Putin abandona tratado de armas nucleares para presionar a Occidente
“Suspendemos nuestra participación y, antes de volver al acuerdo, queremos saber lo que persiguen países como Francia o Reino Unido y nos interesa el arsenal nuclear de la OTAN", notificó el mandatario ruso en su discurso anual ante la Duma Estatal y el Consejo de la Federación, las dos cámaras del parlamento.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, está dispuesto a concretar sus amenazas al mundo con el uso de armas nucleares para ganar la guerra contra Ucrania. Ahora anunció que abandonará el acuerdo internacional de supervisión de armamento estratégico ofensivo.
“Suspendemos nuestra participación y, antes de volver al acuerdo, queremos saber lo que persiguen países como Francia o Reino Unido y nos interesa el arsenal nuclear de la OTAN», notificó el mandatario ruso en su discurso anual ante la Duma Estatal y el Consejo de la Federación, las dos cámaras del parlamento.
El jefe de Estado ruso sospecha que «Estados Unidos está desarrollando nuevas municiones nucleares y el Ministerio de Defensa ruso debe preparar las pruebas y los ensayos necesarios aquí. No vamos a ser los primeros, pero si este tipo de ensayo los tiene EE. UU. nosotros también vamos a ensayar nuevas municiones nucleares». También, cree que «Francia y Reino Unido tienen arsenales que van modernizando y apuntan contra Rusia».
Putin usa a EE.UU. para radicalizarse contra Ucrania
Sin embargo, sus palabras representan una radicalización más de su embestida contra Ucrania, pero esta vez con impacto directo en su relación con Estados Unidos, porque el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (STAR III por sus siglas en inglés) incluye sólo a ambas naciones.
Este acuerdo suscrito en Praga (República Checa) el 8 de abril de 2010 se había prorrogado sin condiciones previas por cinco años el 4 de febrero de 2021 —un día antes de su expiración— para establecer un control a las armas nucleares de las dos partes, aumentar la transparencia y la predictibilidad en un panorama internacional incierto o reducir el riesgo de un enfrentamiento nuclear.
Putin ahora abandona el tratado y deserta del compromiso de limitar a 1550 sus cabezas nucleares y a 700 sus respectivos sistemas balísticos. Las consecuencias son impredecibles cuando el START III formar parte de otros pactos entre Washington y Moscú desde los años setenta, ente ellos, SALT I, primera tentativa de limitar sus arsenales nucleares entre 1972 y 1977, el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, que prohibía los misiles de rango de alcance entre 500 y 5500 kilómetros que venció en 2019, cuando Estados Unidos y Rusia se retiraron.
Un discurso con incertidumbres y el silencio del Kremlin
La incertidumbre crece, cuando además existe el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), clave para prevenir la propagación de las armas nucleares y la tecnología armamentística, promover la cooperación en la utilización de la energía nuclear con fines pacíficos e impulsar el objetivo de lograr el desarme nuclear y el desarme general y completo.
El TNP es un acuerdo extraordinario multilateral que representa un compromiso vinculante para los Estados poseedores de armas nucleares —entre ellos, Rusia— respecto al desarme. A su vez, es el único aplicable a escala mundial que prohíbe íntegramente las armas nucleares.
Es también el primer tratado que contiene disposiciones para abordar las consecuencias humanitarias relacionadas con el ensayo y el empleo de armas nucleares. ¿También lo abandonará, Putin? Faltan declaraciones del Kremlin.
Decisión con intenciones muy claras
Es un hecho que Putin busca conflictividad entre la comunidad internacional. El mandatario juega con las diferencias que existen sobre el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares negociado y aprobado el 7 de julio de 2017 en las Naciones Unidas, que entró en vigencia el 22 de enero 2021, considerando que de los 150 países firmantes, una treintena lo hizo sin ratificarlo.
Holanda fue el único país de la OTAN que tomó parte de las negociaciones, pero finalmente no se sumó al acuerdo ante la falta de potencias y de mecanismos de verificación provocarán que no se destruya «una sola arma».
Es un mensaje directo para presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien horas antes de emitir su convulso discurso pisaba Kiev para sostener una visita sorpresa con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
Putin está muy claro que mientras abandona el tratado flanquea la importancia que tiene en Washington el acuerdo para la seguridad nacional, sobre todo en la relación adversa que mantienen en este momento.
Victimización contra Occidente
El mensaje de Putin, en el que abandona el tratado de armas nucleares promovido como el slogan «sin vuelta atrás», evidenció una absoluta victimización frente al parlamento y el mundo, sin dejar espacio a las responsabilidades del Kemlin en los ataques contra Ucrania.
“Ellos empezaron la guerra y nosotros usamos la fuerza para detenerla», dijo para intentar justificar que hace una semana ordenó el despliegue de 100 aeronaves no tripuladas, cohetes y misiles para bombardear las ciudades de Járkov y Zaporiyia mientras Zelenski, regresaba de un viaje de tres días por Europa para pedir a los aliados de Ucrania enviar más armas, y más rápido.
En esa línea se mantuvo casi dos horas frente al micrófono para vociferar que “Occidente usará a cualquiera, terroristas, nazis, incluso al mismo diablo para luchar contra Rusia”.
Incluso llegó a sostener que “Occidente tenía planes agresivos” contra Moscú antes del inicio de la guerra en febrero del año pasado y desde entonces “se usa a los nazis, a los neonazis para luchar como parte de una política revanchista contra Rusia con el fin de crear núcleos de inestabilidad cercas de las fronteras”.
Las amenazas no faltaron. Según Putin, «Occidente no está consiguiendo nada y no va a conseguir nada». Su conclusión es que «Occidente quiere que el pueblo ruso sufra».
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