Lula da Silva arrecia purga de bolsonaristas en el Gobierno
"Tenemos que sacar a los bolsonaristas que se esconden ahí a montones", dijo el mandatario brasileño, mientras el expresidente Jair Bolsonaro anunciaba su regreso al país para asumir el liderazgo de la oposición
Luiz Inácio Lula da Silva no ha cumplido todavía mes y medio como presidente de Brasil, pero eso no lo ha detenido para revelar sus verdaderas intenciones políticas. A inicios de febrero admitió que pretende mandar hasta el año 2030 y en las últimas horas exhortó a arreciar la purga contra simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro que puedan quedar en el Gobierno federal.
“Lo que hay que tener es un poco de paciencia, porque solo llevamos 40 días en el gobierno. Ni siquiera hemos logrado armar los equipos que tenemos que armar, porque tenemos que sacar a los bolsonaristas que se esconden ahí a montones”, dijo durante un acto de relanzamiento del programa socialista «Mi casa Mi Vida» creado durante su segunda presidencia para subsidiar viviendas.
El encargado de hacerlo será Rui Costa, jefe de Gabinete, quien a juicio de Lula, «tiene que firmar las medidas para sacar a esas personas que están infiltradas». Es así como el mandatario y amigo de dictadores latinoamericanos pone en práctica un modelo ya repetido y represivo para ir contra quienes no piensen igual dentro de su gestión. Excluirlos, es una fórmula que le ha servido a varios de sus colegas para garantizar su permanencia en el poder.
Regresa Bolsonaro
En tanto Lula da Silva da luz verde para activar la persecución dentro del gobierno de Brasil, el expresidente conservador Jair Bolsonaro anunció que volverá al país en marzo para hacer oposición. «El movimiento de derecha no está muerto y vivirá», aseguró en entrevista con The Wall Street Journal.
Trabajará en conjunto con diputados en el Congreso y con dirigentes de gobiernos estatales para dar fuerza al mensaje que ya habían adelantado otro voceros del Partido Liberal y es poner freno a las pretensiones de Lula da Silva, ansioso no solo por instalar nuevamente el socialismo en Brasil, sino también por fortalecer una alianza regional que incluye a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. A pesar de las amenazas, incluso desde el Supremo Tribunal Federal (STF), Bolsonaro regresará a su país.
El exmandatario se reconoce a sí mismo como el líder de la derecha brasileña, ya que «no hay nadie más en este momento”. Ciertamente, tanto la población como los parlamentarios se apoyan en su figura cuando hablan de que el mandato del líder izquierdista no será fácil. Primero porque lo adversa casi la mitad de los electores del país, segundo porque en el Congreso los opositores son mayoría y tercero porque busca revivir un modelo que ha llevado a la ruina a otros países de la región.
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