Al árbol caído
“Cuando podan severamente o talan un árbol, con él muere parte del ecosistema de la zona. La Alcaldía de Chacao no ha dicho si además de la poda y la tala, el municipio tiene algún plan fitosanitario que garantice la salud de los árboles que sobreviven y la necesaria reforestación de especies idóneas. Los árboles no son agresores. No tenemos nada que celebrar el Día del Árbol (el último domingo del mes de mayo)”.
La Alcaldía de Chacao no ha dicho nada sobre la nueva poda severa que se ejecutó recientemente en la Urbanización El Bosque, a pesar de que el alcalde Gustavo Duque, como cualquier sujeto de nuestro tiempo, sucumbió a la tentación de ser el mensajero y el mensaje, y por eso usa las cuentas oficiales de la Alcaldía para colgar videos ‘selfie’ en los que juega a ser el decisor y el héroe, porque se presenta al lugar donde cayó un árbol o se asfalta una calle. Pero rendir cuentas no levanta igual interés y por eso guarda silencio. La tala y la poda de árboles no debería ser una tarea aislada, sino que tiene que responder a algún plan coordinado, que por protocolo debió aprobar el Concejo Municipal. Entonces, ¿a cuánto asciende el presupuesto de ese plan?, ¿quién ejecuta el plan y quién supervisa esa ejecución?, ¿por qué tapan los alcorques de los árboles talados, negando toda posibilidad de sustituirlos?, son algunas de las preguntas que deben responder las alcaldías, porque están al servicio de los ciudadanos, y porque las cuentas en redes de entes públicos no son para la propaganda personal.
Silenciar la crítica
En febrero critiqué el mural que decora las paredes que aíslan un terreno en Altamira de la otrora Corporación Andina de Fomento (la CAF, hoy llamada Banco de Desarrollo de América Latina). En su momento me resultó cínico ‘honrar a la naturaleza’ pintando hojas de colores mientras se arrancaban árboles en el mismo municipio. Eso provocó la ira de los ejecutantes y del propio alcalde Duque, quien me acusó de estar desinformada y retó mi seriedad ‘invitándome’ a corregir mi criterio. Apenas dos semanas después talaron una caoba que quedaba en una de las esquinas del terreno, no hicieron ningún esfuerzo por preservar un árbol sano. Sobre ese mural de la CAF se discutió en las redes sociales e incluso hubo expertos como Plantados y Caracas a Pie, que presentaron propuestas para convertir la zona en un verdadero bulevar. La Alcaldía de Chacao tuiteó que quería una reunión para conocer sus propuestas, pero fue una invitación que jamás honraron. Lo importante era bajarle el volumen a la mención de la CAF. Es gestión de crisis comunicacional, pero no ambiental ni urbana.
El derecho a pedir explicaciones
Cuando podan severamente o talan un árbol, con él muere parte del ecosistema de la zona. Los árboles no sólo proveen oxígeno, descontaminan el aire, absorben ruido y aminoran el calor, sino que sirven de hogar a centenas de animales que igual contribuyen con el equilibrio ecológico. El domingo pasado, tras la nueva poda en la Avenida Principal de El Bosque, había pájaros y ardillas en el suelo, que no iban a comprar vegetales al mercado chino sino que estaban desorientados. Los ciudadanos tenemos el derecho a exigir respuestas cuando el error se convierte en una política de Estado: la poda severa y la tala no son un problema estético sino de salud pública. Además, suelen desequilibrar a los árboles para acelerar su caída y luego felicitarse por haberlos cortado.
La próxima vez que pasen por el municipio cotejen cómo han cambiado la estructura de los troncos de los árboles por haber sido sistemáticamente mal podados, lo que los ha dañado de forma irreversible, y los ha hecho más débiles. Serán las próximas víctimas. Ignoro si la poda severa contribuye a bajar los costos por barrer las hojas, pero esa es la excusa que leí más veces, un razonamiento que entrevera un enorme desprecio por la naturaleza y justifica un crimen ecológico por practicidad. Cuando el calor nos agobie, extrañaremos esas ramas y esos árboles que ya no están. Extrañaremos las raíces cuando los terrenos cedan y aumenten las inundaciones y deslaves.
La Alcaldía de Chacao no ha dicho si además de la poda y la tala, el municipio tiene algún plan fitosanitario que garantice la salud de los árboles que sobreviven y la necesaria reforestación de especies idóneas. Que tapen los alcorques para no sembrar más es una respuesta, la peor, pero alguien tiene que explicar por qué una gestión se cree con el derecho de imponer a sus ciudadanos unas calles desiertas y además ofenderse hasta llegar a agredirte con funcionarios, asesores y militantes, si les pides una explicación. No sólo lo hacen mal, sino que esperan ciudadanos sumisos ante las malas decisiones.
Burocracia con chicha
Para el próximo sábado 27 de mayo, la Alcaldía de Chacao planificó una actividad por el Día del Árbol, en la que un par de profesionales hablarán sobre las especies que perseveran en un par de plazas del municipio; actividad que cerrarán brindando con una chicha. La actividad cuesta 4 dólares que se deben pagar a tasa del Banco Central de Venezuela. ¿Cuánto de esos 4 dólares será destinado a un plan fitosanitario y cuánto a un plan de reforestación? Es la pregunta sin respuesta. Pero para poder participar en la actividad tienes que haber visto la convocatoria en Twitter, allí te piden que escribas a una cuenta en Instagram, desde la que luego te enviarán una dirección de correo electrónico para escribir y será en la respuesta al correo donde enviarán los datos de la cuenta bancaria en la que debes depositar el dinero. Es decir: hace falta un trámite de cuatro estaciones burocráticas para tener la información necesaria para decidir si quieres ir a la actividad con la que esperan honrar a los árboles que cada día vulneran. La cuenta, por cierto, no es de la Alcaldía sino una personal.
Lo más grave
Cada denuncia que he hecho sobre las podas severas y las talas ha recibido en redes muchas otras denuncias, desde diversos estados de Venezuela, en los que también están acabando con sus árboles. Se suman varias hipótesis conspiranoicas sobre negocios de muebles, exportación de madera y hasta pizzerías que trabajan con leña gracias a estas agresiones contra los árboles. Sean verdad o no, lo cierto es que aún no tenemos una explicación oficial, pero sí hay activo un guion en contra de los árboles, como si sobraran, como si la naturaleza decidiera conspirar contra el alumbrado o las tuberías y eso no fuese el resultado de la baja inversión que se ha hecho para su correcto mantenimiento. Los árboles no son agresores. Fueron otras personas las que decidieron qué sembrar, y si esas especies resultaron inadecuadas para la ciudad o no fueron cuidadas, no basta ahora con arrancarlas, porque eso viola todo criterio de sostenibilidad. No es más pop un mural o una pantalla eléctrica que tener una ciudad cada vez más verde.
Los árboles son imprescindibles
Las fotos y videos de cómo violentaron el legendario samán de El Cigarral, en El Hatillo, deberían ser un documento para revisar en colegios y liceos todo lo que no debe hacerse si quieres preservar un árbol. Aunque las autoridades insistan en desentenderse de su responsabilidad, la verdad es que son las alcaldías las que aprueban el desarrollo de las obras. Ergo, es su tarea ver si un contratista violenta el ecosistema con su construcción. No tenemos nada que celebrar el Día del Árbol (el último domingo del mes de mayo), pero sí podemos ponernos de acuerdo para ayudar con el mantenimiento de los árboles que aún perseveran, desde hacer tareas tan sencillas como recoger las semillas, clasificarlas y aprender más sobre árboles autóctonos, hasta tomarle fotos a los árboles de las rutas que hacemos con más frecuencia, como una forma de preservar nuestra historia verde. La pérdida de la diversidad amenaza la conservación de la vida. Los árboles no son accesorios en una maqueta. Los árboles son imprescindibles para vivir.
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*Las fotografías, autoría de Naky Soto, fueron facilitadas al editor de La Gran Aldea para documentar este escrito.
LA GRAN ALDEA
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