¿Primarias para vencer a la MUD o al chavismo?
Si realmente queremos salir del chavismo, lo más importante ahora es vencer a la falsa oposición. Esta es la oportunidad que presentan las primarias
Este 10 de enero cumplí 10 años de haber salido de la MUD (Mesa de Unidad Democrática). Desde entonces mi mensaje ha sido que la MUD es igual al PSUV. En aquel momento fui tildado de loco y radical, hasta de infiltrado y fascista. Y una década después veo a una inmensa cantidad de venezolanos diciendo lo mismo: el chavismo y la falsa oposición son la misma cosa.
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No se imaginan lo difícil que fue en 2015 hacer entender esto en la opinión pública: sabíamos que una victoria de esos actores definirían la agenda de los próximos años dentro y fuera del país contra el chavismo. Han pasado 8 años desde entonces y los resultados hablan por sí solos. Analicemos este nuevo escenario hacia 2024, en el que se debate si se abre o no una oportunidad para legitimar a una oposición real al chavismo.
- La diáspora: va para 8 millones la cantidad de compatriotas que han salido del país por la realidad que se vive. Su gran mayoría, me incluyo, somos naturalmente contrarios al chavismo y responsabilizamos a la falsa oposición por darle estabilidad al régimen. El voto de la diáspora, por lo tanto, es un tubo de votos que castiga al colaboracionismo.
- La comunidad internacional: luego de la muerte del interinato, los aliados están a la expectativa de las primarias porque esto puede responder a la pregunta: ¿Quién es la oposición ahora? ¿A quién o a quiénes podemos apoyar?
- Todos contra los radicales: esta es la agenda de los partidos colaboracionistas. Todos están de acuerdo en que hay que acabar con las voces que se enfrentan realmente al chavismo para sacarlo del poder.
- El chavismo no es un monolito: las fracturas internas, el descontento, el miedo y el cansancio está presente tanto en las bases del chavismo como dentro de la FFAA y los cuerpos policiales. Pero ninguno de ellos, de los que quieren el quiebre, va a jugar a la salida del chavismo con una falsa oposición, pues se ha demostrado que ser perdedor se paga caro.
- La mafia de los servicios públicos: es la nueva manera en que se asfixia a los venezolanos, en la que participan chavistas y opositores desde el poder central hasta los municipios. Esto es algo como una democratización de la mafia, en la que se incorporan los colaboracionistas desalmados que quieren beneficiarse también a costa del sufrimiento de todos.
Si nos enfocamos en estos cinco aspectos básicos, podemos entender el afán de los falsos opositores junto al chavismo para desmotivar a las personas y que no participen de nada. Mientras menos personas participen de cualquier proceso, obviamente la MUD-PSUV aumenta su probabilidad de hacer creíble cualquier cosa para mantenerse vivos.
Pero, ¿esto quiere decir que el foco debe ser ganarle a Nicolás Maduro con su CNE? La MUD-PSUV necesita encarcelar a la gente en esa discusión, por esto más bien quiero proponer enfocar el debate en lo que realmente les duele y lo que más les importa en este momento: la legitimidad internacional.
Una oposición real, plantearía una agenda totalmente diferente a la que propone AD con VP, UNT y PJ. Ya se demostró que ellos quieren continuar viviendo de la renta que produce ser opositor. Ellos no quieren tomar el poder y gobernar, y lo peor, es que siendo gobierno interino demostraron cuan nefasto y perjudicial para la vida nacional sería que ellos sean los líderes de una nueva democracia: son la perfecta garantía de que el chavismo pueda volver en una elección posterior.
En este sentido, la MUD-PSUV tiene que garantizar que la diáspora no participe de la realidad política nacional, dejándola aislada, en silencio y excluida. No pueden permitir que tengan su parte en las primarias. Quieren que se olvide todo lo que se hizo sin CNE en 2016: todo lo que es posible hacer desde la organización ciudadana. La MUD-PSUV necesita a la comunidad internacional reconociendo a Maduro y a un nuevo Guaidó, mientras siguen desgarrando los bolsillos de nuestras familias con la mafia de los servicios públicos y la situación general de opresión que se vive en el territorio.
Ahora bien, ¿Qué haría una oposición real? Primero, reconocer, con respeto, a todos los que genuinamente tienen algo en común: valores y unas ideas políticas diferentes al socialismo. Enfocarían los esfuerzos de la comunidad internacional en una agenda para salir del chavismo, es decir, no van a mandar a nadie a bailar salsa o a tocar la cacerola en el momento de la chiquita.
Una oposición real aglutinaría a los militantes de los partidos que están cansados, incluyendo al chavismo que está bajo el yugo de los dizque beneficios sociales, un salario en algún ente público o todo aquel que puede fingir demencia, en el momento de la chiquita, cuando realmente se promueva un quiebre desde adentro. Es decir, una oposición real puede garantizar a los cuerpos de seguridad que habrá comando y dirección para ejercer el poder, sin miedo a que fracase a propósito como en 2002.
Por todo esto, si realmente queremos salir del chavismo, lo más importante ahora es vencer a la falsa oposición. Esta es la oportunidad que presentan las primarias: un momento político en el que es posible demostrar que la mayoría de los venezolanos no apoya a los colaboracionistas y que no queremos que nos representen ante el mundo.
Estamos en un mejor momento que en 2015: en aquel momento era obvio el fracaso, pero la mayoría de las personas no lo percibían. Hoy la gente ya está más clara. Sólo falta una chispa que prenda la mecha que ya está en el terreno para que esto pueda ser tangible a la vista de todos.
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