con la
que Chávez inició su tercer mandato hasta 2013, hace 15 años, y que no completó
debido al cáncer que contrajo, en su aderezado discurso político como
presidente -el décimo en el cargo de la era democrática-, desde 1999, otras
expresiones le sirvieron para construir deliberadamente las bases del totalitarismo
sobre el que se asienta el nuevo sistema político, económico y social que
impacta aun hoy en la vida nacional.
“Lo que logra Chávez con esa
expresión es quebrar el sistema normativo de la sociedad. Y ese era en gran
medida su propósito: quebrar el sistema de lo correcto y lo incorrecto, y
lograr una destrucción institucional”
Ante la frase de Chávez “quien tiene
hambre o un hijo enfermo tiene que robar”, habla Roberto Briceño-León
Especialistas en sociología, seguridad
ciudadana, políticos, abogados y politólogos, consultados a lo largo de 2020 y
2021, citaron locuciones y hechos que consideraron hitos en la imposición del
modelo autocrático. Se sucedieron año tras año, luego de jurar, en 1999, sobre
la “moribunda” Constitución de 1961 que daría impulso a “transformaciones
democráticas”.
Se trata de la activación de una
estructura expresiva, con objetivos claros de dominación, que encierra también
la imposición de un glosario chavista, el cual ha sido inventariado por el
sociólogo Óscar Lucien, en su libro Neolengua roja rojita. “Una
eficaz articulación de locuciones populares, inconsistentes o manipuladas
referencias o alusiones históricas, jerga militar, propuestas propagandísticas,
todo consecuente con una estrategia política: la permanencia en el poder”.
“Quien tiene hambre o un hijo enfermo
tiene que robar…”
El 4 de febrero de 1999, a dos días de su
juramentación durante su primer desfile militar en Los Próceres, Chávez increpó
con esa frase a la presidenta de la entonces Corte Suprema de Justicia, Cecilia
Sosa Gómez, y al diputado Luis Manuel Esculpi. “Si yo tuviera a mi hija
enferma y no tuviera con qué llevarle una medicina y comida, yo saldría a la
calle a robar”.
“Básicamente, lo que logra Chávez con esa
expresión es quebrar el sistema normativo de la sociedad. Y ese era en gran
medida su propósito: quebrar el sistema de lo correcto y lo incorrecto, y
lograr una destrucción institucional”, refirió el sociólogo Roberto
Briceño-León. “Después, la violencia y el delito en Venezuela, en gran parte,
no tienen que ver con la pobreza ni con el hambre, sino con esa destrucción
institucional. Las instituciones son reglas. En una sociedad, la regla es que
robar es malo. Y si una figura de autoridad, la primera figura del país que es
el presidente, dice lo contrario, está yendo en una dirección distinta a la de
la sociedad. Y era eso lo que buscaba Chávez: hacerse simpático a la gente, no
solo con populismo, sino además generar un impulso para llegar a esa
comunidad”.
El especialista en violencia recordó que
10 años más tarde, Chávez incorporó en su discurso político la palabra ‘bienandros’,
en sustitución de malandros, y “frenó” las detenciones infraganti establecidas
en el Código Orgánico Procesal Penal (1999). “Aquella expresión, ‘las manos
contra la pared’, desaparece y ocurre el momento de impunidad, porque las
policías sentían que no tenían respaldo para actuar”, indicó. “Hay una
discusión desde la sociología del derecho y la teoría del derecho muy profunda
sobre los atenuantes en un delito, pero un presidente de la República está
obligado constitucionalmente a cumplir y hacer cumplir la ley”.
Para el comisario general Rafael
Rivero Muñoz, esa frase no fue un exceso ni una ligereza más. “En términos
políticos, estratégicos y tácticos, se trató del ‘banderazo’ que dio partida a
la ‘carrera’, cuyo destino está en proceso de consolidación, mediante un
primitivo o, al contrario, elaborado método de desmembramiento del cuerpo
social e institucional, dirigido en contra de la organización social, para
lograr el control ciudadano”.
La “connotación especial” del desfile
militar
El desfile militar conjunto del 4 de
febrero de 1999 tuvo una “connotación especial”, observó, a finales de
2021, Luis Manuel Esculpi, dirigente político fallecido en abril de 2022.
Fue la primera advertencia a los mandos castrenses. “Lo realizó para sondear a
la Fuerza Armada y determinar si aceptaba un desfile militar para conmemorar el
intento de golpe de Estado de 1992. Fue la primera vez y lo hizo
conscientemente. Inclusive, él me lo comentó previamente”, afirmó Esculpi.
Muchos de los que luego fueron opositores
estuvieron en ese desfile, dijo. “Quería medir la reacción de desacuerdo entre
los miembros de la Fuerza Armada, y no la hubo. Chávez tenía que poner a prueba
a los mandos castrenses que derrotaron el golpe, no hubo ningún otro objetivo.
Fue su primer desafío en condición de presidente electo y juramentado. Desde entonces,
golpear a las instituciones fue un proceso progresivo, aunque en ese momento no
se declaraba socialista”.
“Prepárate, que esta noche te voy a dar lo
tuyo”
Las abogadas Paulina Gamus,
parlamentaria destacada del extinto Congreso Nacional, y María Cristina
Parra, exjuez de Familia y Menores, señalaron, por igual, las palabras que
Chávez dirigió a su segunda esposa, el 14 de febrero de 2000, Día de San
Valentín, como las de “mayor violencia estructural contra la mujer y la familia
venezolana” e instigadoras de machismo.
Parra, especialista en los derechos de la
mujer y la familia, recordó que la violencia de género se expresa de muchas
maneras (física, sexual, psicológica, económica), las cuales se interrelacionan
y afectan a la mujer “desde que nace hasta la edad adulta”. “Esta frase, sin
duda, es una forma de violencia psicológica y sexual, una forma de maltrato que
transgrede nuestra intimidad. Si lo vemos de otra manera, también representa
una gratificación personal para quien la pronuncia y, en especial, cuando la
dice frente a sus pares masculinos: reforzar su virilidad y su autoestima”.
“Chávez vino a tocarnos todas esas
teclas, la del resentimiento, la del mesianismo, la de la arbitrariedad, y así
empezó”
Ante la expresión de Chávez
“¡Exprópiese!”, Diego Bautista Urbaneja identificó en esa expresión “muchas
otras cosas”
“Tenemos que entender que existen
relaciones entre sexualidad, cultura y poder, y esta frase fue un acto de
connotación sexual que además de generar violencia y malestar en la mujer y en
la opinión pública; sin lugar a dudas, propicia una relación de poder entre el
individuo que acosa y la persona acosada, porque traslada a la esfera pública
lo relativo a la sexualidad que en nuestra cultura pertenece al ámbito privado.
Así se impone una diferencia de poder heredado de esquemas patriarcales y de
dominación que, lamentablemente, sigue existiendo en nuestra sociedad”.
“Pusieron la plasta”
El abogado penalista Alberto Arteaga
Sánchez consideró que la expresión que logró causar mayor daño al Poder
Judicial, el primer bombazo de otros en secuencia, fue la que lanzó contra los
integrantes del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), con mayoría
chavista, el 18 de agosto de 2002.
“Esos 11 magistrados no tienen moral para
tomar ningún otro tipo de decisión, son unos inmorales y deberían publicar un
libro con sus rostros para que el pueblo los conozca. Pusieron la plasta”,
protestó Chávez contra la sentencia que exculpó de juicio por rebelión a cuatro
militares activos que no acataron la orden presidencial de aplicar el Plan
Ávila el 11 de abril de 2002, y avalaron su renuncia tras el golpe. Luego,
convocó una marcha de protesta, en tono intimidante. Desde entonces comenzó a
afianzar la política populista, las misiones, con un lenguaje más agresivo en
esos sectores, entre leyes habilitantes.
“El contraataque a la sentencia del 14 de
agosto de 2022 fue la propuesta de una reforma de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia para que no se repitieran decisiones como la de exculpar a
los implicados en los sucesos del 11 de abril. Esa reforma, por la cual se
elevó el número de magistrados de 20 a 32, permitió al Gobierno un ‘supremo
tribunal’ a su medida. Así se convirtió en el garante del régimen y de sus
decisiones, sobre todo en épocas posteriores”, dijo Arteaga y citó el fallo que
declaró en desacato a la Asamblea Nacional electa en 2015, y que le permitió el
control total del poder.
De “Venezuela es el país más rico del
mundo” a “ser rico es malo”
El mandatario habló del valor del trabajo
en tres oportunidades solamente durante sus 13 años de gobierno. En sus
alocuciones, difundidas en cadena nacional de radio y televisión, y en su
programa dominical Aló Presidente, que se comenzó a transmitir el
29 de octubre 2000, ensalzó siempre la idea de que Venezuela era “el país más
rico del mundo”.
“Esa es la primera gran mentira que,
aunque ya existía, le dio más audiencia”, reveló el historiador y exrector de
la Universidad Católica Andrés Bello, Luis Ugalde, SJ. “El contenido,
expresado de diversas maneras, agravó la enfermiza convicción de que Venezuela,
a partir del petróleo, era un país rico. Y encontró allí la fuente del
resentimiento”.
En 2005, durante una reunión con
empresarios conservadores, el gobernante expresó: “Ser rico es malo, es
inhumano. Así lo digo y condeno a los millonarios”. Y avivó así la llama del
resentimiento, indispensable para el avance de la revolución.
“Yo creo que con ese lenguaje procaz
que usó rompió las formas, el protocolo necesario y, sin duda, las costumbres
del venezolano. (…) quien consideró que hablar así era normal y se hizo parte
de eso”
A la frase dicha por Chávez
“victoria de mierda”, Luis Manuel Esculpi señala
“Chávez llevó al extremo la idea
revolucionaria de los medios de comunicación, el trabajo y la iniciativa
emprendedora, que sacó de la pobreza a países como Francia y Alemania. Y lo
hizo desde la campaña electoral que le dio el triunfo en las presidenciales de
diciembre de 1999”, recordó Ugalde, como breve y necesaria introducción para
ilustrar cómo el presidente manejó esa contradicción.
“Durante la campaña, su fuerte siempre fue
ponerse en la piel del otro -si hablaba con el rey de España o con la reina de
Inglaterra- e interpretaba lo que al otro le podía gustar, y lo hacía cuando
quería caer bien. ¿Y qué le decía de Venezuela? ‘Nosotros somos el país más
rico del mundo, tenemos las mayores reservas del mundo, y si somos ricos, ¿cómo
se explica entonces que ustedes sean pobres?’. Esa era la pregunta fundamental
que Chávez hacía. ‘Y le voy a dar la respuesta’, decía. Y lo argumentaba así:
‘Entre la riqueza del país que es suya y usted, hay tres bandidos: el imperio,
los empresarios que por naturaleza son explotadores, y los partidos políticos
corruptos’”.
Y añadió el estudioso: “Le vino muy bien
para hacer el contraste. Si somos los más ricos y ustedes viven en pobreza, yo
tengo allí la fuente del resentimiento, alguien le ha quitado algo. Nunca dijo
‘tenemos que cambiar la cultura productiva’”.
La “victoria de mierda”
Para Esculpi, con esta frase, proferida en
destemplada reacción tras la derrota de su propuesta de referéndum
constitucional en 2007, el mandatario “comienza el desmontaje del Estado”. Es
la frase esencial para su revolución, opinó. “Él venía ganando todas las
elecciones por nueve años consecutivos, desde 1998, más allá del clientelismo y
del abuso de poder, y se sentía inquebrantable”, afirmó. “Chávez reconoció la
derrota por exigencia del Alto Mando, pero como con esa consulta él quería
imponer unas normas constitucionales, lo hizo luego por la vía ilegal, como
cambiar el nombre de la Fuerza Armada y crear vicepresidencias regionales”.
La frase tiene también significado para la
población, apuntó. “Después de los sucesos de abril, del paro petrolero y de la
Plaza Francia de Altamira, se corroboró que no tenía mayoría electoral. Lo que
esto demostró a la sociedad es que, después de muchos errores como la
abstención del 2005 en las parlamentarias, la oposición tenía gran capacidad de
recuperación; apareció el sentimiento antichavista y el hecho de que era
posible derrotarlo”.
Pero perder el referéndum también
evidenció que el presidente buscaría imponerse desde ese momento y evitar la
derrota. “Yo creo que con ese lenguaje procaz que usó rompió las formas, el
protocolo necesario y, sin duda, las costumbres del venezolano. La chabacanería
en el lenguaje que utilizó por igual en cadena nacional, en un mitin y en su
programa Aló Presidente, influyó también en el venezolano, quien
consideró que hablar así era normal y se hizo parte de eso. Aquí también
alimentó algo del resentimiento social”, razonó Esculpi.
“Habrá que meterle pena máxima”
Arteaga Sánchez citó, como otro hito del
desmontaje judicial, la condena pública que hizo el líder chavista contra la
juez María Lourdes Afiuni, el 16 de diciembre de 2009. Sin proceso, sin
derecho a la defensa, sin presunción de inocencia, la llamó “bandida” por haber
ordenado la libertad provisional del banquero Eligio Cedeño, detenido por
presunto fraude bancario.
“¡Yo exijo dureza contra esa jueza (…).
Habrá que meterle pena máxima, 30 años de prisión pido yo a nombre de la
dignidad de un país!”. Y agregó: “Ya lo hablé con la presidenta del Tribunal
Supremo de Justicia, Luisa Estela Morales (…). Un juez que libere a
un bandido debe condenarse a 30 años de cárcel”, ordenó el presidente, sin
disimular el irrespeto a la autonomía de poderes y la amenaza contra más de 100
jueces, la mayoría provisorios.
“El contenido, expresado de diversas
maneras, agravó la enfermiza convicción de que Venezuela, a partir del
petróleo, era un país rico. Y encontró allí la fuente del resentimiento”
Sobre la frase “ser rico es malo”, una
máxima de Chávez, Luis Ugalde, SJ, argumenta
“Fue el claro mensaje al Poder Judicial de
que cualquier decisión contra los intereses del régimen tendría una respuesta
de cárcel y condena, por atentar contra la voluntad del Gobierno. Los jueces
deben comportarse, entonces, a la altura de la ‘revolución’ y, por ello, a coro
-como ocurrió en la propia sede del TSJ- entonar aquella consigna de ‘iUh, ah,
Chávez no se va!’.Con esa expresión se evidenció que el Poder Judicial ha sido
el más eficaz instrumento para el ejercicio del poder y el control de los
restantes poderes”.
“¡Exprópiese!” y la “teoría del mondongo”
Sin embargo, por encima de cualquier otra,
no hay frase que resuma mejor la naturaleza del chavismo que aquella de
“¡Exprópiese!”, a juicio de Diego Bautista Urbaneja, politólogo e
historiador. Chávez gritó esa orden frente al edificio La Francia, situado en
las inmediaciones de la Plaza Bolívar del centro de Caracas, ante seguidores y
oyentes del Aló Presidente, el 7 de febrero de 2010.
Más allá de la intención amedrentadora que
en dos segundos dejó a casi 100 comerciantes de joyas sin sus empresas,
Urbaneja identificó en esa expresión “muchas otras cosas”. “Primero, yo hago lo
que me da la gana, no me importan las leyes, todo me importa un bledo y aquí
mando yo”. Las imágenes del momento, captadas por los medios, dejaron en
evidencia las manifestaciones de absoluto temor ante el anuncio sin fecha. “Nos
tomamos la precaución de sacar las cosas sabiendo que siempre, cuando dice
algo, lo cumple”, declaró a EFETV la gerente de una tienda.
Urbaneja resumió los efectos inmediatos en
la que denominó la “teoría del mondongo”. “Todos somos un mondongo, tenemos de
todo por dentro, somos buenos, envidiosos, mezquinos, mentirosos, todo eso está
ahí, y la responsabilidad del dirigente político es saber cuál de esos
elementos va a exacerbar”.
Identificó, como otros especialistas, el
resentimiento como factor fundamental de la revolución chavista. “Seguramente
tenemos elementos de resentimiento por algo contra alguien, pero no nos han
tocado esa tecla y por eso no somos resentidos, no actuamos así. Igual con el
mesianismo. Pero Chávez vino a tocarnos todas esas teclas, la del
resentimiento, la del mesianismo, la de la arbitrariedad, y así empezó”.
Consideró que “el gran pecado de Chávez”
fue sacar del mondongo lo peor. “De todas esas teclas la que mejor resume la
arbitrariedad, el ‘yo hago lo que me da la gana y la ley no vale’, es la de
‘¡Exprópiese!’, esa fue la peor. ¿Cómo afectó eso en la gente? Así como Chávez
tocó esa tecla, puede venir otro a tocar otra. No soy muy dado a creer que
estos años nos cambiaron para siempre, forman parte de una experiencia que
hemos tenido, que en los jóvenes va quedando, ellos hacen su propia idea del
país”.
Las colas de la necesidad, sin mesías
Durante su reflexión, Urbaneja mencionó
como hecho puntual las largas colas por comida, primero, y luego por gasolina,
ocurridas a lo largo de los años de “revolución”. “Fue necesidad pura, hambre,
y la reacción ha sido: ‘si no hago la cola, no como’. Frente a esto, los
venezolanos han sabido resistir sin violencia y sin mesianismos, dijo. Han
puesto el pecho, aunque hayan desmontado su parte emocional, como señaló la
psiquiatra Rebeca Jiménez, luego de un estudio de varios años.
“Por necesidad hacemos seis horas de cola
para echar gasolina, y nos salimos del carro y nos ponemos a hablar. No hay
violencia porque no es nuestra manera”. Tampoco han sido mesiánicos, dijo. “En
100 años nunca tuvimos un mesías. Con Chávez fue la primera vez. Pero los
venezolanos no somos mesiánicos, aunque tampoco estamos vacunados contra eso”.
A pesar de las expresiones y los hitos, la
población no se ha dejado envolver por la pasividad. “Buenos Aires estaría en
llamas si ellos hubiesen vivido lo que vivimos en Venezuela. Pero nosotros no.
Tenemos otra manera de ver las cosas, y la tuvimos siempre en la democracia
civil. No somos pasivos porque protestamos muchísimo, salimos a la calle en
manifestaciones inmensas, las más grandes ocurridas en América Latina. Hemos tenido
que enfrentar a un adversario sin ningún tipo de límites, dispuesto a todo. Con
Chávez fue distinto porque él tenía un respaldo popular, Maduro no. Pero hemos
hecho lo que sabemos hacer: manifestar, tratar de votar. Hemos resistido”.
—
*Nota de la autora: A cada uno de los especialistas aquí citados los entrevisté
durante los años 2020 y 2021, con la finalidad de recoger el pensamiento
rigurosamente histórico y sociológico que tienen sobre la construcción del
modelo chavista, y ofrecerlo para análisis posteriores. Resalto el aporte de
Luis Manuel Esculpi, exparlamentario y analista político, de probada solvencia
ética, ya fallecido el 9 de abril de 2022, a los 73 años de edad, con quien
tuve el privilegio de contar como fuente y consejero, en la elaboración de
trabajos periodísticos sobre temas de interés nacional, desde 1985.
La GRAN ALDEA
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