martes, 17 de enero de 2023

Marcos Pérez Jiménez y la negación de la libertad (I Parte)

 

Marcos Pérez Jiménez y la negación de la libertad (I Parte)

En enero de 1944 ya es jefe de la primera sección del Estado Mayor y comienza a soñar con un destino personal. Funda una organización clandestina dentro de las Fuerzas Armadas. Tienen en común sentirse “superiores” a sus superiores. Creen merecerse un destino con las riendas en la mano. Detrás de los acontecimientos que se desarrollan en Venezuela a partir de 1945, la impronta de Marcos Pérez Jiménez fue la marca distintiva.

Marcos Evangelista Pérez Jiménez es el hijo número dieciséis de los diecisiete que tuvieron Juan Pérez Bustamante y Adela Jiménez Cobos. Nació en Michelena, estado Táchira, el 25 de abril de 1914. Su padre era tachirense y su madre cucuteña. De hecho, el adolescente Marcos estudia el bachillerato en Cúcuta, en el Colegio Gremios Unidos, y al egresar se inscribe en la Escuela Militar, en Caracas. Tiene diecisiete años. Hasta allí llegó su vida andina.

En 1934 egresa como subteniente y en 1936 ya es teniente del Ejército, destacado en Maracay. En 1939 es enviado a Perú, donde estudia entre marzo y octubre en la Escuela de Aplicación de Artillería. Luego, estudia Comando y Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra de Chorrillos, entre 1939 y 1943. Entonces, regresa a Caracas con grado de capitán. Estos años en Perú serán decisivos para su “visión del mundo” y del papel que cree le corresponde a las Fuerzas Armadas en América Latina.

“La permanente violación de los Derechos Humanos en Guasina, y en todas las cárceles del país, no se informaba regularmente, y la gente se enteraba con base en relatos orales, que se pronunciaban en voz baja, y corriendo todos los peligros”

En enero de 1944 ya es jefe de la primera sección del Estado Mayor y comienza a soñar con un destino personal. En 1945 funda una organización clandestina dentro de las Fuerzas Armadas: la UMP (Unión Patriótica Militar) con sus compañeros de armas Mario Vargas, Edito Ramírez, Martín Márquez Añez, Oscar Tamayo Suárez y Julio César Vargas. Tienen en común sentirse “superiores” a sus superiores en temas de la profesión militar. Creen merecerse un destino con las riendas en la mano.

En 1945 se casa con Flor Chalbaud, hija del general Antonio Chalbaud-Cardona (quien había juntado los dos apellidos de su padre, el también general Esteban Chalbaud Cardona), y Angelina Castro Tejera. El general Chalbaud Cardona era un hombre muy respetado dentro de las Fuerzas Armadas. Marcos Pérez Jiménez con Flor Chalbaud Castro tendrá cuatro hijas: Margot, Flor Ángel, María Sol y Flor de María Pérez Chalbaud.

Golpe de Estado Civil-Militar del 18 de octubre de 1945

Rómulo Betancourt en su libro Venezuela, Política y petróleo apunta que Acción Democrática (AD) convino con el candidato del presidente Isaías Medina Angarita, el doctor Diógenes Escalante, entonces Embajador de Venezuela en los Estados Unidos de Norteamérica, respaldar su candidatura y Escalante se comprometió con la reforma de la Constitución Nacional para convocar elecciones universales, directas y secretas al final de su quinquenio presidencial. Ese acuerdo fue producto de un viaje discreto que hicieron  Betancourt y Raúl Leoni a Washington a conversar con Escalante, según explica Betancourt.

Antes de este acuerdo verbal, la logia militar Unión Militar Patriótica, mencionada antes, venía trabajando subrepticiamente para derrocar al gobierno de Medina Angarita. Sus razones eran más militares que políticas, y se fundamentaban en el resquemor que sentían estos jóvenes oficiales hacia sus superiores, ya que estos estaban formados dentro de la modernidad profesional, mientras sus superiores eran todavía herederos del sistema anterior. Sobre este particular, Pérez Jiménez en el libro de entrevistas con Agustín Blanco Muñoz, Habla el general, afirma lo siguiente:

“Al poco tiempo que yo regresé del Perú me ascendieron a Mayor. Comenzó entonces a gestarse la revolución de octubre. No la rusa, sino la nuestra. Era un movimiento contra el general Medina. A mi regreso ya había encontrado que había inquietud entre los oficiales. Entre otras cosas, se habían establecido unos cursos para sargentos y los ascendían a oficiales. Esto no caía bien entre los oficiales procedentes de la Escuela. Por otra parte, la nueva Escuela Militar que estaba haciendo el general Medina tenía una capacidad exigua. No tenía la capacidad para el número de alumnos necesarios a fin de producir suficientes oficiales para los reemplazos indispensables en un buen encuadramiento de las Fuerzas Armadas. Y se corría el rumor de que lo que había era el deseo de convertir a las Fuerzas Armadas en algo así como una policía nacional. Y nosotros veíamos esto como una manifestación, entre tantas, del grado de atraso en que estaba el país con respecto a otros países suramericanos, comenzando por la misma Colombia” (Blanco Muñoz, 1983:51-52).

Esta logia se desactivó cuando se llegó al acuerdo secreto entre Escalante, Betancourt y Leoni. Por otra parte, el descontento del expresidente Eleazar López Contreras y sus seguidores era absoluto, ya que el general quería regresar al poder y Medina pensaba que no era conveniente. Este descontento era de tal naturaleza que López Contreras y Medina Angarita ni siquiera se hablaban, y tampoco aceptaban intermediarios de buena fe que compusieran un acuerdo.

Todo lo anterior indica que convivían en el país tres proyectos de poder: a)Isaías Medina Angarita con su candidato Diógenes Escalante, apoyado in péctore por AD, sobre la base de un acuerdo de democratización electoral; b) El expresidente Eleazar López Contreras y sus deseos de regresar a la Presidencia de la República; y c) La logia de jóvenes militares que también buscaba el mando.

“La libertad de prensa no tenía vigencia en Venezuela, y los periódicos que se atrevían a publicar noticias contrarias a los intereses de la Junta de Gobierno padecían severos problemas de toda índole”

No es necesario recordar con detalle que Escalante perdió sus facultades mentales súbitamente en el Hotel Ávila, cuando se preparaba para asumir la Presidencia de la República. La enfermedad de Escalante descompuso el cuadro. Al proponer Medina Angarita a su ministro de Agricultura y Cría, el doctor Ángel Biaggini, en sustitución de Escalante, este no recibió el apoyo de AD, porque no había un acuerdo verbal con él y, por otra parte, se activó la logia militar de nuevo, manifestando que buscarían el poder al margen de la candidatura de Biaggini.

Esta vez AD optó por acompañar a los jóvenes militares y tuvo lugar el Golpe de Estado el 18 de octubre de 1945. Los conjurados contaban con un significativo apoyo dentro de las Fuerzas Armadas, pero sí Medina Angarita hubiera querido resistir tenía con qué hacerlo. Incluso, la Policía de Caracas le era fiel, pero optó por entregarse, para evitar un derramamiento de sangre. Fue encarcelado, al igual que el expresidente López Contreras, y otros altos funcionarios de su gobierno. A los pocos días fueron todos aventados al destierro.

En los primeros momentos se pensó que había sido el expresidente López Contreras y sus seguidores dentro de las Fuerzas Armadas quienes dieron el golpe, pero la sorpresa fue mayúscula cuando se supo que fueron otros actores. Un pacto entre la joven logia militar (UMP) y Acción Democrática (AD), condujo a la constitución de una Junta Revolucionaria de Gobierno el 19 de octubre, integrada por siete miembros y presidida por Rómulo Betancourt. Los miembros eran Raúl Leoni, Luis Beltrán Prieto Figueroa y Gonzalo Barrios por AD, el mayor Carlos Delgado-Chalbaud y el capitán Mario Vargas, por parte de las Fuerzas Armadas, y el médico Edmundo Fernández, quien sirvió de enlace entre estos dos grupos.

“El año electoral de 1952 comienza con problemas en la Universidad Central de Venezuela, hasta que se suspenden las actividades, yendo a parar a la cárcel muchos alumnos y profesores, mientras otros lograban salir al exilio”

Se necesitaron tres años para que las diferencias entre AD y los militares de la fórmula que dio el Golpe de Estado se hicieran notorias. Cuando otro Golpe de Estado derrocó al presidente Rómulo Gallegos en noviembre de 1948, y el mismo fue comandado por Carlos Delgado-Chalbaud, se hizo evidente para todos que el proyecto de AD y de los militares no era el mismo, pero eso lo veremos más adelante.

El día del Golpe de Estado del 18 de octubre de 1945 Pérez Jiménez había sido hecho preso en Maracay, fruto de una delación de la conjura. Una vez controlada la situación militar por parte del nuevo gobierno encabezado por Betancourt, el mayor Pérez Jiménez es ascendido a jefe del Estado Mayor del Ejército, y luego a jefe del Estado Mayor General. En otras palabras, mientras el comandante Carlos Delgado-Chalbaud era ministro de la Defensa, Pérez Jiménez tenía el control de las Fuerzas Armadas. En esta posición se mantuvo durante los dos años del gobierno de Betancourt (1945-1948) y los nueve meses del gobierno de Gallegos, y desde allí conspiró y orquestó el golpe del 24 de noviembre de 1948.

Golpe Militar del 24 de noviembre de 1948

La iniciativa del golpe militar contra Rómulo Gallegos la tuvieron Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, mientras Delgado-Chalbaud se sumó a última hora, y con muchas dudas. Se cuenta con testimonios que indican que si Delgado no se sumaba a la conjura sería dejado de lado. De modo que su dilema era álgido: o se sumaba y encabezaba la Junta Militar de Gobierno, siendo presidente, o se preservaba en honor a la legitimidad democrática y Gallegos, e iba preso. Optó por lo primero.

Junta Militar de Gobierno, encabezada por el comandante Carlos Delgado-Chalbaud (1948-1950)

Con la extraña aclaratoria según la cual la Junta Militar sustituye a un gobierno electo democráticamente para disponerse a convocar elecciones en lo sucesivo, comienza el gobierno de Carlos Delgado-Chalbaud. Entre sus primeras medidas está la de invalidar los juicios del Tribunal que condenó por peculado a los funcionarios de los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita. Muchos de ellos, entre otros Uslar Pietri, recuperaron sus casas. De inmediato, además, se ilegalizó a Acción Democrática, y muchos de sus dirigentes salieron al exilio o pasaron a la clandestinidad.

Al año siguiente (1949) la Junta ordenó la disolución de la CTV (Confederación de Trabajadores de Venezuela) y la de las Federaciones sectoriales, con lo que se le asestaba un duro golpe a una de las instituciones fundamentales del proyecto político de AD. También de inmediato, la Junta desconoció las disposiciones de la Constitución Nacional de 1947, y afirmó que imperaría la de 1936, salvo en los casos en los que la de 1947 fuese “más progresista”, afirmación difícil de comprender en su extensión y sentido. Conviene recordar que la de 1947 fue el producto de una Asamblea Nacional Constituyente y consagró la elección universal, directa y secreta.

La obra de dos años que encabezará Delgado-Chalbaud puede dividirse por áreas. Por una parte, lo que Pérez Jiménez y Llovera Páez hacían en las Fuerzas Armadas, donde ejercían un liderazgo indiscutible; y por otra, lo que Delgado hacía puertas afuera de los cuarteles, siempre insistiendo en que se trataba de un gobierno interino, que muy pronto convocaría a elecciones, en busca de una “democracia liberal, alternativa y representativa”.

Magnicidio de Delgado-Chalbaud (1950)

Han corrido ríos de tinta analizando el episodio, y sus causantes, del único magnicidio que ha ocurrido entre nosotros. Testimonios de bando y bando abundan, pero lo único cierto es que el comandante Delgado murió y, de inmediato, la Junta Militar comenzó a buscarle un sustituto, ya que Pérez Jiménez se cuidó mucho de no sucederlo él para no darle crédito a la hipótesis del interés en su muerte.

En los días sucesivos, se pensó que el doctor Arnoldo Gabaldón sucedería a Delgado, como había sido su voluntad, y de hecho comenzó a despachar desde Miraflores a la espera de la confirmación en el cargo por parte de la Junta Militar, pero ello no ocurrió, sino que la Junta prefirió al doctor Germán Suárez Flamerich, entonces Embajador de Venezuela en Perú, quien tomó posesión el 27 de noviembre, modificándose entonces la denominación de la Junta, pasando a llamarse Junta de Gobierno, ya que el nuevo integrante era civil.

Designación como Presidente de la Junta de Gobierno de Germán Suárez Flamerich (1950-1952)

Aunque buena parte de la historiografía simplifica los años que van de 1948 a 1958 como los de la dictadura militar de Pérez Jiménez, la verdad es que hay matices que no deben soslayarse. Uno es el de Suárez Flamerich, por más que sea unánime la opinión según la cual quien ejercía el poder era Pérez Jiménez y no el designado; ya que se trataba de una Junta de Gobierno en la que las Fuerzas Armadas tenían el mayor peso. Lo que podía hacer el civil que la encabezaba era muy poco, además de que no se cuenta con pruebas que certifiquen que pensaba distinto a los otros integrantes de la Junta de Gobierno.

El tema de las elecciones presidenciales y de los representantes al Congreso Nacional, que estaba pendiente para diciembre de 1952, la Junta de Gobierno lo resolvió decidiendo convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que redactara una nueva Constitución Nacional, en vez de elegir nuevo mandatario. En abril de 1951 se aprobó el nuevo Estatuto Electoral, que impedía que AD y el PCV se presentaran con candidatos a la contienda, no así URD y COPEI, con Jóvito Villalba y Rafael Caldera a la cabeza. La mano militar apretaba cada vez más sobre el cuello de la disidencia, y las persecuciones contra los integrantes de AD y el PCV arreciaban. De hecho, Alberto Carnevali, dirigente de AD, es hecho preso en mayo de 1951.

La escalada represiva

Pero la escalada represiva de la Junta de Gobierno va a incrementarse a partir del nombramiento de Pedro Estrada al frente de la Seguridad Nacional el 31 de agosto de 1951. La experiencia policial de Estrada se inició durante el gobierno de López Contreras, en 1936, cuando es nombrado jefe de la Policía de Maracay, para luego trabajar en la Policía de Caracas durante el gobierno de Medina Angarita. Vivió en los Estados Unidos en funciones de agregaduría en la Embajada de Venezuela allá, hasta que regresó en 1949.

Para octubre de 1951 el número de presos políticos asciende a cerca de dos mil, en su mayoría dirigentes de AD y el PCV, encarcelados en la Cárcel Modelo de Caracas y en las de las capitales de los estados, en particular en la Penitenciaría General de Venezuela en San Juan de los Morros. El campo de concentración de Guasina, una de las islas del Delta del Orinoco, se abre en noviembre de 1951, habitándolo cerca de cuatrocientos presos políticos.

La libertad de prensa no tenía vigencia en Venezuela, y los periódicos que se atrevían a publicar noticias contrarias a los intereses de la Junta de Gobierno padecían severos problemas de toda índole; de modo que de la permanente violación de los Derechos Humanos en Guasina, y en todas las cárceles del país, no se informaba regularmente, y la gente se enteraba con base en relatos orales, que se pronunciaban en voz baja, y corriendo todos los peligros. Las denuncias sobre la insalubridad de Guasina fueron insistentes, hasta que el campo de concentración se cerró en diciembre de 1952, fecha en que los presos políticos fueron trasladados a la cárcel de Ciudad Bolívar.

El año electoral de 1952 comienza con problemas en la Universidad Central de Venezuela, hasta que se suspenden las actividades, yendo a parar a la cárcel muchos alumnos y profesores, mientras otros lograban salir al exilio. Las detenciones no cesan, mientras el Gobierno se prepara con su agrupación electoral FEI (Frente Electoral Independiente) a participar en las elecciones de noviembre. AD y el PCV, que están ilegalizados, no pueden participar, mientras COPEI y URD deshojan la margarita en cuanto a hacerlo, hasta que optan por concurrir. Tienen lugar alzamientos puntuales en los cuarteles, a la par que el juego de inventos de atentados por parte del gobierno le da pie para seguir deteniendo a dirigentes, o asesinándolos, como fue el caso de Leonardo Ruiz Pineda, jefe de AD en la clandestinidad, el 22 de octubre de 1952 en San Agustín del Sur.

Las elecciones de 1952

Los comicios tuvieron lugar el 30 de noviembre de 1952, después de una campaña en la que URD recogió un apoyo notable, al punto que la concentración que logró en el Nuevo Circo de Caracas el 27 de noviembre es la más grande que se recuerda en aquellos años. Rafael Caldera y su partido COPEI recorrieron el país dando discursos. La asistencia del pueblo a las elecciones fue masiva, y las primeras cifras daban la victoria a URD, con una votación considerable de COPEI, mientras el partido del gobierno, el FEI, quedaba rezagado.

Bibliografía:

-Arráiz Lucca, Rafael (2012). El trienio adeco (1945-1948) y las conquistas de la ciudadanía. Caracas editorial Alfa.
Venezuela 1830 a nuestros días (2006). Caracas, Editorial Alfa.
-Blanco Múñoz, Agustín (1983). Habla el general. Caracas, Universidad Central de Venezuela.
-Castillo D’imperio, Ocarina (1990). Los años del Buldozer. Ideología política 1948-1958. Caracas, Fondo Editorial Tropycos-CENDES.
-Catalá, José Agustín. (1977). La resistencia en el régimen de Pérez Jiménez 1948-1952, Vol I. Caracas, ediciones El Centauro.
-Gómez, Carlos Alarico (2007). Marcos Pérez Jiménez. El último dictador. Caracas, Los Libros de El Nacional.
-Sierra, Manuel Felipe (2009). Marcos Pérez Jiménez. Caracas BBV N° 112, El Nacional-Banco del Caribe.



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