Los aguacates son el tesoro verde de Yaracuy y han llegado hasta a Rusia
Es el estado que más produce estos frutos en Venezuela. Este año esperan reactivar las exportaciones. Nancy Palacios, hija y nieta de agricultores, nos detalla el exigente perfil de un aguacate de exportación
Hasta hace unos 50 años, casi todos los aguacates que se consumían en Venezuela parecían unos «bombillos»: redondos abajo con una punta larga arriba. Por fuera solían ser de color verde claro, y la pulpa era amarilla-verdosa, muy brillante y cremosa.
Poco a poco empezaron a verse los aguacates redondos y de verde más oscuro que llamaban «injertos». Y era así: esos aguacates redondos eran híbridos que se hicieron entre los criollos y unas plantas que nacieron de semillas importadas desde República Dominicana.
Sin embargo, lograr que los híbridos adquirieran el sabor y la cremosidad acostumbrados en los aguacates criollos no fue fácil. Hernán Ferrer, ingeniero agrónono, investigador y doctor en Botánica, cuenta que los aguacates actuales venezolanos están mejorados genéticamente por el esfuerzo de varios investigadores agrícolas del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) pues, al principio, los cruces aumentaron tamaño y volumen de pulpa, pero mermaron la proporción de aceites y agua.
Ya han pasado cerca de 60 años desde que llegaron las primeras semillas y ahora todos esos aguacates son venezolanos de pura «pepa». Incluso han surgido distintas variedades a partir de esos primeros híbridos. Por ejemplo, tan solo en el estado Yaracuy, que es actualmente el primer productor de aguacates del país, han sembrado cerca de 16 especies de estos sabrosos frutos.
Nancy Palacios, de la Asociación de Fruticultores Bastidenses de Yaracuy, explica que, en ese estado, el municipio que más aguacates produce es el Arístides Bastidas, bautizado así en honor al periodista científico del mismo nombre, que nació en esa tierra yaracuyana.
En el municipio Arístides Bastidas han sembrado cerca de 450 hectáreas con aguacates. Incluso han enviado muestras a Rusia, y se preparan para activar las exportaciones, comenzando con Aruba y Curazao, que pronto reabrirán las fronteras comerciales.
Los aguacates de Yaracuy ya llegan a toda Venezuela y «son muy cotizados por su excelente calidad, que viene dada por los buenos suelos que tenemos en el estado. Es de los favoritos del país porque son muy cremosos», asegura Nancy, técnico en Mercadotecnia y también hija y nieta de sembradores de aguacates.
Actualmente, las variedades más comunes que se cosechan en Yaracuy son Chokette, Monroe, Nela, Catalina, Caja Seca, Polo Liso, Polo Negro, Russell y Criollo.
Comenta Harry Rivero, actual vicepresidente de la Ruta Turística Gastronómica de Yaracuy, que las variedades que más gustan a los venezolanos para el consumo son la Pollock Liso y la Chokette porque son «considerados como una mantequilla vegetal».
Los más grandes son los Monroe que en Yaracuy han llegado a pesar 1,6 kilos pero en otros sitios han llegado incluso a los 2,5 kilos. Sin embargo, y en términos cuantitativos, esos árboles dan cosechas más pequeñas, es decir, menos aguacates por planta.
Aguacates de exportación
La época de aguacates en Yaracuy comienza a principios de abril (a veces a finales de marzo, si se adelanta) y dura hasta principios de enero. Entre enero y marzo, los productores entran en «recesión» y se dedican a podar y cuidar las plantas.
Por ello, las exportaciones de aguacates solo son posibles a partir de abril. Este año, la Asociación de Fruticultores se está preparando para exportar a varios países, comenzando por Aruba y Curazao que se espera que pronto reabran las fronteras comerciales.
Cualquier aguacate no es digno de exportación. Tiene que ser, literalmente, perfecto.
«Debe pesar un mínimo de 450 gramos, estar completamente sano, no tener ni una pequita y ser de altisima calidad», resume Nancy el exigente perfil.
La variedad de aguacate que se envía a cada país se selecciona según la cantidad de días que el verde fruto tarda en madurar.
«Por ejemplo, a Aruba y Curazao se envía una variedad que madura en pocos días, pero a Rusia hay que mandar la que tarda más», explica.
Así, a los países cercanos llegan variedades como Catalina, Nela o Polo Liso y a Europa o Asia pueden mandar el Polo Negro o el Chokette.
Es todo un equilibrio entre el punto exacto en que puede arrancarse del árbol sin que se «pasme» y no madure, y los días que demora en estar apto para el consumo.
De Yaracuy para Rusia
En 2021, los aguacates de Yaracuy llegaron a Rusia, aunque en prueba piloto.
Fue una exportación de prueba, coordinada por Nancy Palacios y con supervisión directa de la Embajada de Rusia en Venezuela. Los trámites los hizo una empresa exportadora en Maracay.
«Los aguacates llegaron perfectos», asegura Nancy.
¿Y entonces por qué no siguieron? El mayor problema para los fruticultores es la enorme comisión que cobran las empresas exportadoras. Asegura Nancy que les deja muy pocas ganancias. Por ello se han aliado con Marisol Mujica, que conoce la tierra y el trabajo, y que es afín a ellos.
Con sello yaracuyano
Una mata demora entre 4 y 5 años para ofrecer una cosecha fructífera. Las familias de Yaracuy siembran aguacates para uso doméstico desde hace 70 años, pero apenas comenzaron a comercializarlos hace 30. Sin embargo, siempre ha sido igual: se vende a distribuidores o a grandes redes de comercios y la trazabilidad del producto se pierde.
Ahora los cultivadores de Yaracuy quieren que los consumidores de todo el país identifiquen las fruta de su tierra y, para ello, ya registraron su marca y, dentro de poco, harán calcomanías para poner en las cáscaras de los aguacates, como se ve en las frutas y vegetales en otros países.
Un valor agregado reciente en las plantaciones de aguacate es la siembra, debajo de los árboles, de plantas de cacao. Esto ha impulsado de forma importante el cultivo cacaotero en el estado, comenta Harry Rivero.
A simple vista, los aguacates de Yaracuy se parecen a los del resto del país, pero Nancy Palacios dice que los de su estado son cotizados porque «son muy cremosos y tienen un punto dulzón».
«Como la Asociación de Frutos Bastidenses Yaracuyanos estamos logrando tener nuestra marca, registro, nombre y nos organizamos para comercializar con un sello», dice Nancy.
No es fácil porque muchos de los miembros de la asociación son pequeños productores «y algunos están reacios a creer en la publicidad».
La asociación cuenta con miembros profesionales, con economistas, y con Marisol Mujica, una yaracuyana que tiene una empresa de exportación, que los ayudará a traspasar fronteras. «Entre todos recopilamos información para educar y hacer reaccionar a todos los productores», expresa.
Además cuentan con el apoyo de la Ruta Turística Gastronómica de Yaracuy, un movimiento que difunde el valor del estado.
Entre los aportes de la Ruta a los fruticultores está el consumo sostenible de los aguacates entre los negocios miembros, con la capacitación de productores y sus familiares para que puedan desarrollar recetas innovadoras, y haciendo mención «en cada ventana que se abre», dice Harry, sobre las bondades del aguacate producido en esas tierras.
«También estanos planificando una ruta turística del aguacate, en conjunto con productores y operadoras de servicios turísticos dentro del Estado y fuera de él», agrega Harry.
La exportación sería una gran noticia para los venezolanos en la diáspora que añoran los aguacates, sobre todo porque el mercado internacional está dominado por la variedad Hass, con mucho sabor pero muy pequeños, y con la semilla difícil de extraer. Extrañan el tamaño y la cremosidad de los venezolanos, que combinan con todo y que son uno de los principales ingredientes de la arepa favorita, la reina pepeada.
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