Liderazgos para cada ocasión, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidSomozaM
¿Qué es ser un verdadero líder? En el plano empresarial un líder es aquel que establece una meta en común en pro de la compañía y el personal, influye e inspira a su equipo de trabajo para alcanzar los objetivos y reta a cada uno de los miembros del grupo a siempre avanzar.
Ahora, ese liderazgo es un potencial y se puede desarrollar de diferentes formas y en situaciones muy distintas. Y precisamente por ello dentro de la literatura empresarial destacan los seis estilos de liderazgo que definió el psicólogo Daniel Goleman, autor de «Inteligencia emocional».
La importancia de lo planteado por Goleman es que sirve de guía para que un líder sepa qué tipo de líder es, si siempre lidera siguiendo un mismo estilo y cuál estilo le convendría adoptar para enfrentar las diferentes circunstancias que se pueden presentar en una empresa.
De acuerdo con Goleman, la gestión positiva de las emociones es más determinante para el éxito en la vida que el coeficiente intelectual. De allí que cada uno de los estilos de liderazgo que él describió se base en un determinado componente de la inteligencia emocional.
Además, cada estilo tiene un efecto distinto en la atmósfera de trabajo de una empresa, departamento o equipo. Para saber cuál es el tipo más útil en una situación determinada es necesario, en primer lugar, conocer todos ellos muy bien. Aquí una breve descripción de cada uno, según lo planteado por Goleman:
Visionario: este líder tiene una clara visión a largo plazo para la empresa y es capaz de motivar a los empleados haciéndoles conscientes de su papel. El momento más adecuado para utilizar este estilo es cuando la compañía se encuentra en crisis, ya que en esta situación de inestabilidad proporcionar una visión clara a todos los miembros, aumenta la motivación y la productividad.
Coaching: el objetivo principal de este estilo es el desarrollo de los empleados. El líder actúa como mentor y trabaja estrechamente con su equipo para identificar sus puntos fuertes y débiles; y así ayudar a los trabajadores a convertir sus debilidades en fortalezas. Este enfoque funciona mejor cuando el personal está consciente de sus puntos débiles y quiere mejorar su rendimiento.
Afiliativo: este liderazgo gira en torno a las personas, es decir, se basa en la creación de vínculos entre los miembros del grupo. De este modo, se consigue una cierta armonía y cooperación en la empresa, lo que redundará en un aumento de la productividad. Se recomienda cuando los conflictos son frecuentes en los lugares de trabajo, pues ayuda a los empleados a superar sus problemas personales y restablecer la confianza en la compañía.
Democrático: este liderazgo se basa en la idea de que los empleados deben participar en la toma de decisiones, lo que suele implicar numerosas reuniones. Por lo tanto, será especialmente útil en los casos en los que se disponga de mucho tiempo para elegir un curso de acción. Sin embargo, resulta inútil si el personal no está formado o no tiene suficiente información para emitir opiniones válidas.
Timonel: el papel de este líder es marcar una dirección y asegurarse de que se mantenga. Este tipo de liderazgo es especialmente eficaz cuando el líder es un experto en la materia, mientras que los demás miembros tienen poca experiencia. Su principal desventaja es que impide al equipo añadir un plus al proyecto final que no sea la réplica del modelo.
Coercitivo: este estilo a menudo se centra en dar instrucciones precisas que se deben seguir al pie de la letra, sin que los trabajadores puedan cuestionarlas. Se recomienda utilizar este tipo de liderazgo sólo en situaciones de crisis o en ciertas ocasiones en las que se requiere una acción rápida para lograr los objetivos. A largo plazo acaba con la motivación y la creatividad de los empleados, creando un efecto muy perjudicial en la cultura de trabajo.
Si bien cada estilo de liderazgo tiene rasgos muy específicos, no son incompatibles. Por el contrario, los mejores líderes son capaces de tomar elementos de cada uno y adaptarse a las necesidades del momento, lo cual es crucial tomando en cuenta que el entorno empresarial está cambiando continuamente y, ante ello, un líder debe responder como un profesional.
La recompensa de liderar como es debido son los resultados que se obtienen.
David Somoza Mosquera es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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